Una mafia con un estatuto de 16 art¨ªculos
No se conoce con exactitud cu¨¢ndo ni c¨®mo surgi¨® el grupo Primer Comando de la Ciudad (PCC), que act¨²a sobre todo en S?o Paulo, dentro y fuera de las c¨¢rceles, y que se disputa el poder con otro grupo rival denominado Comando Rojo (CR). Naci¨® probablemente en los a?os noventa en el Centro de Rehabilitaci¨®n Penitenciaria de Taubat¨¦, situado a 134 kil¨®metros de S?o Paulo, lugar adonde eran trasladados los presos indisciplinados que comet¨ªan asesinatos dentro de las c¨¢rceles o encabezaban rebeliones.
Se calcula que el comando tiene unos 768 miembros dentro de las c¨¢rceles, pero es imposible conocer cu¨¢ntos act¨²an fuera. La organizaci¨®n se dedica al tr¨¢fico de armas y drogas, secuestros y atracos, adem¨¢s de organizar motines dentro de las c¨¢rceles. No es ¨¦sta la vez primera que el PCC pone de rodillas a la ciudad. El 18 de febrero, el grupo coordin¨® 29 rebeliones simult¨¢neas en S?o Paulo, con un balance de 30 muertos, la mayor parte entre bandas rivales.
En noviembre de 2003, el grupo fue responsable de decenas de ataques, durante una semana, contra comisar¨ªas de toda la ciudad, perpetrados con ametralladoras, bombas de mano, escopetas y pistolas. En aquella ocasi¨®n hubo tres polic¨ªas muertos, porque la estrategia era s¨®lo "avisar". Esta vez han ido m¨¢s a fondo, desencadenando una verdadera guerra.
El actual cabecilla del PCC es Willians Herbas Camacho, conocido con el apodo de Marcola. Est¨¢ detenido por atracos a bancos. Tom¨® el liderazgo de la banda criminal en 2002. Ya ha pasado por 10 c¨¢rceles diferentes, pero en ninguna de ellas ha perdido la condici¨®n de jefe m¨¢ximo. Se le conoce tambi¨¦n como Playboy, por su vanidad. En un principio parec¨ªa m¨¢s bien un moderado dentro del comando, pero ha sido bajo su liderazgo cuando se han llevado a cabo las acciones m¨¢s cruentas en S?o Paulo.
Las autoridades de la mayor ciudad de Brasil y una de las m¨¢s grandes del mundo, con 20 millones de habitantes, admiten desde hace tiempo que el PCC es un "poder paralelo" con el que es necesario dialogar.
Tambi¨¦n esta vez, la polic¨ªa y el Gobierno estatal sab¨ªan que se preparaba una gran acci¨®n en la ciudad y en todo el Estado, y hasta se hab¨ªan tomado medidas. Por eso hubo enfrentamientos con las fuerzas del orden incluso en la calle. Pero todo fue en vano. La organizaci¨®n criminal demostr¨® tener no s¨®lo fuerza militar, sino gran organizaci¨®n y conocimiento minucioso de la vida y milagros de cada polic¨ªa. De hecho, todo estaba planeado y conoc¨ªan todos los movimientos de las diferentes comisar¨ªas.
Las reivindicaciones del PCC podr¨ªan parecer hasta infantiles: exigen 60 televisores nuevos para ver el Mundial de f¨²tbol de junio; el cambio de color de sus trajes de presidiario, para que pasen de amarillo a gris, y acceso libre de visitas ¨ªntimas dentro de las c¨¢rceles; tambi¨¦n en los presidios bajo el r¨¦gimen disciplinar diferenciado, donde est¨¢n reclusos m¨¢s peligrosos.
La organizaci¨®n posee unos estatutos de 16 art¨ªculos. Uno de ellos es "la uni¨®n en la lucha contra las injusticias y la opresi¨®n dentro de las c¨¢rceles". En otro art¨ªculo se dice que los afiliados deben dar buen ejemplo "evitando estupros". Tampoco se admiten entre ellos "mentiras, traiciones, envidias, calumnia, ego¨ªsmo e inter¨¦s personal". Todos tienen que dar diezmos de lo que ganan a la organizaci¨®n.
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