El desmarque del PP
La direcci¨®n del PP se ha desmarcado oficialmente -a trav¨¦s de su secretario general- de la iniciativa anunciada el domingo por Zapatero de abrir formalmente el di¨¢logo entre los poderes del Estado y ETA con el designio de acelerar el fin de la violencia; la decisi¨®n ser¨¢ comunicada durante el mes de junio por el presidente a las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n en el Congreso. La adopci¨®n de esa medida, permitida al Gobierno por la moci¨®n de la C¨¢mara aprobada el 17 de mayo de 2005, es el resultado de una "evaluaci¨®n pol¨ªtica global" -basada en informes de los servicios de inteligencia- en torno a la fiabilidad del alto el fuego permanente declarado por la banda el 22 de marzo. Sin embargo, la entrevista con dos portavoces de ETA publicada hace 10 d¨ªas en Gara sobre el car¨¢cter condicionado y reversible de la tregua, la justificaci¨®n de la kale borroka -se produjeron varias agresiones de ese tipo el pasado fin de semana- como leg¨ªtima respuesta popular a la represi¨®n estatal y la intenci¨®n de seguir recaudando dinero para cubrir "las necesidades econ¨®micas" de la organizaci¨®n empa?a el optimismo gubernamental.
Zapatero admiti¨® en el mitin de Barakaldo la existencia de "dudas razonables" acerca de la conveniencia de emprender otra vez el incierto camino recorrido sin ¨¦xito por Felipe Gonz¨¢lez en 1989 y por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en 1998. Esos duelos disfrazados de di¨¢logo derrotan siempre al jugador que pesta?ea primero o que se deja enga?ar por el contrincante: las celadas de ETA y Batasuna o la incapacidad de sus dirigentes para impedir las escisiones dentro del nacionalismo radical podr¨ªan reproducir en el futuro las amargas frustraciones del pasado; aunque consciente de las dificultades de la empresa, el presidente del Gobierno afirma que el empe?o merece la pena. Si la arriesgada apuesta no resultase ganadora, sin embargo, el coste pol¨ªtico y personal para Zapatero ser¨ªa insoportablemente elevado: a diferencia de Gonz¨¢lez y de Aznar, que recibieron durante la tregua la colaboraci¨®n respetuosa de Fraga y de Almunia como l¨ªderes del partido de la oposici¨®n, los dirigentes del PP le har¨ªan pagar muy caro al presidente del Gobierno el incumplimiento de unas expectativas de las que no s¨®lo desconf¨ªan, sino que tambi¨¦n temen.
Tras relacionar el mismo domingo la iniciativa de Zapatero con "el chantaje que ETA hace a 44 millones de espa?oles", Acebes neg¨® anteayer el respaldo del PP a cualquier contacto del Gobierno con la banda terrorista que no sea la constataci¨®n notarial de su decisi¨®n irreversible de disolverse. Aunque el Grupo Popular boicotease en su d¨ªa la moci¨®n aprobada hace un a?o por el Congreso, el secretario general del PP aduce ahora que no se dan las condiciones exigidas por la resoluci¨®n para entablar el di¨¢logo con ETA: una "clara voluntad" de abandonar las armas y "actitudes inequ¨ªvocas" que prueben tal convicci¨®n. Sostienen que s¨®lo la rigurosa aplicaci¨®n de la pol¨ªtica instrumentada por Aznar ser¨ªa capaz de conseguir la rendici¨®n sin condiciones de ETA y el desarbolamiento del nacionalismo radical. As¨ª pues, el cambio de rumbo impulsado por Zapatero no habr¨ªa logrado sino resucitar el cad¨¢ver del terrorismo: o bien por una torpeza inexcusable, o bien por el criminal prop¨®sito de pactar secretamente con ETA al servicio del paranoico proyecto de romper la unidad de Espa?a en provecho del nacionalismo.
Pero la estrategia de Zapatero no es un gesto caprichoso o una fechor¨ªa irresponsable, sino la arriesgada tentativa de desbloquear la enrocada situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Las invocaciones de Rajoy a una vuelta al constitucionalismo de la anterior legislatura son pura hipocres¨ªa: la alianza preelectoral entre los populares y los socialistas vascos para oponerse a los nacionalistas en los comicios auton¨®micos de 2001 salt¨® por los aires desde que el PP resolvi¨® manipular a las v¨ªctimas y acusar al PSOE de traicionar a los muertos y ocultar la verdad sobre el 11-M. Y la afirmaci¨®n seg¨²n la cual Aznar habr¨ªa conseguido acabar con ETA al final de su mandato se contradice desvergonzadamente con el desparpajo utilizado por Acebes -hace dos a?os como ministro del Interior y ahora como secretario general del PP- para atribuir a la banda la responsabilidad operativa del atentado de los trenes de la muerte.
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