Miedo en Moratalaz
Los vecinos cambian cerraduras y bajan juntos a los garajes para evitar nuevos 'secuestros expr¨¦s' en este barrio
Los vecinos de Moratalaz tienen miedo. Miedo a ser secuestrados. Como le ocurri¨® el pasado s¨¢bado a M. A., de 56 a?os. Una banda le asalt¨® en el garaje de su casa, le encerr¨® en el maletero de su turismo durante dos horas y le rob¨® dinero de su cuenta bancaria. Con ¨¦l, ya son cuatro los residentes de una misma urbanizaci¨®n de Moratalaz los que en los ¨²ltimos d¨ªas han sido asaltados con el mismo modus operandi.
El relato de M. A., que prefiere quedar en el anonimato por miedo a represalias, comienza el s¨¢bado pasado a primera hora de la ma?ana. "Me iba a ir con mi mujer y mis hijos a pasar el d¨ªa en la sierra. Yo me adelant¨¦ y baj¨¦ primero al garaje a dejar unas bolsas en el coche. Eran las ocho y cuarto. Cuando iba a subir a casa, de repente, aparecieron dos hombres con algo en la mano que parec¨ªa una pistola", cont¨® ayer este empleado de la Administraci¨®n p¨²blica. "?Quieto! ?D¨®nde vas?", le gritaron los delincuentes con acento suramericano.
"Me quitaron el dinero, el reloj y el mando de abrir y cerrar el garaje"
"Dejan el garaje a oscuras. Antes de secuestrar, quitan los fluorescentes"
"Yo... ?qu¨¦ pasa?", contest¨® M. A., muy asustado. "C¨¢llate y coopera", le amenazaron. "Me pidieron las llaves para abrir el maletero y me metieron dentro. Arrancaron el veh¨ªculo y sent¨ª c¨®mo le daban un golpe al coche que hab¨ªa aparcado al lado", record¨®.
Esta v¨ªctima permaneci¨® durante dos horas claustrof¨®bicas en la oscuridad del maletero. "Mi mujer y mi hija peque?a se asustaron al ver que no sub¨ªa a casa despu¨¦s de dejar las bolsas en el coche. Cuando bajaron, pues imag¨ªnese lo que pensaron al no ver mi coche en su sitio", agreg¨® este funcionario.
Sus secuestradores le quitaron las tarjetas de d¨¦bito y de cr¨¦dito y le exigieron los n¨²meros secretos que permiten sacar dinero. Despu¨¦s de sacar todo lo posible de un cajero autom¨¢tico, los ladrones aparcaron en la calle de la Fuente Carrantona con la v¨ªctima en el maletero.
Como en el resto de secuestros, M. A. pudo escapar porque los delincuentes dejaron a prop¨®sito una peque?a abertura entre el asiento trasero y el maletero. "Me sacaron 600 euros del banco. Tambi¨¦n me quitaron 200 euros en efectivo que llevaba encima, el reloj y el mando de abrir y cerrar el garaje", relat¨® este funcionario, que en cuanto fue liberado acudi¨® a la comisar¨ªa de Moratalaz.
Adem¨¢s de la agresi¨®n sufrida por M. A., hay otros tres vecinos de la misma urbanizaci¨®n de Moratalaz que en los ¨²ltimos 15 d¨ªas han sufrido secuestros expr¨¦s: Alejandro Matilla, de 59 a?os, que estuvo cuatro horas en el maletero; M. S., de 62 a?os, secuestrado durante una hora, y S. P., de 68 a?os, que tambi¨¦n estuvo retenido durante cuatro horas.
La urbanizaci¨®n donde se han producido los asaltos comprende bloques de las calles de Luis Hoyos S¨¢inz y Valdebernardo. Fue construida por el antiguo Ministerio de Obras P¨²blicas (MOPU) y en ella viven sobre todo funcionarios. En total hay alrededor de 800 vecinos, que comparten varios garajes. En dos de ellos es donde se han producido los cuatro asaltos. "Lo que hacen los delincuentes es dejar el garaje a oscuras. Cuando secuestraron a mi marido hab¨ªan desenroscado los fluorescentes", explic¨® la esposa de una de las v¨ªctimas.
"?C¨®mo no vamos a estar asustados?", se quej¨® el presidente de la comunidad de vecinos, que, como la mayor¨ªa de los residentes, no quiere dar su identidad. Muchos tienen miedo a que vuelvan los delincuentes. "Cuando me enter¨¦ del primer secuestro cre¨ª que ya no volver¨ªan. Pens¨¦ que si ya hab¨ªan secuestrado en un sitio no iban a repetir", asegur¨® un vecino.
Los residentes est¨¢n moviliz¨¢ndose para que ninguno vuelva a ser asaltado. "Estamos haciendo lo que podemos dentro de nuestras posibilidades. No nos queda otra que cambiar las cerraduras de los portales y los mandos a distancia de los garajes", explica Alejandro Matilla.
Algunos residentes han promovido, adem¨¢s, establecer horarios para bajar juntos al garaje. Ya hay algunos carteles colgados por los portales que dicen: "Propuesta. Esta sugerencia, como medida de seguridad, ser¨ªa una forma de protegernos frente a los asaltantes del garaje. Si coincidimos en el portal a determinadas horas con alg¨²n vecino, bajar¨ªamos m¨¢s acompa?ados y puede que nos sinti¨¦ramos m¨¢s seguros. La uni¨®n hace la fuerza y aleja al delincuente", reza el cartel.
Los garajes est¨¢n ahora semivac¨ªos, la gente prefiere dejar el coche en la calle. Otro tanto sucede con los trasteros, en los ¨²ltimos d¨ªas apenas se utilizan.
Otra propuesta pasar¨ªa por contratar seguridad privada durante 24 horas como ya hacen otras urbanizaciones. "Aunque deb¨ªa ser la polic¨ªa la que nos protegiera", coincidieron varios vecinos.
En el bar que regenta Santiago Delgado, varios residentes comentaban a la hora de comer lo sucedido en los ¨²ltimos 15 d¨ªas. "Yo no vivo aqu¨ª, pero ahora con esto pues tambi¨¦n pienso que me pueden asaltar el negocio", explic¨® Delgado. "Lo que pasa es que nos cre¨ªamos que esto del secuestro expr¨¦s era una leyenda urbana; o que le pasaba a la gente que vive en La Moraleja o en El Viso", reflexionaba otra vecina.
"Si llega a ser un Mini..."
Todas las v¨ªctimas coinciden en describir a los asaltantes como una banda de tres o cuatro j¨®venes, de entre 20 y 25 a?os, con acento suramericano. De momento, la polic¨ªa no ha realizado detenciones. "Hab¨ªa uno que se pon¨ªa mucho m¨¢s nervioso que el resto", asegur¨® ayer una v¨ªctima.
Los residentes de la urbanizaci¨®n recuerdan c¨®mo hace tres o cuatro a?os estaban "tan tranquilos".
"?ste siempre ha sido un barrio residencial, incluso aburrido", comentaba un matrimonio.
En la urbanizaci¨®n temen m¨¢s la agresividad y los m¨¦todos de los ladrones que lo que les puedan robar. La idea de permanecer encogidos dentro de un maletero del coche estremec¨ªa a m¨¢s de uno. "A¨²n no s¨¦ c¨®mo aguant¨¦ las cuatro horas dentro del maletero. Yo tengo algo de claustrofobia y por la noche tengo que tener la puerta de la habitaci¨®n abierta. Cuando estaba secuestrado, intentaba tom¨¢rmelo con humor y pensaba: '?Menos mal que no es un coche Mini!", concluy¨® Alejandro Matilla, que conduce un Citro?n C3.
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