El doctor House, en la crisis europea
La Uni¨®n Europea vive una crisis verdaderamente curiosa. Somos ya 25 estados miembros. Tenemos el euro en nuestros bolsillos. Hemos elaborado una Constituci¨®n que, una vez en vigor, permitir¨¢ culminar la uni¨®n pol¨ªtica. Y, sin embargo, la sensaci¨®n es que las cosas no van del todo bien. Con esa idea, buena parte de la opini¨®n comienza a pensar que eso de Europa no s¨®lo est¨¢ lejos sino que puede ser hasta un problema, como refleja el ¨²ltimo eurobar¨®metro. Seguramente es lo que le pas¨® a la mayor¨ªa de los electores franceses y holandeses cuando rechazaron la euroconstituci¨®n hace un a?o.
?Qu¨¦ hacer para superar esa crisis? Se presentan tres alternativas: una, dar marcha atr¨¢s; otra, ir "trampeando"; la tercera, seguir avanzando a una velocidad razonable que evite sustos en la carretera y con una idea clara del destino al que queremos llegar.
Por la primera posibilidad apuestan los euroesc¨¦pticos de siempre y algunos reci¨¦n llegados al club cuyas ideas son tan conservadoras que los medios de comunicaci¨®n les sit¨²an en la extrema derecha, como algunos partidos de la coalici¨®n de gobierno en Polonia. Afortunadamente son minor¨ªa porque a cualquiera le resulta f¨¢cil imaginar la cat¨¢strofe que para nuestra vida cotidiana supondr¨ªa la inexistencia de la Uni¨®n. En todo caso, hagan el ejercicio una vez m¨¢s y ah¨®rrense la entrada a la pel¨ªcula de terror que ten¨ªan pensado ver el fin de semana.
Sin embargo, a favor de la segunda v¨ªa ya hay bastantes m¨¢s voces. Son las de aquellos que desde algunos gobiernos y algunas instituciones dicen que m¨¢s que perder el tiempo en promover ideas de futuro -que, seg¨²n ellos, a pocos importan- deber¨ªamos concentrarnos en afrontar los desaf¨ªos del presente con los mimbres que ya tenemos, sin complicarnos mucho la vida. Sugerente, ?verdad? Lo llaman "la Europa de los proyectos y las respuestas". Pero su memoria es flaca y olvidan muchas cosas, pero esencialmente dos: que el Tratado de la UE en funcionamiento -o sea, el de Niza- es tan malo que los mismos que lo aprobaron afirmaron al hacerlo que hab¨ªa que superarlo y que tratar de meterse en el mismo traje de siempre cuando se est¨¢ en crecimiento es sencillamente imposible.
Somos muchos los partidarios del tercer escenario, pues evita tanto desandar el camino como perdernos sin las herramientas adecuadas en el troceamiento de las soluciones a los problemas de la ciudadan¨ªa o en el picoteo (cherry picking en ingl¨¦s), que engorda pero no alimenta racionalmente.
La idea es tan clara que podemos seguir el m¨¦todo del doctor House (el de la serie de la Cuatro), sin su mal car¨¢cter: actuar en vez de lamentarnos para determinar la causa de la enfermedad y diagnosticar su remedio. La crisis se debe a una carencia de Europa y se soluciona con una inyecci¨®n paulatina de integraci¨®n que riegue todos los ¨®rganos comunitarios, evitando que la anemia contin¨²e, aplicar el tratamiento a s¨®lo una parte de su cuerpo o introducir una sobredosis.
Creo que eso es lo que ha prescrito el Foro Parlamentario sobre el Futuro de Europa celebrado en Bruselas, que ha reunido a m¨¢s de 200 diputados, senadores y eurodiputados. No era tarea f¨¢cil organizarlo, pero s¨ª imprescindible hacerlo. El resultado ha merecido la pena. ?Por qu¨¦?
Ante todo, porque los parlamentarios, con su palabra, han lanzado de una vez por todas el Periodo de Reflexi¨®n establecido formalmente por los Gobiernos hace un a?o y en el se hab¨ªa dicho hasta ahora tan poco que m¨¢s que debate hab¨ªa silencio, algo normal en algunas ¨®rdenes monacales, pero impropio de los responsables pol¨ªticos. Es una noticia estupenda que la gran mayor¨ªa de los participantes en el Foro haya coincidido -independientemente de que sean parlamentarios nacionales o europeos, provengan de las filas populares o socialistas, vivan en un pa¨ªs u otro- en cinco ideas b¨¢sicas:
1. La Constituci¨®n Europea es el tratamiento que necesita Europa: una introducci¨®n razonable de uni¨®n pol¨ªtica que permita al conjunto del organismo (Estados e instituciones comunitarias) funcionar cada vez mejor y seguir creciendo.
2. Sin el proyecto de Europa que representa ese texto es inviable poner en marcha una "Europa de los Proyectos", pues, al no contar con los ¨²tiles para solucionar bien el conjunto de los problemas, terminar¨ªamos fracasando sectorialmente y alimentando un c¨ªrculo vicioso de desconfianza en la construcci¨®n europea. Esto no significa pararse, sino exprimir a fondo lo que tenemos -Niza- sin dejar de andar para alcanzar el destino -la Constituci¨®n-.
3. Comprobado que el camino tiene baches y el tratamiento algunas contraindicaciones, la velocidad de crucero ha de ser moderada, pero no bajando de esos 100 kil¨®metros por hora que permiten llegar a tiempo sin correr riesgos: que la Constituci¨®n siga el proceso de ratificaci¨®n -Estonia es ya el 15 estado en hacerlo y Finlandia ser¨¢ en breve el 16- para, cuando en Par¨ªs y en La Haya tengan nuevos gobiernos, pactar soluciones que posibiliten respetar la decisi¨®n de todos los viajeros -del s¨ª y del no-, manteniendo todo lo bueno del proyecto y garantizando que sea realidad, como muy tarde, en 2009.
4. La Constituci¨®n Europea se elabor¨® por una Convenci¨®n en la que gobiernos y parlamentos tuvieron iguales derechos, y la salida al actual bloqueo no pueden cocinarla los Ejecutivos sin los legislativos, democracia mediante. Por eso mismo el Foro ha decidido su propia continuidad al volver a citarse los d¨ªas 4 y 5 de diciembre, algo que con toda probabilidad se repetir¨¢ despu¨¦s en cada presidencia semestral de la UE por venir (Alemania, Portugal, Eslovenia, todas buenas) hasta tener una soluci¨®n definitiva en marcha.
5. La confianza ciudadana en ese proceso depender¨¢ del grado de implicaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y de la capacidad de sus representantes directos de tener mando en plaza. De ah¨ª que los parlamentos nacionales y la Euroc¨¢mara est¨¦n trabajando, desde sus respectivas funciones, al igual que en la Convenci¨®n, como aliados y no como contrincantes.
Europa tiene futuro y deber¨¢ para ello contar con una Constituci¨®n en tiempo ¨²til. No ser¨¢ sencillo, pero s¨ª factible. El Foro Parlamentario y los nuevos goles a nuestro favor -que no en propia meta, como en Francia y Holanda- en un proceso de ratificaci¨®n que casi comenz¨® con el s¨ª del refer¨¦ndum espa?ol, sin olvidar otros en el contexto pol¨ªtico como la llegada al poder del centro-izquierda en Italia, as¨ª lo indican. De forma que, parafraseando a House, "dejar de llorar, chicos, vuestros ciudadanos os quieren y el paciente nos espera".
Carlos Carnero es eurodiputado socialista y delegado al Foro Parlamentario sobre el futuro de Europa.
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