La UE persigue su seguridad energ¨¦tica
La cumbre de junio analizar¨¢ la dependencia del gas y el petr¨®leo y sus efectos en la pol¨ªtica exterior
Europa se percata, aunque con retraso, de que la energ¨ªa es ya un aspecto clave de la seguridad. Los l¨ªderes europeos debatir¨¢n en la pr¨®xima cumbre de los d¨ªas 15 y 16 de junio c¨®mo incluir esta preocupaci¨®n en elemento destacado de la nueva pol¨ªtica exterior com¨²n. La discusi¨®n se acelera porque, frente al objetivo de liberalizar totalmente el mercado energ¨¦tico para 2007, los socios de la UE toman posiciones: unas son defensivas, como en Austria, Espa?a o Francia, para crear "campeones nacionales" que aseguren el control sobre un sector estrat¨¦gico, y otras, ofensivas, para ganar tama?o en nuevos mercados, como es el caso de Alemania, con E.ON y su oferta por Endesa. Este nacionalismo econ¨®mico dificulta la pol¨ªtica com¨²n.
La liberalizaci¨®n es te¨®rica; en la pr¨¢ctica, dos o tres empresas controlan cada mercado
Los productores est¨¢n convirtiendo la energ¨ªa en arma pol¨ªtica, seg¨²n el texto de Solana
Con Endesa, E.ON entrar¨ªa en Francia y acceder¨ªa a recursos en el norte de ?frica
Las l¨ªneas maestras de la pol¨ªtica energ¨¦tica exterior est¨¢n siendo elaboradas conjuntamente por el alto representante para la Pol¨ªtica Exterior y Seguridad Com¨²n, Javier Solana, y los comisarios Andris Piebalgs (Energ¨ªa) y Benita Ferrero-Waldner (Relaciones Exteriores y Pol¨ªtica Europea de Vecindad).
El borrador del documento que se presentar¨¢ al Consejo tiene un contenido muy abierto, para que los l¨ªderes de los Veinticinco acerquen posiciones. El dise?o de esta pol¨ªtica exigir¨¢ una larga negociaci¨®n. El documento plantea las cuestiones m¨¢s espinosas que han impedido una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n, como la energ¨ªa nuclear.El texto aborda la transformaci¨®n de Estados que de simples productores o consumidores de energ¨ªa se convierten en importantes actores de la pol¨ªtica exterior. Aunque no se cita a ninguno, las alusiones son claras. Los productores est¨¢n convirtiendo la energ¨ªa en un arma pol¨ªtica fundamental de sus relaciones exteriores. Tambi¨¦n se plantea la conveniencia de lograr un consenso entre los intereses empresariales y estatales.El borrador recoge la preocupaci¨®n ante la proliferaci¨®n del enriquecimiento de uranio para usos civiles (Ir¨¢n). Y plantea los problemas de asegurar y financiar los nuevos yacimientos y las redes de transporte que escapan al control de las empresas y exigen un acuerdo previo de los Estados afectados (Polonia, en el gasoducto Rusia-Alemania por el B¨¢ltico).
Estos elementos revelan que la energ¨ªa se ha convertido para la UE en la prioridad estrat¨¦gica de su pol¨ªtica exterior. Con raz¨®n. Europa importa el 50% de su consumo de gas, sobre todo de Rusia. En 2020, dicho consumo requerir¨¢ 200.000 millones de toneladas equivalentes de petr¨®leo m¨¢s. Pero Rusia s¨®lo podr¨¢ aumentar sus exportaciones en 50 millones.
La necesidad de afrontar los riesgos es evidente. En la UE, cada pa¨ªs se busca la vida por su cuenta. El acuerdo ruso-alem¨¢n de suministro de gas es un ejemplo. "Alemania ha socavado los intentos de la Comisi¨®n de presentar un frente com¨²n en las negociaciones con Rusia, lo que ha da?ado uno de los aspectos de la pol¨ªtica energ¨¦tica europea", dice Dieter Helm, experto en energ¨ªa del New College de Oxford. "Bruselas hace hincapi¨¦ en el objetivo de la liberalizaci¨®n, mientras que los gobiernos se concentran cada vez m¨¢s en seguridad", opina Thane Gustafson, de la consultora estadounidense Cambridge Energy Research Associates, en su p¨¢gina web.
El avance hacia una pol¨ªtica com¨²n es lento. En la pasada cumbre de los Veinticinco, celebrada en marzo en Bruselas, se acord¨®, junto con la inclusi¨®n de la energ¨ªa en la pol¨ªtica exterior, la liberalizaci¨®n total del gas y la electricidad en 2007. Pero no se logr¨® crear un regulador energ¨¦tico europeo, como quer¨ªa la Comisi¨®n. Tampoco consigui¨® Loyola de Palacio, la anterior comisaria de Energ¨ªa, aprobar una gesti¨®n coordinada de las reservas estrat¨¦gicas de petr¨®leo de cada pa¨ªs -las ¨²nicas obligatorias-, ni aumentar su cantidad.
Dos medidas fundamentales, como son crear reservas estrat¨¦gicas de gas y aumentar las interconexiones entre pa¨ªses, est¨¢n a¨²n en mantillas. En el conjunto de Europa, las interconexiones el¨¦ctricas, que podr¨ªan actuar como colch¨®n de seguridad, no llegan al 11% de la capacidad de producci¨®n.
Pese a los anuncios de liberalizaci¨®n, Alemania mantiene su mercado energ¨¦tico cerrado; en Francia, con las grandes empresas ?lectricit¨¦ de France y Gaz de France firmemente atadas al Estado, no hay competencia extranjera. Dinamarca, Suecia y Finlandia son la excepci¨®n en una Europa donde en cada pa¨ªs hay, de hecho, una situaci¨®n de monopolio, con dos o tres empresas que dominan el 75% de los mercados del gas y de la electricidad.
El susto propinado por Rusia en enero, al cortar el gas europeo a su paso por Ucrania, lo que afect¨® a varios pa¨ªses de la UE, puede espolear la formaci¨®n de mercados regionales. Mes y medio despu¨¦s, Francia, Alemania y los tres pa¨ªses del Benelux (B¨¦lgica, Holanda y Luxemburgo) comenzaron las negociaciones, respaldadas por el comisario de Energ¨ªa, para crear un mercado interior en su ¨¢mbito territorial.
Empujadas por sus gobiernos, las grandes compa?¨ªas, estatales o formalmente privadas, est¨¢n tomando posiciones para asegurar el suministro de energ¨ªa, en una suerte de nacionalismo econ¨®mico. La alemana E.ON, la italiana Enel, la francesa EDF y la rusa Gazprom disputan un partido crucial, ante una Comisi¨®n Europea debilitada.
La guerra de ofertas desatada en Espa?a en torno a la primera compa?¨ªa el¨¦ctrica del pa¨ªs, Endesa, es s¨®lo un episodio m¨¢s, en un contexto de encarecimiento de las materias primas por la escasez y la inestabilidad pol¨ªtica en los pa¨ªses proveedores, y de necesidad de buscar alternativas a la quema de combustibles f¨®siles para cumplir los objetivos del Protocolo de Kioto.
El juego de posiciones se libra desde el a?o 2000. E.ON, Enel y EDF han ampliado con compras su presencia en el Este europeo, y, en el caso de Enel, tambi¨¦n en el mercado ib¨¦rico. Como dijo hace poco el presidente de E.ON, Wulf H. Bernotat, "s¨®lo un pu?ado de empresas tendr¨¢n un papel en Europa".
Respaldadas por sus respectivos gobiernos, empe?ados en la formaci¨®n de "campeones nacionales", las empresas l¨ªderes en Europa act¨²an muy alejadas de cualquier proyecto com¨²n. El objetivo, aparte de ganar dinero, es asegurar el suministro a sus respectivos pa¨ªses. "El tama?o de una empresa deber¨ªa estar ligado al ¨¦xito corporativo antes que a fronteras nacionales. Las razones nacionalistas no son compatibles con el mercado ¨²nico", advierte Daniel Simmons, experto de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (IEA). En el caso del gigante ruso Gazprom (51% del Estado), la intenci¨®n es distinta: participar en todas las fases del proceso, desde la producci¨®n al consumidor final, y obtener su parte de la tarta europea en forma de divisas y de influencia. Para ello presiona.
Pero su entrada en el negocio no se ve con buenos ojos. El Gobierno brit¨¢nico baraj¨® f¨®rmulas para vetar la compra de Centrica por Gazprom, seg¨²n inform¨® el Financial Times. La compra no se produjo, pero motiv¨® una dura advertencia del consejero delegado del consorcio ruso, Alex¨¦i Miller. Ante "los intentos de limitar las actividades de Gazprom en el mercado europeo", record¨® que sus recursos tienen m¨¢s pretendientes, como China.
Gazprom usa el mismo principio que E.ON en su lucha por Endesa. Respaldado por la Comisi¨®n Europea, el presidente de E.ON, Bernotat, apela a la libertad de empresa y de competencia para defender su oferta de 29.000 millones de euros por la el¨¦ctrica espa?ola. Pero choca con la consideraci¨®n de la energ¨ªa como sector estrat¨¦gico.
Espa?a se reserv¨® mediante decreto la opci¨®n de limitar los derechos pol¨ªticos de las empresas extranjeras en el sector. No inventaba nada. Aplicaba un principio impl¨ªcitamente vigente en la UE: que los intereses extranjeros en el sector energ¨¦tico deben ser controlados.
As¨ª, el Gobierno franc¨¦s ha hecho frente al intento de la italiana Enel de lanzar una OPA hostil sobre el grupo de servicios Suez. La f¨®rmula: privatizaci¨®n acelerada de Gaz de France, fusi¨®n de ¨¦sta con Suez y control estatal, en un 35%, en el grupo resultante. Pero si en Francia nadie puede vender gas o electricidad sin consentimiento del Gobierno, lo mismo sucede en Alemania, B¨¦lgica, Portugal, Italia o Espa?a. B¨¦lgica mantiene la ¨²nica golden share (acci¨®n de oro) en el sector energ¨¦tico que el Tribunal de la UE ha considerado l¨ªcita.
El presidente de E.ON -formalmente una empresa privada, pero muy pr¨®xima al Gobierno- no oculta que la jugada que plantea en Espa?a tiene calado. Si compra Endesa, tomar¨¢ tambi¨¦n su filial en Francia, SNET, que controla un 2,5% del sistema de generaci¨®n el¨¦ctrica del pa¨ªs vecino. Como ¨¦l mismo ha dicho, es su "caballo de Troya" en Francia. Adem¨¢s, Endesa participa con un 12% en el proyecto del gasoducto Medgaz, entre Argelia y Almer¨ªa. Asegurado el gas del norte con el gasoducto germano-ruso, E.ON podr¨ªa acceder a recursos hasta ahora lejanos, en el norte de ?frica.
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