Falta un paso, sobran dos
A estas alturas, y salvo que alg¨²n contratiempo desagradable se cruce en el camino, afirmar que cada vez falta menos para que Rafa Nadal suceda a Roger Federer como n¨²mero uno del mundo es casi una obviedad. Todo est¨¢ a favor del ardoroso tenista mallorqu¨ªn: su edad, cinco a?os menor que la del fr¨ªo jugador suizo, su hambre de gloria, la ausencia por el momento de un tercero en discordia, y hasta cierta ventaja psicol¨®gica que empieza a gestar sobre su m¨¢ximo rival, quien no puede ganarle desde hace 13 meses y acumula cuatro derrotas consecutivas. Amo y se?or de la tierra batida, Nadal ya demostr¨® este a?o en Dubai que est¨¢ en condiciones de discutir mano a mano la supremac¨ªa sobre cemento, y s¨®lo queda saber si su progresi¨®n en hierba es suficiente para pelearle tambi¨¦n el cetro en esa superficie, ¨²nico reducto donde, hasta la fecha, Federer parece invencible. El resto es s¨®lo cuesti¨®n de tiempo, el que necesita el mallorqu¨ªn para ir descontando los casi 3.000 puntos de ventaja que ha acumulado el suizo durante todos estos a?os de dominio insultante.
La cuesti¨®n, entonces, pasa por vislumbrar si Rafa Nadal ser¨¢ un n¨²mero uno ef¨ªmero, como en su d¨ªa lo fueron Carlos Moy¨¤ y Juan Carlos Ferrero, o cabe ilusionarse con que el mallorqu¨ªn marque una ¨¦poca del tenis mundial, al estilo de los McEnroe, Lendl, Sampras o el mismo Federer. Y en este punto, al d¨ªa de hoy, el tenis de Nadal puede generar alguna duda. Porque si se analizan sus partidos es f¨¢cil llegar a la conclusi¨®n que, m¨¢s all¨¢ de su indiscutible talento, la base de su ¨¦xito se apoya en dos pilares: una inusual fortaleza mental y un generoso derroche de energ¨ªas. Y he aqu¨ª su punto d¨¦bil, quiz¨¢s el ¨²nico que se le pueda encontrar, pero tambi¨¦n uno de los m¨¢s dif¨ªciles de corregir y el que marcar¨¢ el destino de su futuro reinado.
Porque para gobernar el tenis mundial durante un largo tiempo es tan importante jugar maravillosamente como ahorrar esfuerzos, y eso es algo que Nadal a¨²n debe aprender. El p¨²blico y el espect¨¢culo agradecen esos puntos incre¨ªbles, ganados a base de largas carreras, devoluciones extremas y golpes inveros¨ªmiles; pero el f¨ªsico los odia. Ya le ocurri¨® este a?o, cuando el mallorqu¨ªn pag¨® el desgaste de su asombroso 2005, y debi¨® retrasar su inicio de temporada por problemas en el pie izquierdo, lo que le impidi¨® jugar la primera eliminatoria de Copa Davis y el Open de Australia, por ejemplo. Las articulaciones (tobillos, rodillas, hombros, codos...) son maquinarias sensibles, fr¨¢giles y, sobre todo, con mucha memoria, porque recuerdan cada esfuerzo que se ven obligadas a realizar, en un proceso acumulativo que acaba pasando factura.
La clave es economizarles trabajo y en este punto debe centrarse la tarea de los entrenadores y preparadores del tenista espa?ol. Es verdad que la propia experiencia le ayudar¨¢ en este sentido, y que Nadal no posee un saque tan definitivo como los de Sampras o Federer, lo cual le permitir¨ªa sentenciar el punto con el siguiente golpe, pero su evoluci¨®n depender¨¢ de que encuentre las claves para cerrar mejor los ¨¢ngulos y dominar m¨¢s los espacios, porque ello le llevar¨ªa a ahorrar un par de pasos en cada carrera, a acortar los desplazamientos laterales, a llegar con menos agobio a la red y a disminuir la extensi¨®n de los puntos. En definitiva, a prolongar la duraci¨®n del buen funcionamiento de sus articulaciones. Y basta con mirar algunos v¨ªdeos de Federer para tener un maestro en estas artes.
Porque nadie duda que para alcanzar el n¨²mero uno del mundo a Rafa Nadal le falta un solo paso, pero quiz¨¢s todav¨ªa le sobren un par de ellos para dejar un sello imborrable en la historia del tenis.
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