Crecer de otra forma
Si en circunstancias menos comprometidas que en la actual resulta dif¨ªcil evaluar los efectos sobre la econom¨ªa mundial de los grandes desequilibrios econ¨®micos internacionales -el precio del petr¨®leo o el d¨¦ficit de Estados Unidos, por poner dos ejemplos t¨®picos-, hoy las complicaciones adicionales, como la crisis permanente en Irak o el intenso tir¨®n de la econom¨ªa china, convierten el c¨¢lculo en pr¨¢cticamente imposible. Las proyecciones de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) arriesgan el cuadro al considerar que este a?o el crecimiento mundial estar¨¢ en el 3,1%, a pesar de la espectacular subida del precio del petr¨®leo, y aplaza el "efecto del crudo" y de la subida de los tipos de inter¨¦s -en EE UU y en Europa- al ejercicio de 2007, con una rebaja de las expectativas de crecimiento al 2,9%. Nada preocupante, al parecer, porque si el impacto de la carest¨ªa del l¨ªquido negro y del coste del dinero se resolviera con una p¨¦rdida de dos d¨¦cimas -rebaja de tres d¨¦cimas, en el caso de Espa?a-, no habr¨ªa demasiadas razones para el dramatismo.
Aparentemente, los fundamentos de la predicci¨®n de la OCDE son correctos. Ni Estados Unidos ni Jap¨®n est¨¢n sufriendo recortes significativos por el crecimiento de los tipos de inter¨¦s y el encarecimiento del crudo; y la econom¨ªa alemana insiste en mostrar s¨ªntomas de recuperaci¨®n, leves pero esperanzadores. No obstante, la amenaza de los grandes desequilibrios puede concretarse en otros menos globales, pero m¨¢s pr¨®ximos a las familias. Uno de ellos es que en algunos pa¨ªses se precipite una correcci¨®n inmobiliaria que deteriore los activos en vivienda y perjudique de rebote a las instituciones financieras; otro tiene que ver con los mercados burs¨¢tiles, porque cualquier descenso continuado de los ¨ªndices puede afectar a las econom¨ªas familiares. Quiz¨¢ sean estas amenazas las que empujan a la OCDE a sugerir que no debe procederse de forma inmediata a subidas de tipos en Europa, una posici¨®n similar, por cierto, a la que sostiene el FMI.
Las predicciones sobre Espa?a ofrecen s¨®lo matices. Se mantienen tasas elevadas de crecimiento (superiores a la media europea, como reza el lugar com¨²n), incluso se avanzan aumentos de las exportaciones; pero la inflaci¨®n y el d¨¦ficit exterior siguen mostrando un modelo de crecimiento descompensado. La profec¨ªa sobre el crecimiento de la productividad a partir de 2008 es satisfactoria, pero es de car¨¢cter conjetural y, por tanto, ser¨¢ necesario confirmarlo. Si fuera as¨ª, ser¨ªa una poderosa evidencia de que existe un modelo de crecimiento posible distinto del actual derivado del consumo y la construcci¨®n.
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