Letras en clave de parodia
Las obras que parodian la literatura o, mejor dicho, los ambientes literarios gozan de un gran predicamento en los pa¨ªses anglosajones. Ahora bien, esta modalidad que consiste en una mezcla de fina iron¨ªa, algo de sal gruesa y una erudici¨®n iconoclasta y sabiamente administrada no ha tenido muchos seguidores en Espa?a. Por todo ello y en primer lugar cabe agradecerle al profesor de literatura y escritor Rafael Reig que se haya atrevido -y la elecci¨®n del verbo no es casual- a desmitificar a todo tipo de escritores espa?oles y latinoamericanos del ¨²ltimo siglo, desde los santones mediocres a los brillantes engre¨ªdos pasando por oportunistas de cualquier condici¨®n, vanidosos sin l¨ªmites, honestos excepcionales o cultivadores del malditismo.
MANUAL DE LITERATURA PARA CAN?BALES
Rafael Reig
Debate. Barcelona, 2006
310 p¨¢ginas. 19 euros
En Manual de literatura para can¨ªbales, Rafael Reig utiliza una f¨®rmula en la que entrecruza las peripecias de una familia inventada de literatos, los Belinch¨®n, que llegan con retraso a todas las tendencias culturales, con protagonistas reales del mundo de la literatura. Esta mezcla ofrece al autor numerosas perspectivas para desacralizar un ¨¢mbito que presenta las mismas grandezas y miserias que cualquier otro, pero que suele estar rodeado de un aura de magnificencia. Y Reig aprovecha para no dejar t¨ªtere con cabeza y en ese sentido le da igual poner en la picota al Nobel Camilo Jos¨¦ Cela que a los novelistas del realismo social, a intocables como los latinoamericanos C¨¦sar Vallejo o Pablo Neruda que a las nuevas hornadas de novelistas que desfilan hoy en la pasarela.
Autor de novelas como Autobiograf¨ªa de Marilyn Monroe o Guapa de cara, Reig hace gala de sus amplios conocimientos de historia de la literatura para ir situando a los escritores en su ¨¦poca. As¨ª algunos p¨¢rrafos dedicados a Cela representan un l¨²cido an¨¢lisis de la posguerra cultural: "Una vez terminada la guerra, Cela hab¨ªa vuelto a Madrid y, ante la imposibilidad de convertirse en delator, se hizo censor. En sus horas de trabajo en los sindicatos verticales escribi¨® aquella novela [se refiere a La familia de Pascual Duarte]
que obtuvo un ¨¦xito resonante, sobre todo cuando Cela consigui¨® que la censura (que ¨¦l conoc¨ªa bien) prohibiera la segunda edici¨®n, lo que multiplic¨® de inmediato su popularidad. El novelista gallego comenzaba a adiestrarse en el arte de nadar y guardar la ropa".
Ahora bien, Reig no distin
gue de ideolog¨ªas ni de estilos ni de corrientes a la hora de lanzar sus dardos envenenados. As¨ª, del mismo modo que arremete contra un Cela alineado con la dictadura franquista, parodia a los intelectuales del realismo social de la oposici¨®n, como Armando L¨®pez Salinas, cuando el dirigente comunista propone imponer una sanci¨®n a la novelista Carmen Laforet por sus constantes retrasos en la asistencia a las asambleas. La peculiar sanci¨®n, del m¨¢s puro sabor de la izquierda intransigente de los a?os cincuenta y sesenta, consiste en escribir un mon¨®logo interior de tres p¨¢ginas y sin signos de puntuaci¨®n.
Al principio del libro y a modo de declaraci¨®n de intenciones aparecen dos citas muy significativas de los gustos literarios del autor. Una de ellas procede de Cien a?os de soledad, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, y dice as¨ª: "A Aureliano Buend¨ªa no se le hab¨ªa ocurrido pensar hasta entonces que la literatura fuera el mejor juguete que se hab¨ªa inventado para burlarse de la gente". La otra cita que inspira a Reig es de Antonio Machado: "Se miente m¨¢s de la cuenta por falta de fantas¨ªa; tambi¨¦n la verdad se inventa". Desde luego, nadie podr¨¢ reprochar a este ensayo sobre literatura las ausencias de fantas¨ªa o de sana irreverencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.