Las bandas de S?o Paulo ponen fin a la revuelta tras pactar con las autoridades
Las cuatro jornadas de violencia dejan al menos 133 muertos y p¨¦rdidas millonarias
Una serie de llamadas telef¨®nicas realizadas por los cabecillas de la organizaci¨®n criminal Primer Comando de la Capital (PCC) pusieron fin ayer a cuatro d¨ªas de terror en la ciudad de S?o Paulo y en varias c¨¢rceles de Estado brasile?o del mismo nombre, que se han saldado con 133 muertos y m¨¢s de 100 detenidos, adem¨¢s de millones de d¨®lares en p¨¦rdidas. El Gobierno de S?o Paulo neg¨® que hubiera negociado con los delincuentes ninguna medida de gracia; sin embargo, los medios locales daban los detalles del acuerdo alcanzado para terminar con la revuelta.
A primera hora de la ma?ana y casi de una manera simult¨¢nea, los prisioneros de 87 c¨¢rceles liberaron a los m¨¢s de 300 rehenes que ten¨ªan en su poder y volvieron a sus celdas. Para ese momento, los habitantes de S?o Paulo, la ciudad m¨¢s grande del hemisferio sur, trataban de retomar la normalidad despu¨¦s de una noche marcada por el miedo a que se repitieran los incidentes que desde el viernes hab¨ªan convertido las calles de la megal¨®polis en un campo de batalla al caer el sol.
Una situaci¨®n a la que no han podido hacer frente los 130.000 polic¨ªas a las ¨®rdenes del Gobierno de S?o Paulo. Hasta la tarde de ayer se hab¨ªan contabilizado 274 ataques contra bancos, centros comerciales, veh¨ªculos y comisar¨ªas. Entre las v¨ªctimas mortales hay 22 polic¨ªas militares, 9 polic¨ªas civiles, 8 agentes de prisiones y 4 civiles tomados como rehenes. En teor¨ªa, los dem¨¢s de la lista son delincuentes, aunque ayer se produjeron denuncias sobre disparos indiscriminados realizados por las fuerzas de seguridad.
Tras rechazar la ayuda de 4.000 agentes especiales ofrecida por el Gobierno de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el gobernador de S?o Paulo, Claudio Lembo, ve¨ªa c¨®mo en la noche del lunes (madrugada de ayer en Espa?a) la situaci¨®n volv¨ªa a estar fuera de control. Entre tres y cinco millones de personas trataban de regresar a sus domicilios por cualquier medio despu¨¦s de que seis empresas de autobuses ordenaran a sus conductores volver a las cocheras para evitar los ataques con bombas incendiarias, que destruyeron m¨¢s de 60 veh¨ªculos. Numerosos colegios recomendaron a sus alumnos marcharse a casa pasado el mediod¨ªa y los locales comerciales -incluidos los situados a pocos metros del Ministerio de Seguridad P¨²blica- adelantaron la hora de cierre. El sistema de telefon¨ªa m¨®vil qued¨® colapsado ante el aumento de las llamadas debidas a que los habitantes de la ciudad trataban de averiguar d¨®nde se encontraban sus familiares. Los restaurantes, cines y lugares de ocio quedaron vac¨ªos y apenas hab¨ªa tr¨¢fico por las calles de la ciudad, normalmente atestadas a cualquier hora.
A pesar de la negativa oficial, las emisoras de radio y televisi¨®n informaban pr¨¢cticamente al minuto de la marcha de las negociaciones con los l¨ªderes del PCC, y ayer a primera hora la organizaci¨®n criminal desactiv¨® la protesta. Entre otras condiciones, a los delincuentes se les garantiz¨® que las fuerzas de choque de la polic¨ªa no entrar¨ªan en las c¨¢rceles para acabar con los motines, que se relajar¨¢ el r¨¦gimen de visitas de los familiares a las c¨¢rceles y que se aplicar¨¢ un "r¨¦gimen de adaptaci¨®n" (unas condiciones menos duras) a los 765 prisioneros que iban a ser trasladados a un penal situado a 620 kil¨®metros al oeste de la capital, hecho que dio comienzo a la revuelta. Con este traslado, las autoridades penitenciarias trataban de obstaculizar la planificaci¨®n de las acciones del crimen organizado que protagoniza el PCC.
"Me cuesta creer que en un Estado como S?o Paulo, el m¨¢s rico de la federaci¨®n, la capital econ¨®mica del pa¨ªs, sea necesario negociar para alcanzar la tranquilidad de la poblaci¨®n. El Estado no puede acobardarse ante la presi¨®n de los marginales", subray¨® Pedro Franco de Campos, ex ministro de Seguridad de S?o Paulo, quien a?adi¨® que "esto se ve¨ªa venir".
El director del Departamento Estatal de Investigaci¨®n del Crimen Organizado (DEIC), Godofredo Betancourt, a?adi¨® que la estrategia que se ha seguido en la crisis no es la acertada ya que, en su opini¨®n, se pone "demasiado" empe?o en atender las demandas de los presos en las c¨¢rceles. "Lleg¨® un momento en el que la propia Secretar¨ªa del Interior percibi¨® que los presos quer¨ªan mucho m¨¢s de lo que se les pod¨ªa dar. En ese momento percibimos ciertos movimientos y decidimos aislar a los cabecillas? para evitar justamente lo que ha terminado pasando". Un portavoz de la polic¨ªa neg¨® ayer tajantemente cualquier negociaci¨®n y recalc¨® que el fin de la revuelta se ha debido exclusivamente a la actuaci¨®n policial.
El m¨®vil, arma peligrosa
La rebeli¨®n protagonizada por el Primer Comando de la Capital (PCC) ha puesto sobre la mesa una antigua advertencia de los funcionarios de prisiones de S?o Paulo y es que el arma m¨¢s peligrosa de los delincuentes que est¨¢n en prisi¨®n ni dispara, ni pincha, ni corta: es el tel¨¦fono m¨®vil.
Con este aparato, el casi centenar de motines registrados en los ¨²ltimos cuatro d¨ªas fue coordinado en menos de una hora, en una secuencia que el PCC ya hab¨ªa ensayado con ¨¦xito en ocasiones anteriores. La polic¨ªa brasile?a tambi¨¦n cree que los ataques producidos en el interior de la ciudad -tanto las zonas escogidas como la naturaleza de los objetivos- fueron dirigidos desde el interior de las c¨¢rceles mediante los tel¨¦fonos m¨®viles.
El Gobierno de S?o Paulo se reuni¨® en la madrugada de ayer, hora peninsular espa?ola, con los representantes de las principales operadoras telef¨®nicas del Estado paulista para exigirles que de alguna manera bloquearan las se?ales. Las empresas advirtieron al Ejecutivo del caos que podr¨ªa generar un bloqueo de este tipo y recordaron que es obligaci¨®n de las autoridades penitenciaras impedir el acceso de los tel¨¦fonos m¨®viles a las prisiones.
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