Zaplana m¨ªtico
La denuncia presentada por dos diputados socialistas implicando a Eduardo Zaplana en una trama de cobro de comisiones a cuenta de las obras de Terra M¨ªtica ha conmocionado la vida pol¨ªtica valenciana como hac¨ªa tiempo que no suced¨ªa. Quince a?os despu¨¦s, han vuelto las grabaciones magnetof¨®nicas que catapultaron a Zaplana a la fama cuando el famoso caso Naseiro, algo que para el entonces aspirante a la alcald¨ªa de Benidorm era "una chorrada" que no ten¨ªa m¨¢s importancia que "una conversaci¨®n con un amigo un domingo por la ma?ana". En t¨¦rminos cuantitativos aquel asunto afect¨® poco a su honorabilidad ya que a los pocos a?os fue elegido por una mayor¨ªa de valencianos para un cargo, el de presidente de la Generalitat, que lleva anejo el t¨ªtulo de Molt Honorable. Sin embargo, el caso Naseiro gener¨® en muchos c¨ªrculos no pocas dudas a las que se han ido uniendo otros aspectos oscuros de su gesti¨®n, como la rocambolesca forma de llegar a la alcald¨ªa de Benidorm, o el caso Ivex, que han ensombrecido su figura.
Ahora el asunto es bien distinto, puesto que la acusaci¨®n es, nada m¨¢s ni nada menos, que de llevarse en crudo una parte de los sobrecostes de Terra M¨ªtica. Sobrecostes que se situaron en m¨¢s de cien millones de euros, de unas obras que se presupuestaron en 270 millones y alcanzaron los 377. En cualquier caso, conviene matizar que la confesi¨®n de los dos empresarios Antonio Moreno Carpio y Jos¨¦ Herrero Garc¨ªa, implicados en el caso Terra M¨ªtica de facturas falsas, afecta a Zaplana de manera indirecta. Tanto uno como otro afirman que le dieron el dinero a Vicente Conesa, tambi¨¦n imputado en el caso y responsable de las contrataciones del parque, quien les habr¨ªa asegurado que se repart¨ªa el dinero con Zaplana, pero ambos reconocen que no le entregaron nada al ex presidente y admiten la posibilidad de que Conesa les mintiera. A partir de estos testimonios, Vicente Conesa se convierte en la figura clave de todo el asunto. En gran medida ser¨¢n sus declaraciones las que marquen el recorrido judicial del caso, que previsiblemente ser¨¢ largo y complejo.
Pero al margen del proceso judicial, la denuncia vuelve a poner sobre la mesa la implicaci¨®n personal de Eduardo Zaplana en todo cuanto tiene que ver con Terra M¨ªtica. Hace un par de semanas ya sorprendi¨® su presencia en el Ayuntamiento de Benidorm cuando intent¨® enmendarle la plana al Gobierno valenciano a prop¨®sito de la venta de la reserva de suelo de Terra M¨ªtica con la que se intenta enjugar una parte del d¨¦ficit que le llev¨® a la suspensi¨®n de pagos hace dos a?os. Zaplana y los suyos pretenden que la subasta de suelo del parque se haga en un ¨²nico lote, en lugar de los cinco que propugnan la Generalitat y la direcci¨®n del parque. Algo que, en principio, deber¨ªa ser una decisi¨®n t¨¦cnica basada en criterios urban¨ªsticos y econ¨®micos ha pasado a convertirse en un punto m¨¢s de fricci¨®n entre las facciones que se disputan el poder en el PP. Y por encima de todo ello surge una pregunta que a estas alturas puede sonar ingenua: ?qu¨¦ pinta el portavoz parlamentario del principal partido de la oposici¨®n en la gesti¨®n de un parque tem¨¢tico participado por un Gobierno auton¨®mico del que ya no forma parte?
As¨ª las cosas, no es ya que la sombra de Terra M¨ªtica sea alargada y persiga a Eduardo Zaplana, sino que tambi¨¦n parece que sea el propio Zaplana quien siga empe?ado en volver a lo que fue su proyecto estrella y que ha acabado por convertirse en una monta?a rusa financiera que acumula la vertiginosa deuda de 218 millones de euros.
Eduardo Zaplana, fiel a su estilo, ha anunciado una querella contra los denunciantes y se ha presentado como v¨ªctima de una persecuci¨®n pol¨ªtica por parte de los socialistas. La torpeza del equipo de comunicaci¨®n de la Moncloa, alertando de la noticia a los periodistas, favorece la formulaci¨®n de teor¨ªas conspirativas a las que tan aficionado es el PP y con las que sin duda intentar¨¢ desenfocar el asunto. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la inquina pol¨ªtica y de cualquier hipot¨¦tica conspiraci¨®n, est¨¢ el hecho del grave quebranto que para las arcas p¨²blicas ha supuesto Terra M¨ªtica. De eso Eduardo Zaplana es, por lo menos, pol¨ªticamente responsable.
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