Las mariposas de la movida
Angelo Pantaleoni bajaba ayer las escalinatas hist¨®ricas del Instituto Italiano de Cultura recordando sus tiempos de investigador en el Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, con Julio Caro Baroja. La noche del 23-F estaba all¨ª, y fue desalojado; llam¨® a emisoras italianas, organiz¨® desde ese sitio la resistencia democr¨¢tica contra el golpe que iba en curso en Espa?a, y despu¨¦s se acerc¨® al Congreso de los Diputados; le pidieron que repartiera ejemplares de un peri¨®dico que hab¨ªa salido a la calle, "en defensa de la Constituci¨®n". Cogi¨® aquellos ejemplares, "que eran como hojas volanderas", y ahora atesora esa memoria como uno de los acontecimientos de su vida de entonces en Espa?a. El peri¨®dico era EL PA?S.
Pero cuando Angelo bajaba esas escaleras, camino al arco baleno que ha h
echo para el Instituto la artista veneciana Federica Marangoni, lo hac¨ªa entre las mariposas que un d¨ªa, hace 20 a?os, fueron uno de los s¨ªmbolos de la movida que hubo en Madrid durante la larga transici¨®n democr¨¢tica, en la que el Instituto Italiano de Cultura tuvo una participaci¨®n activ¨ªsima. Ahora Pantaleoni est¨¢ poniendo las bases para que se reedite aquel protagonismo, y acaso el arco iris de Marangoni se convierten en el s¨ªmbolo de una nueva etapa.
Aquellas mariposas, precisamente, eran de Federica Marangoni, que hace ahora 20 a?os hizo all¨ª la exposici¨®n que le abri¨® el camino de una presencia activ¨ªsima en Espa?a: hay obra suya en Valencia, en Sevilla, en Barcelona, en Tenerife, y hace muy poco expuso su tratado multimedia contra la intolerancia en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. Su regreso al Instituto Italiano de Cultura sirve para evocar, y agradecer, la excelente labor que este centro cultural que ahora renace realiz¨® para hacer que la ciudad adquiriera un car¨¢cter cosmopolita por el que ahora tambi¨¦n pugna. En aquel entonces, en los ochenta, el Instituto Italiano de Cultura ten¨ªa al frente a Marco Miele, y a su lado estaba gente que a¨²n est¨¢, como Alessandra Piccone; aquel grupo de trabajo convirti¨® Italia, la cultura italiana, en c¨®mplice de lo que fue la contribuci¨®n europea al cambio en Espa?a. En aquel lugar de la calle Mayor no s¨®lo se estudiaba italiano sino que se ampliaba la visi¨®n que Italia daba del mundo, y vimos pasar por sus aulas a gente como Alberto Moravia, Leonardo Sciascia, a Umberto Eco... Se produjeron entonces coloquios ins¨®litos, conciertos o proyecciones que conectaron aquel tiempo con los a?os en que fue el instituto imprescindible para entender que era el int¨¦rprete en Espa?a del lenguaje del futuro.
Cuando ayer vimos las mariposas de la Marangoni volvi¨® a la memoria aquel tiempo; Italia se?alaba un camino, y ven¨ªa de las manos del multimedia. Veinte a?os m¨¢s tarde el Instituto Italiano de Cultura regresa por donde sol¨ªa, ayuda a entender la modernidad del mundo.
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