Invertir en sociedad
El pasado 2 de febrero, a propuesta del grupo parlamentario Socialistas Vascos-Euskal Sozialistak, la Comisi¨®n de Trabajo y Acci¨®n Social del Parlamento vasco acord¨® la constituci¨®n de una ponencia con el objetivo de analizar la posibilidad de implantar en Euskadi la denominada renta b¨¢sica ciudadana (RBC). La iniciativa, de enorme alcance, ha quedado sin embargo oscurecida tanto por la coyuntura abierta tras la declaraci¨®n de alto el fuego de ETA (que ha vuelto a desplazar el foco de atenci¨®n de lo social a lo pol¨ªtico) como por el relativo desconocimiento hacia la RBC existente en nuestra sociedad.
Para empezar, habr¨ªa que distinguir con alguna precisi¨®n esta RBC, que ser¨¢ objeto de an¨¢lisis en la ponencia parlamentaria, de la renta b¨¢sica actualmente existente en Euskadi. Heredera de aquel Ingreso M¨ªnimo de Inserci¨®n aprobado por la ley 2/1990, de 3 de mayo, la actual renta b¨¢sica es una prestaci¨®n econ¨®mica peri¨®dica dirigida a cubrir las necesidades de aquellas personas que carecen de los recursos econ¨®micos suficientes para hacer frente a las necesidades b¨¢sicas. Tiene car¨¢cter subsidiario y, en su caso, complementario de todo tipo de prestaciones similares previstas en la legislaci¨®n vigente. Garantizando el 87% del Salario M¨ªnimo Interprofesional (521 euros brutos mensuales), la cantidad va aumentando seg¨²n el n¨²mero de miembros de la familia. Pueden ser beneficiarias de la misma las personas que re¨²nan los siguiente requisitos: constituir una unidad de convivencia y figurar en el padr¨®n de cualquier municipio del Pa¨ªs Vasco al menos con un a?o de antelaci¨®n a la solicitud, disponer de recursos mensuales inferiores a la cuant¨ªa de renta b¨¢sica y ser mayor de 23 a?os. Objeto de sucesivas reformas legales, la regulaci¨®n de la renta b¨¢sica se encuentra en estos mismos momentos sometida a revisi¨®n en el Parlamento vasco como consecuencia de iniciativa del PSE que busca equiparar su cuant¨ªa al SMI a partir de 2007.
Nuestra obligaci¨®n fundamental no es la de crear riqueza, sino la de crear sociedad
La renta b¨¢sica ciudadana se concibe como un salario universal garantizado
A diferencia de ¨¦sta, la renta b¨¢sica ciudadana (RBC) se concibe como un salario universal garantizado pagado por el Gobierno a cada miembro pleno de la sociedad, a) incluso si no quiere trabajar, b) sin tener en cuenta si es rico o pobre, c) sin importar con qui¨¦n vive, y d) con independencia de la parte del pa¨ªs en la que viva. Se trata de un ingreso no condicional, lo que lo diferenciar¨ªa de los ingresos m¨ªnimos de inserci¨®n. Al contrario que ¨¦stos, no es el salario de la marginalidad, sino el salario de la ciudadan¨ªa. No es concebido como una provisi¨®n (es decir, como una simple cantidad de dinero que el Estado otorga magn¨¢nimamente, siempre revisable seg¨²n la coyuntura), sino como una titularidad; es decir, como un derecho exactamente igual al conjunto de derechos sociales asociados al desarrollo del Estado Social: derecho a la salud, derecho a la educaci¨®n, etc¨¦tera.
Anthony Giddens ha escrito lo siguiente: "Dejar a la gente enredada en prestaciones tiende a excluirla de la sociedad globalmente considerada. Reducir prestaciones para forzar a los individuos al trabajo les empuja a mercados de trabajo precario ya saturados". Es cierto. El sistema actual no puede asegurar un empleo decente a todas las personas que concurren al mercado de trabajo. Como mucho, se nos promete todo tipo de ayudas para situarnos mejor en la competencia por el empleo, lo que es ya una manera de reconocer la imposibilidad estructural de que todas las personas accedan a un empleo con derechos. Pero al asociar ingresos y empleo est¨¢ reduciendo en la pr¨¢ctica el derecho humano fundamental a llevar una vida digna, sin humillaciones, s¨®lo a aquellas personas que pueden contar con un empleo que les reporte ingresos suficientes y estables.
Pero c¨®mo, se preguntar¨¢n: ?estamos hablando de cobrar un salario sin trabajar? Pues, de entrada, s¨ª. Esta RBC no se asienta sobre el valor del trabajo ni puede ser concebido como una remuneraci¨®n del esfuerzo individual, sino que tiene como funci¨®n esencial distribuir entre todos los miembros de la sociedad una riqueza que es el resultado de las fuerzas productivas de la sociedad en su conjunto y no de una simple suma de trabajos individuales. En un interesante art¨ªculo publicado en el a?o 2000 en la revista Boston Review, el nobel de Econom¨ªa Herbert A. Simon sosten¨ªa que, probablemente, no menos de un 90% de los ingresos generados en las sociedades ricas depende no de la productividad individual, sino del capital social, de manera que no carecer¨ªa de fundamento moral abogar por un impuesto sobre la renta de hasta el 90% que devolviera la riqueza a sus aut¨¦nticos propietarios: el cuerpo social en su conjunto.
Por poner un ejemplo un tanto burdo, pero clarificador: David Beckham o cualquiera de los gal¨¢cticos parece ser, a priori, un individuo altamente productivo: no hay m¨¢s que ver lo que cobran. Pues bien, saquemos ahora a cualquiera de ellos de Madrid y pong¨¢moslo a jugar al f¨²tbol en Faluya, en Darfur o en Medell¨ªn: ?seguir¨ªan siendo tan productivos? Sin negar un ¨¢pice la importancia del individuo emprendedor, la riqueza de una sociedad es en gran medida fruto de factores sociales que generan un contexto de confianza, legalidad, cohesi¨®n, seguridad y participaci¨®n imprescindible para la generaci¨®n de iniciativas econ¨®micas. Desde esta perspectiva, podr¨ªa considerarse la RBC -que de ninguna manera alcanzar¨ªa el 90% de la renta personal- como una inversi¨®n en sociedad.
La RBC otorgar¨ªa libertad real a las personas para acceder al mercado de trabajo, sin verse forzadas a hacerlo en cualquier condici¨®n. Permitir¨ªa tambi¨¦n compatibilizar a lo largo del tiempo actividades diversas, todas ellas necesarias para el desarrollo personal y para la construcci¨®n de un orden social sano: el trabajo para el mercado, el trabajo social, la autoproducci¨®n, la formaci¨®n, el activismo social y pol¨ªtico, etc¨¦tera. Y permitir¨ªa, sobre todo, descubrir que nuestra obligaci¨®n fundamental no es la de crear riqueza, sino la de crear sociedad. ?O hemos olvidado la leyenda del rey Midas, de su capacidad inmensa para generar riqueza y de c¨®mo esta misma capacidad amenazaba mortalmente su existencia humana?
Son muchas las cuestiones que habr¨¢n de discutirse y perfilarse en relaci¨®n a estas ideas: si es posible la RBC en un solo pa¨ªs (mucho m¨¢s en una comunidad aut¨®noma) o si ser¨ªa necesario proponerla en un marco m¨¢s amplio, como por ejemplo la Uni¨®n Europea; c¨®mo lograr su universalizaci¨®n con el fin de no limitarla a las sociedades m¨¢s ricas; c¨®mo lograr su aceptaci¨®n en contra de la cultura de la satisfacci¨®n dominante, etc¨¦tera.
En todo caso, bienvenidas sean todas las matizaciones y las discusiones, bienvenidas todas las discusiones sobre c¨®mo hacerlo, pues ello significar¨ªa que ya estamos de acuerdo en el qu¨¦ hacer.
Imanol Zubero es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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