"La guerra de la memoria en Cuba est¨¢ llegando a niveles obsesivos"
Exilio, disidencia y revoluci¨®n han sido las tres claves de la intelectualidad cubana en el ¨²ltimo medio siglo y ocupan el subt¨ªtulo de la nueva obra de Rafael Rojas, Tumbas sin sosiego. Esta historia intelectual de Cuba le ha valido al historiador y escritor residente en M¨¦xico el 34? Premio Anagrama de Ensayo.
Pregunta. ?Es necesario hacer memoria para alcanzar un r¨¦gimen democr¨¢tico?
Respuesta. Para alcanzar una democracia con calidad moral e intelectual s¨ª es ¨²til una reconstrucci¨®n del legado cultural cubano que recupere lo que ha quedado escindido por el r¨¦gimen totalitario y la oposici¨®n, que ha desembocado en tanto exilio. Pero no propongo una unificaci¨®n de este legado. Pienso que la democracia necesita diversidad de im¨¢genes sobre el pasado nacional y que es importante que coexistan.
"El mundo de la cultura ya est¨¢ allanando el camino para una reconciliaci¨®n; no de un idilio acr¨ªtico, sino con memoria"
"Me parece importante reconstruir las biograf¨ªas pol¨ªticas de los intelectuales, pero me opongo a que conformen expedientes"
P. ?El silencio o el olvido no son una buena f¨®rmula para la reconciliaci¨®n?
R. Una dosis de olvido s¨ª hace bien a las naciones. En Cuba, la guerra de la memoria est¨¢ llegando a niveles obsesivos. Se contabilizan los muertos de un lado y de otro. Una ley reciente establece que murieron en acto de lealtad 3.478 y 2.099 quedaron mutilados. El exilio tambi¨¦n hace sus c¨¢lculos, que sit¨²an en 6.000. Llegar a esto me parece paralizante.
P. ?Qu¨¦ representa su libro?
R. Es una reparaci¨®n para mostrar la riqueza y diversidad del mapa cultural cubano. Se trata de democratizar el pasado. En Cuba ha habido una hegemon¨ªa del sujeto revolucionario y yo he querido diversificar y reconocer a los actores leg¨ªtimos del proceso de reconstrucci¨®n nacional.
P. La historia de los intelectuales parte de sus escritos. ?Tambi¨¦n de sus actos?
R. Me parece importante reconstruir las biograf¨ªas pol¨ªticas de los intelectuales, pero me opongo a que conformen expedientes. Es peligroso un ejercicio de una justicia desmedida en un proceso de transici¨®n a la democracia.
P. ?Qu¨¦ caracter¨ªstica considera que es ¨²nica en Cuba?
R. La cercan¨ªa con EE UU es una condici¨®n excepcional que produce una acumulaci¨®n simb¨®lica muy especial. Compar¨¢ndola con otros reg¨ªmenes totalitarios, tambi¨¦n es caracter¨ªstico que la revoluci¨®n fuese compartida por la mayor¨ªa de intelectuales. La dictadura se arm¨® a partir de una revoluci¨®n muy popular. Los intelectuales sacaron a Castro de la c¨¢rcel y lo llevaron al poder, y luego la mayor¨ªa quer¨ªa la revoluci¨®n pero rechaz¨® el castrismo. Otra singularidad es el tiempo. Medio siglo es mucho.
P. La guerra civil es un concepto insistente en su libro.
R. Me resulta ¨²til para captar el momento en que se articula la primera oposici¨®n a Castro, cuando un grupo ve se?ales de radicalizaci¨®n y se opone. Ellos est¨¢n educados en la tradici¨®n revolucionaria y ese movimiento queda desarticulado en la bah¨ªa de Cochinos. Ellos fueron actores leg¨ªtimos de una guerra nacional. Este concepto tambi¨¦n sirve para sugerir que unos y otros compartieron los valores de una misma cultura pol¨ªtica: el nacionalismo y la violencia les unen. Fueron pol¨ªticos de pistola en mano.
P. ?Qu¨¦ indica este movimiento de rebuscar en las tumbas?
R. Es se?al de que en la guerra civil, la aniquilaci¨®n acab¨®. La guerra de la memoria es un conflicto de herederos que est¨¢n en proceso de duelo. Las dos ¨²ltimas generaciones de cubanos podr¨ªan hacer una lectura de mayor reconocimiento.
P. ?La cultura est¨¢ llamada a jugar un papel en el proceso de reconciliaci¨®n de Cuba?
R. Ya lo est¨¢ jugando, est¨¢ allanando el camino para una reconciliaci¨®n; no un idilio acr¨ªtico, sino con memoria. La narrativa de la memoria se da dentro y fuera de Cuba. Qu¨¦ tanto aprovechar¨¢n los actores pol¨ªticos de esto, no lo s¨¦.
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