?C¨®mo actuar?
A Brecht le gustaba expresarse a trav¨¦s de par¨¢bolas: como a Cristo. La persona buena de Sezuan narra la bajada a la Tierra de tres dioses deseosos de comprobar si el hombre es libre. Buscan una persona que haya elegido el bien. Si dan con ella, demostrar¨¢n que no hace falta cambiar el mundo. Pero se llevan chasco tras chasco. Hasta que encuentran a Shen Te, una prostituta que, como Mar¨ªa Magdalena, se apiada de ellos. Es la prueba que su hip¨®tesis necesita.
Favorecida por los dioses, la joven pone un estanco, pero todos se aprovechan de ella. Para acabar con esta situaci¨®n, se inventa un primo inexistente: Shen Te se disfraza de Shui Ta, hombre de negocios implacable. Brecht escribi¨® La persona buena de Sezuan en Dinamarca, Suecia y Finlandia, huyendo del avance nazi. Le dedic¨® el personaje a Helene Weigel, que acabar¨ªa siendo su esposa. Se estren¨® en 1943, en Suiza. En Espa?a, Carme Serrallonga la tradujo al catal¨¢n y Ricard Salvat la puso en escena en el Romea de Barcelona, con la compa?¨ªa Adri¨¤ Gual y direcci¨®n musical de Joan Guinjoan.
La buena persona de Sezuan
De Bertolt Brecht. Versi¨®n: Jes¨²s Mun¨¢rriz. Con Yolanda Ulloa, Gonzalo de Castro, Antonio Gil Mart¨ªnez, Vicente D¨ªez, Teresa Lozano, Enriqueta Carballeira... Luz: Juan G¨®mez-Cornejo. M¨²sica: Llu¨ªs Vidal. Vestuario: Ana Garay. Escenograf¨ªa: Paco Azor¨ªn.
Direcci¨®n: Luis Blat. Producci¨®n: CDN. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Madrid, del 25 de mayo al 9 de julio.
Versi¨®n aligerada
La obra completa duraba cuatro horas, y la Adri¨¤ Gual empalmaba dos funciones diarias. Como la protagonista apenas sale de escena, N¨²ria Espert ten¨ªa 10 minutos para cenar un bocadillo. La censura, con Fraga al frente de Informaci¨®n y Turismo, no cort¨® una palabra.
Cuarenta a?os despu¨¦s, el Centro Dram¨¢tico Nacional ofrece una versi¨®n aligerada. Dura una hora menos, y las canciones originales han sido reducidas a su m¨ªnima expresi¨®n. Luis Blat, su director, define con precisi¨®n la actitud de los personajes, compone los grupos con sentido y, en general, punt¨²a bien la funci¨®n, pero no la sostiene de principio a fin. La conduce como un adagio sostenido. Le falta nervio en momentos importantes. La escenograf¨ªa de Paco Azor¨ªn es funcional. Gira en torno a un ascensor en el que los dioses bajan y se elevan. Luego, el ascensor se convierte en el estanco de Shen Te, abarrotado como el camarote de los Marx, y, m¨¢s tarde, en la oficina de su hermano.
Lo mejor de la funci¨®n es el final. En el juicio a Shui Ta, Brecht hace una exhibici¨®n de dial¨¦ctica: cada parte expone sus razones c¨ªnicamente, y la acusada acaba demostrando que actuar en beneficio propio perjudica siempre a terceros. La interpretaci¨®n de Yolanda Ulloa, que corr¨ªa como un arroyo subterr¨¢neo, aflora con fuerza en ese momento, cuando las dos caras de su personaje se funden. Tambi¨¦n Gonzalo de Castro, el coprotagonista, se reserva su mejor intervenci¨®n para el cierre. El trabajo interpretativo de conjunto respira, pero no es homog¨¦neo: amalgamarlo requerir¨ªa m¨¢s tiempo. Destaco las composiciones de Cristina Fenollar, Enriqueta Carballeira, Teresa Lozano y Aitor Tejada.
Babelia
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