El trauma de Berlusconi
Il Cavaliere monta una copia del Consejo de Ministros para recordar el poder
A todos los pol¨ªticos les cuesta dejar el poder. Lo de Silvio Berlusconi, sin embargo, est¨¢ resultando especialmente traum¨¢tico. Il Cavaliere sigue reclamando la convocatoria inmediata de nuevas elecciones, ha enviado cartas a una veintena de l¨ªderes (entre ellos Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero) en las que promete "volver pronto" y, para entretener la espera, se ha hecho construir en casa un sal¨®n parecido al que ten¨ªa en el Palazzo Chigi, sede de la Presidencia del Gobierno, para celebrar las reuniones del Consejo de Ministros. Ha instalado una mesa larga, ha colgado las necesarias banderas oficiales y mantiene los cartapacios bien alineados delante de cada silla.
La carta a Zapatero, cuyo contenido revela la revista L'Espresso, permite hacerse una idea del estado de ¨¢nimo de Berlusconi. Tras un cordial "querido Jos¨¦ Luis", Berlusconi insiste en la ilegitimidad de la victoria del centro-izquierda. "Espero volver pronto al Gobierno", escribe, "una vez sean verificadas las m¨¢s de 1,1 millones de papeletas anuladas", aunque "de todas formas represento al 50,2% del pa¨ªs y s¨®lo por el peculiar sistema electoral italiano, pese a mi ¨¦xito personal [Forza Italia sigue siendo de largo el primer partido italiano], la coalici¨®n que dirijo ha resultado globalmente mayoritaria en votos pero minoritaria en representaci¨®n parlamentaria".
"Querido Jos¨¦ Luis: Espero volver pronto al Gobierno", dice en su carta de despedida al presidente espa?ol
Il Cavaliere, que nunca pierde ocasi¨®n de resaltar sus virtudes, hace notar al presidente del Gobierno espa?ol que sus cinco a?os de mandato han representado "un periodo sin precedentes en la historia de la Rep¨²blica italiana, lo que me ha permitido aplicar 36 importantes reformas para la modernizaci¨®n del pa¨ªs". Concluye agradeciendo al l¨ªder socialista espa?ol "la simp¨¢tica relaci¨®n mutua" y d¨¢ndole "?un fuerte abrazo!", entre signos de admiraci¨®n, para resaltar que no se trata de un abrazo vulgar, sino de un abrazo berlusconiano. El tono de la carta es amable y cordial. Refleja, sin embargo, lo mismo que reflejan los diarios italianos: Berlusconi no se convence de haber perdido.
El dolor de la derrota se ve agravado por una creciente soledad. Cuando se hizo construir en casa el sal¨®n de consejos, esperaba que sus antiguos ministros se sentaran con regularidad a la mesa. Su idea consist¨ªa en mantener un gobierno a punto para volver al poder de forma inminente. Los ex ministros, sin embargo, no est¨¢n por la labor. La estrategia berlusconiana de deslegitimar el mandato de Prodi y de rechazar todo tipo de di¨¢logo con el centro-izquierda descorazona a los aliados de Il Cavaliere. El presidente de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, dej¨® con muy buenas formas el Ministerio de Asuntos Exteriores a su sucesor, Massimo d'Alema, y ¨¦ste le propuso a su vez que ocupara la presidencia de la comisi¨®n parlamentaria de Asuntos Exteriores como reflejo de la continuidad diplom¨¢tica. A Fini le pareci¨® muy bien. Pero a Berlusconi le pareci¨® muy mal e impuso su veto.
La consecuencia es que la estupenda mesa de consejos del palacio Grazioli, la residencia privada de Il Cavaliere en Roma, permanece siempre vac¨ªa. El diario La Repubblica, que nunca ha simpatizado con Berlusconi, cuenta que el ex presidente del Gobierno sufre estos d¨ªas una soledad a la que no est¨¢ habituado. Ha dejado de hablarse con la mayor¨ªa de sus aliados porque les considera traidores. "Ya no me f¨ªo de nadie", dice. "?sos", indica, refiri¨¦ndose a sus antiguos ministros, "est¨¢n dispuestos a votar incluso la ley de la izquierda sobre el conflicto de intereses con tal de librarse de m¨ª". Atrincherado en la oposici¨®n (empiezan a llamarle "el barricadero", as¨ª, en castellano) y sentado ante una gran mesa vac¨ªa, Silvio Berlusconi mastica su amargura y prepara la revancha.
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