ERC, los empresarios y el s¨ªndrome de Peter Pan (II)
No pretendo hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo. S¨®lo quiero sacar ense?anzas del fracaso de la primera experiencia de gobierno de izquierdas y catalanista; ense?anzas que nos ayuden a comprender lo que ha pasado, a la vez que hagan m¨¢s llevadero el tono bronco y dram¨¢tico de la vida pol¨ªtica y permitan hacerlo compatible con las necesidades de modernizaci¨®n y crecimiento econ¨®mico.
La primera lecci¨®n es que las buenas pol¨ªticas no hacen por s¨ª solas una buena pol¨ªtica. El tripartito ha logrado algunas buenas pol¨ªticas en sanidad, ense?anza, dependencia, marginalidad, competitividad, infraestructuras y energ¨ªa. Lo que le ha fallado -o, m¨¢s bien, le ha explotado en las manos- es la Pol¨ªtica con may¨²scula.
La segunda lecci¨®n es que estamos abocados a vivir con una esquizofrenia y un nivel de ruido pol¨ªtico muy elevado y creciente. Por un lado, la pol¨ªtica catalana mantendr¨¢ permanentemente relaciones de complementariedad y conflicto con la pol¨ªtica espa?ola. A mayor intensidad de las fuerzas centr¨ªfugas o soberanistas, mayor ser¨¢ tambi¨¦n la reacci¨®n de las fuerzas centr¨ªpetas. Al Diguem no de Esquerra (ERC), se opondr¨¢ el Digues no del PP y de la nueva fuerza Ciutadans de Catalunya. Por otro lado, la esquizofrenia social aumentar¨¢ porque, a la vez que la pol¨ªtica tender¨¢ al autogobierno, la econom¨ªa y la empresa tendr¨¢n que ser m¨¢s interdependientes con las del resto de Espa?a.
La tercera lecci¨®n es que los actores principales de esta historia tienen que vencer la tentaci¨®n de comportarse como autistas y resistir el v¨¦rtigo de hacer tabla rasa de todo lo avanzado. La funesta man¨ªa de volver a comenzar. Me referir¨¦ hoy a Esquerra porque, previsiblemente, su papel en la pol¨ªtica catalana continuar¨¢ siendo importante.
No era inevitable, pero dadas las prioridades del Pacto del Tinell, el tripartito ten¨ªa muchos n¨²meros para no aguantar la legislatura. De las dos opciones que ten¨ªan para fortalecer la coalici¨®n y centrar su labor de gobierno, eligi¨® la m¨¢s azarosa.
La primera era dedicarse cuatro a?os a gobernar y a demostrar que la coalici¨®n de izquierda y catalanista pod¨ªa mantenerse unida y hacer mejores pol¨ªticas sociales y econ¨®micas que las de los gobiernos anteriores. Unas nuevas pol¨ªticas que reorientaran la vida pol¨ªtica y social hacia el binomio izquierda-derecha y a los derechos y deberes de ciudadan¨ªa m¨¢s que al patriotismo. La segunda opci¨®n era meterse en el proceloso camino de la reforma estatutaria. Hacerlo abocaba a dos cosas. En el frente interno, significaba alterar el statu quo pol¨ªtico para arrebatar a CiU el monopolio del patriotismo y de la naci¨®n catalana. En el frente externo, significaba abrir la caja de Pandora de los agravios con el resto de Espa?a. Demasiados frentes para una coalici¨®n que daba sus primeros pasos.
Hab¨ªa varios riesgos. Uno era que ERC no estuviese a¨²n en condiciones de soportar la presi¨®n de gobernar dada su cultura pol¨ªtica, m¨¢s propia de una organizaci¨®n asamblearia que de un partido de gobierno, y la falta de liderazgos internos consolidados.
Por mi parte, expres¨¦ ese temor en un art¨ªculo titulado Esquerra Republicana, los empresarios y el s¨ªndrome de Peter Pan, publicado en este diario unos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones y antes de formarse el tripartito. Frente al rechazo de una parte del empresariado catal¨¢n, que propugnaba una alianza entre el PSC y CiU, defend¨ª la oportunidad de la coalici¨®n entre el PSC, ERC e IC. Pero expresaba un temor: que a ERC le sucediese como al personaje de James M. Barrie. Que se negase a crecer y optase por mantener actitudes de adolescencia pol¨ªtica.
Ese art¨ªculo me vali¨® cr¨ªticas desde el mundo empresarial, pero pensaba que val¨ªa la pena pagar el coste social de incorporar a Esquerra a la gobernabilidad. A la vista est¨¢ que ERC no ha sabido soportar la presi¨®n y ha ca¨ªdo en el s¨ªndrome de Peter Pan. Su comportamiento ha respondido en algunos casos a la actitud prepotente del yo estoy bien, t¨² est¨¢s mal. Quiz¨¢ el caso m¨¢s paradigm¨¢tico fue el de la candidatura de Madrid a los Juegos Ol¨ªmpicos y la posterior intimidaci¨®n al mundo empresarial catal¨¢n en el caso del cava. El pen¨²ltimo episodio fue imponer el nombramiento de Xavier Vendrell, y el miedo a imponer su liderazgo para mantener el apoyo de sus bases a la obra pol¨ªtica del propio tripartito: el Estatuto.
En su descargo hay que decir que tiene que ser muy duro levantarse una ma?ana y ver en todos los medios que tu pareja pol¨ªtica en Madrid se ha liado con tu principal adversario, despu¨¦s que t¨² le hab¨ªas demostrado una lealtad encomiable apoy¨¢ndole sin fisuras en todas sus batallas y leyes. Todo un drama esc¨¦nico que exigir¨¢ analizar en otro momento la conducta implacable y arrolladora de Rodr¨ªguez Zapatero.
Pero de la misma forma que Pasqual Maragall ha sabido llevar sin aspavientos su maltratada dignidad pol¨ªtica y seguir adelante, los l¨ªderes de Esquerra se han dejado arrastrar por el ¨®rdago de Rodr¨ªguez Zapatero y han respondido con un ¨®rdago propio.
Mi temor es que, de nuevo, ERC se deje llevar por el s¨ªndrome de Peter Pan, caiga en el victimismo y perjudique los intereses del pa¨ªs. Este temor est¨¢ alimentado por las primeras declaraciones de sus l¨ªderes, que ven las causas de sus males no en errores propios, sino en los intereses de la coalici¨®n psoeconvergente y del mundo empresarial.
Tenemos que esforzarnos en no mezclar pol¨ªtica con empresa. El temor de los empresarios es que la pol¨ªtica acabe rompiendo la unidad de mercado y perjudique la producci¨®n y el empleo del pa¨ªs. Como dec¨ªa Carlos Ferrer Salat, ?d¨®nde se ha visto que la metr¨®poli se separe de sus colonias?
Deber¨ªamos acostumbrarnos a que pol¨ªtica y empresa en Catalu?a vivir¨¢n en estado permanente de esquizofrenia. Mientras que la pol¨ªtica tender¨¢ al autogobierno, la empresa buscar¨¢ la interdependencia con Espa?a. S¨®lo siendo fuerte en tu mercado puedes afrontar la globalizaci¨®n. Habr¨ªa que saber convivir con esta esquizofrenia, aunque s¨®lo sea porque con las cosas de comer no se juega.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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