"Nuestra vocaci¨®n no es el populismo"
El nuevo dise?o de la Tate Modern rompe la distribuci¨®n tem¨¢tica con la que se inaugur¨® en 2000, y da paso a un modelo mixto con epicentros en los principales movimientos art¨ªsticos del siglo XX y un entramado de relaciones entre obras y creadores del pasado y del presente. Vicente Todol¨ª explica los par¨¢metros de esta ambiciosa reestructuraci¨®n que desvela, m¨¢s que disimular, los huecos en la colecci¨®n de la instituci¨®n brit¨¢nica.
Pregunta. ?A qu¨¦ responde la reestructuraci¨®n de la colecci¨®n?
Respuesta. Cuando llegu¨¦, en 2003, me dio la sensaci¨®n de que el modelo inaugural estaba a punto de caducar. El museo se abri¨® con una presentaci¨®n alternativa, tem¨¢tica en vez de cronol¨®gica, fresca y bien pensada, pero con el tiempo se volvi¨® confusa. La confusi¨®n obedec¨ªa a dos razones: hab¨ªa obras que pod¨ªan exhibirse en cualquier apartado tem¨¢tico y el montaje era demasiado lineal. Parec¨ªa que pasabas de un vag¨®n al siguiente sin ninguna incitaci¨®n a detenerse, mirar y reflexionar. Los modelos no pueden ser fijos.
"La colecci¨®n tiene muchos huecos. Recurrir a pr¨¦stamos es un modo de llamar la atenci¨®n hacia esas lagunas"
"En el Reino Unido no hay presi¨®n pol¨ªtica. La hip¨®tesis de injerencias pol¨ªticas es imposible"
P. ?Cu¨¢l fue el punto de partida de su dise?o?
R. Ped¨ª a mi equipo que estudiaran la colecci¨®n hasta descubrir sus puntos fuertes. A partir de los mismos reorganizamos la colecci¨®n como una especie de telara?a donde encuentras las v¨ªas principales y vas tejiendo alrededor. As¨ª llegamos a la soluci¨®n de cuatro plazas centrales con acceso desde distintos puntos. Son asideros cronol¨®gicos para el visitante, cortes arqueol¨®gicos de un movimiento: Estados de flujo (cubismo, futurismo y verticismo); Poes¨ªa y sue?os (surrealismo); Gestos materiales (expresionismo abstracto e informalismo); e Ideas y objetos (minimalismo). Cada plaza abre con un di¨¢logo entre un artista contempor¨¢neo y otro del pasado. Despu¨¦s hay salas individuales y secciones de resistencia y confrontaciones.
P. ?Qu¨¦ pretende demostrar con estos di¨¢logos?
R. Que el arte no est¨¢ formado por compartimentos estancos. Los artistas miran a otros creadores, e incluso cuando no lo hacen se dan puntos de confluencia o relaciones emp¨¢ticas. Tambi¨¦n quiero demostrar que presentamos la colecci¨®n desde un punto de vista contempor¨¢neo. No pretendemos hacer arqueolog¨ªa ni entrar en el t¨²nel del tiempo emitiendo testimonios. La historia modifica el modo en que vemos las cosas y ejercemos esa contemporaneidad al mirar hacia atr¨¢s.
P. ?Qu¨¦ futuro anticipa a la reordenaci¨®n?
R. Tiene una fecha de caducidad en torno al 2012, con dos fases de tres a?os. No es un modelo fijo. Es heterodoxia, no ortodoxia. Presentamos historias, no la historia del arte. Rompemos con la idea de que, con visitar una vez el museo ya se ha visto la colecci¨®n. No es as¨ª. Las salas individuales se renovar¨¢n cada a?o, otros espacios cada dos y las plazas, es decir, los movimientos, al tercer a?o. El concepto se mantiene, pero las obras cambian.
P. La Tate Modern es un atractivo destino tur¨ªstico. ?Qu¨¦ implica para su director?
R. La ventaja de que tienes mucho p¨²blico. Y el inconveniente de que los fines de semana, cuando recibimos hasta 20.000 personas al d¨ªa, es realmente dif¨ªcil ver la colecci¨®n de un modo ideal. Hay mucho trasiego y llegas a ver m¨¢s gente que obras. Es un problema. Adem¨¢s, tenemos que tomar medidas de protecci¨®n de las obras que impiden que la instalaci¨®n sea inmaculada. Existe, por supuesto, la tentaci¨®n de dar a la gente lo que quiere, pero nuestra vocaci¨®n no es el populismo. Y el riesgo de ser vistos como populistas nos lleva a ser incluso m¨¢s cuidadosos a la hora de programar y presentar la colecci¨®n. No queremos ahuyentar a la gente, pero las cifras de audiencia no determinan qu¨¦ programas se mantienen y cu¨¢les no. Cada vez que montamos una exposici¨®n popular -por ejemplo, la de Frida Kahlo, con 361.000 visitantes- la contraprogramamos con una muestra m¨¢s dif¨ªcil.
P. ?La divisi¨®n de la colecci¨®n Tate en arte brit¨¢nico e internacional restringe el poder de selecci¨®n de obras?
R. S¨ª. Uno de los primeros an¨¢lisis se centr¨® en c¨®mo encarar el arte brit¨¢nico. En teor¨ªa, debe mostrarse en la Tate Britain y el internacional en la Tate Modern. Yo argument¨¦ que, si no ense?amos nada de arte brit¨¢nico, corremos el peligro de cortar los lazos de uni¨®n con la comunidad y de alienar a los artistas brit¨¢nicos. Llegamos a un acuerdo por el que nosotros dedicamos un quinto del espacio al arte brit¨¢nico y la Tate Britain tiene prioridad a la hora de presentar nuevas adquisiciones y retrospectivas de artistas brit¨¢nicos. Se dan excepciones, y el a?o pr¨®ximo Gilbert & George expondr¨¢n en Tate Modern.
P. En la sala de Juan Mu?oz se expone obra prestada...
R. Exactamente. Al presentar la colecci¨®n de un modo diferente emergen las lagunas que quisieras hacer desaparecer. Pedimos entonces pr¨¦stamos de obras que quisi¨¦ramos en el futuro tener en la colecci¨®n.
P. ?Es un reclamo dirigido a los artistas o sus herederos?
R. Y a las empresas, los coleccionistas... La colecci¨®n tiene muchos huecos. No tenemos bastante cubismo ni expresionismo. Muy poco futurismo. Apenas tenemos vanguardia sovi¨¦tica. Y falta todo en fotograf¨ªa, pues la Tate act¨²a con un punto de vista muy conservador en este campo. Recurrir a prestamos privados o p¨²blicos es un modo de llamar la atenci¨®n hacia esas lagunas.
P. ?Qu¨¦ soluci¨®n propone al limitado presupuesto de adquisiciones de la Tate?
R. En museos de este tama?o, ambici¨®n y amplitud de objetivos estamos en la cola del vag¨®n. Hay muy pocas colecciones enciclop¨¦dicas en el mundo y era de esperar que una instituci¨®n como la Tate no la tendr¨ªa. Dada su historia, inicialmente como una colecci¨®n de arte brit¨¢nico, ah¨ª dedic¨® sus recursos. Nos salvan los aficionados y coleccionistas que aportan dinero para la compra de obras de artistas emergentes. Es una forma de involucrar a la sociedad civil. Est¨¢ pendiente que, en alg¨²n momento, la donaci¨®n de obras a un museo sea fiscalmente deducible. Actualmente, s¨®lo se aplica a donaciones en pago al impuesto de transmisi¨®n de herencias.
P. ?Qu¨¦ opina de la movilizaci¨®n para despolitizar el arte en Espa?a?
R. Me parece muy positivo que los profesionales hayan reaccionado y formado grupos de debate y presi¨®n. Es necesario que su voz sea o¨ªda, que se escuchen sus reivindicaciones y que, por lo menos, muchas de ellas sean atendidas.
P. ?C¨®mo es la situaci¨®n en el Reino Unido?
R. Aqu¨ª no hay presi¨®n pol¨ªtica. Cero. Somos responsables ante el consejo de administraci¨®n, un ente independiente que representa a la sociedad y que es responsable ante el Gobierno del uso de los fondos p¨²blicos. La hip¨®tesis de injerencias pol¨ªticas es imposible. Ni siquiera forma parte de la tradici¨®n brit¨¢nica.
P. ?De d¨®nde emana la presi¨®n?
R. La mayor presi¨®n es la econ¨®mica. Mantener una estructura tan compleja y pesada con un presupuesto que en un 50% se genera con recursos propios. Dependemos de factores externos, como el turismo y la situaci¨®n econ¨®mica.
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