Luchar contra la pobreza con la ayuda adecuada
El mundo en desarrollo a menudo se parece al tr¨¢fico de una carretera. Pa¨ªses como China, India y Chile avanzan en un sentido de r¨¢pido crecimiento econ¨®mico, que reduce las diferencias tecnol¨®gicas con los pa¨ªses desarrollados, mientras que naciones como Nepal, N¨ªger y Sud¨¢n se precipitan en sentido opuesto, cada vez con m¨¢s disturbios, enfrentamientos, sequ¨ªa y enfermedades. Los costes del fracaso econ¨®mico son enormes para todo el mundo, ya que los conflictos, el terrorismo, el tr¨¢fico de drogas y los refugiados sobrepasan las fronteras nacionales.
Pero los conductores pueden cambiar de sentido, y tambi¨¦n los pa¨ªses. India, China y Chile dif¨ªcilmente se pod¨ªan considerar historias de ¨¦xito en los a?os sesenta y setenta. Los tres estaban agitados, acuciados por la pobreza, el hambre y la inestabilidad pol¨ªtica. Su transformaci¨®n econ¨®mica demuestra que los "casos perdidos" de hoy pueden ser los mercados emergentes del ma?ana.
Quienes afirman que la ayuda exterior no funciona -y que no puede funcionar- est¨¢n equivocados. Esos esc¨¦pticos hacen carrera fomentando el pesimismo, al se?alar los m¨²ltiples e indudables fracasos de anteriores campa?as de ayuda. Pero lo cierto es que podemos ayudar a garantizar el desarrollo econ¨®mico adecuado de los pa¨ªses m¨¢s pobres. Podemos ayudarlos a escapar de la pobreza. Y debemos hacerlo por nuestro inter¨¦s nacional.
El primer paso para salir de la pobreza rural casi siempre supone aumentar la producci¨®n de alimentos y poner fin a los ciclos de hambruna. La salida de Asia de la pobreza durante los ¨²ltimos 40 a?os empez¨® con una "revoluci¨®n verde". La producci¨®n de alimentos se duplic¨® o se triplic¨®. La Fundaci¨®n Rockefeller colabor¨® en la obtenci¨®n y la difusi¨®n de semillas de alto rendimiento; y la ayuda estadounidense permiti¨® a India y otros pa¨ªses proporcionar abonos y semillas subvencionados a los agricultores pobres. Cuando consiguieron tener unos ingresos, los campesinos pudieron pasar a la creaci¨®n de peque?as empresas.
El segundo paso para salir de la pobreza es la mejora de las condiciones sanitarias, empezando por la mejora de la nutrici¨®n, el agua potable y los servicios sociales m¨¢s b¨¢sicos. En las historias de ¨¦xito asi¨¢ticas, la mortalidad infantil ha disminuido dr¨¢sticamente, lo cual, a su vez, ha reducido el tama?o de las familias, porque los progenitores pobres empezaron a confiar en que sus hijos sobrevivir¨ªan hasta la edad adulta.
El tercer paso consiste en salir del aislamiento econ¨®mico para introducirse en el comercio internacional. Chile, por ejemplo, se ha convertido en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas en el principal proveedor de fruta de EE UU fuera de temporada, gracias a la creaci¨®n de unas cadenas de suministros altamente eficaces. China e India han prosperado como exportadores de mercanc¨ªas manufacturadas y servicios, respectivamente. En los tres casos, las relaciones comerciales depend¨ªan de la mejora de la conectividad: carreteras, energ¨ªa, telecomunicaciones, Internet e introducci¨®n de contenedores para el transporte.
Hoy, a los esc¨¦pticos les gusta afirmar que ?frica est¨¢ demasiado atrasada y es demasiado corrupta como para llegar a ser como China o India. Se equivocan. Una revoluci¨®n verde, una revoluci¨®n sanitaria y una revoluci¨®n de la conectividad est¨¢n al alcance de ?frica. Los ingenieros y cient¨ªficos ya han desarrollado las herramientas necesarias. El proyecto Aldeas del Milenio, desarrollado por m¨ª y un grupo de compa?eros, se est¨¢ expandiendo con rapidez en 10 pa¨ªses africanos y est¨¢ demostrando que esa triple transformaci¨®n -verde, sanitaria y de conectividad- es factible. Las variedades de semillas mejoradas, los abonos, el regad¨ªo y los camiones han contribuido a convertir el hambre en cosechas extraordinarias en s¨®lo una o dos temporadas.
La malaria est¨¢ controlada. Los agricultores tienen acceso a la capital para pasar de las cosechas de subsistencia a los cultivos comerciales. A los ni?os se les trata contra las lombrices y reciben una comida a mediod¨ªa que ayuda a garantizar que est¨¦n sanos y asistan a la escuela.
Los esc¨¦pticos afirmaban que los campesinos africanos no obtendr¨ªan m¨¢s alimentos, que los fertilizantes se perder¨ªan, que cortar¨ªan las mosquiteras de las camas para hacer velos de novia y que los funcionarios locales bloquear¨ªan el progreso. Est¨¢ ocurriendo lo contrario. En cualquier parte del mundo, los m¨¢s pobres de entre los pobres desean una oportunidad para mejorar el futuro, en especial el de sus hijos. Denles herramientas y las aprovechar¨¢n.
Los esc¨¦pticos de la ayuda, como William Easterly, autor del reciente libro The White Man's Burden, son legi¨®n. En lugar de se?alar los fracasos, debemos amplificar los ¨¦xitos, incluidas la revoluci¨®n verde, la erradicaci¨®n mundial de la viruela, la expansi¨®n de la alfabetizaci¨®n y, ahora, la promesa de las Aldeas del Milenio.
Los criterios para que las ayudas tengan ¨¦xito est¨¢n claros. Deben tener un objetivo definido y ser espec¨ªficas, medibles, responsables y ampliables. Deben fomentar la triple transformaci¨®n de la agricultura, la sanidad y las infraestructuras. Deber¨ªamos proporcionar a las aldeas una ayuda directa que se pueda calibrar y controlar.
El proyecto Aldeas del Milenio se basa en la participaci¨®n de la comunidad y en que ¨¦sta se responsabilice de garantizar que los abonos, las medicinas y dem¨¢s ayudas se emplean adecuadamente. Millennium Promise, una organizaci¨®n de la que soy cofundador, propugna y ampl¨ªa el avance del proyecto Aldeas del Milenio. Se ha unido a Cruz Roja, Unicef, la Fundaci¨®n de Naciones Unidas, los Centros para el Control de Enfermedades y la Organizaci¨®n Mundial de la Salud para instalar mosquiteras contra la malaria en las camas de los ni?os de ?frica.
En este mundo fr¨¢gil y plagado de conflictos debemos valorar la vida en todas partes frenando las enfermedades y las muertes innecesarias, promoviendo el crecimiento econ¨®mico y ayudando a garantizar que la vida de nuestros hijos sea muy preciada en el futuro.
Jeffrey D. Sachs es director del Earth Institute de la Universidad de Columbia y autor de El fin de la pobreza. Traducci¨®n de News Clips
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