Montenegro libre
Por primera vez, la Uni¨®n Europea ha tutelado y confirmado la independencia de un nuevo pa¨ªs. Montenegro, pese a su peque?o tama?o, tiene m¨¢s habitantes que Luxemburgo y Malta, miembros de la Uni¨®n, y que los llamados microterritorios (Andorra, Liechtenstein, M¨®naco y San Marino), de hecho integrados en ella. La proliferaci¨®n de pa¨ªses independientes en Europa y en el mundo es un ¨¦xito de las nuevas oportunidades de gobierno democr¨¢tico. En los grandes Estados, si son democr¨¢ticos, en el mejor de los casos gobierna una mayor¨ªa. Pero con la creaci¨®n de nuevas unidades pol¨ªticas, las minor¨ªas estatales pueden convertirse en mayor¨ªas locales, de modo que aumenta el n¨²mero total de individuos cuyas preferencias coinciden con las de su gobierno. Las nuevas oportunidades de autogobierno democr¨¢tico de las comunidades peque?as se derivan sobre todo de los grandes mercados y los bienes p¨²blicos de gran escala provistos por los amplios acuerdos comerciales y militares internacionales y las unidades de tama?o imperial como la Uni¨®n Europea, las cuales convierten a los Estados tradicionales en menos necesarios y m¨¢s engorrosos.
Lo cierto es que el n¨²mero de pa¨ªses independientes aumenta sin parar. Mientras que hace 100 a?os hab¨ªa unos cincuenta pa¨ªses soberanos (incluidas las grandes potencias coloniales), tras la II Guerra Mundial este n¨²mero aument¨® hasta unos setenta y desde entonces se ha casi triplicado hasta reunir m¨¢s de 190 miembros en las Naciones Unidas. La inmensa mayor¨ªa de los pa¨ªses peque?os son democr¨¢ticos, en una proporci¨®n mucho mayor que los Estados extensos y sobrepoblados.
Como tantos otros pa¨ªses peque?os, Montenegro tiene una historia milenaria, con semiindependencia de hecho desde el siglo X. No es exacto, como se ha publicado estos d¨ªas, que fuera un Estado independiente s¨®lo entre 1910 y 1918, ya que hab¨ªa sido reconocido como Principado independiente por las potencias europeas en 1878 (al mismo tiempo que Serbia y Rumania), reconocimiento que los montenegrinos conmemoran en su fiesta nacional. Pero tras la I Guerra Mundial, Montenegro fue anexionado a Serbia, en contra de la corriente del momento de reconocer precisamente las nacionalidades peque?as que hab¨ªan formado parte de los imperios en disoluci¨®n.
La declaraci¨®n actual de independencia de Montenegro es un episodio algo retrasado, y todav¨ªa no el ¨²ltimo, probablemente, del fracaso de Yugoslavia como un Estado multinacional inventado, precisamente, al final de la I Guerra Mundial. Serbia extendi¨® entonces la soberan¨ªa de sus instituciones mon¨¢rquicas a los territorios y las poblaciones no s¨®lo de Montenegro, sino tambi¨¦n de Croacia y de Eslovenia. El dominio de Serbia, que acaparaba la mitad de la poblaci¨®n total del nuevo reino, pronto se convirti¨® en abierta dictadura. Tras la II Guerra Mundial, el croata comunista Tito dividi¨® el conjunto del territorio en seis rep¨²blicas y dos provincias con igual representaci¨®n en el gobierno federal, de modo que la rep¨²blica de Serbia s¨®lo reun¨ªa un cuarto de la poblaci¨®n total, con lo que pudo sustituir la dictadura serbia por la del partido ¨²nico.
Se reun¨ªan en Yugoslavia territorios ex austriacos y ex otomanos, individuos cat¨®licos, ortodoxos y musulmanes, idiomas con alfabetos latino y cir¨ªlico. Durante varios decenios los yugoslavos dec¨ªan que hablaban "serbo-croata-eslavo", pero desde los a?os ochenta se volvieron a codificar las antiguas lenguas (aunque el nombre de Montenegro sigue siendo conocido, fuera del pa¨ªs, en veneciano). Sin embargo, casi todos los llamados "eslavos del sur" podr¨¢n seguir entendi¨¦ndose -m¨¢s o menos como los daneses, los noruegos y los suecos se entienden cuando cada uno habla en su lengua nacional-, o como se entienden tambi¨¦n los checos y los eslovacos (o como los castellanos, los catalanes, los gallegos y los portugueses podr¨ªan conseguirlo sin mucho esfuerzo adicional).
Como es sabido, el derrumbe yugoslavo fue provocado por el proyecto poscomunista liderado por Milosevic, que pretendi¨® restablecer la hegemon¨ªa serbia apoy¨¢ndose en los serbios dispersos en los dem¨¢s territorios. Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia optaron entonces por la separaci¨®n, como ahora Montenegro y probablemente Kosovo a no mucho tardar. La ef¨ªmera rep¨²blica de Serbia y Montenegro impuesta por la Uni¨®n Europea hace tres a?os ha sido una ficci¨®n. La poblaci¨®n de Serbia es 14 veces mayor que la de Montenegro, por lo que ¨¦sta no ten¨ªa, desde luego, ninguna perspectiva de participar efectivamente en el poder. En la construcci¨®n de unidades pol¨ªticas extensas, la alternativa siempre est¨¢ entre la participaci¨®n de la periferia en el centro y su separaci¨®n. De hecho, los montenegrinos ya hab¨ªan adoptado primero el marco alem¨¢n y luego el euro, han establecido fronteras y aduanas con Serbia y han estado funcionando con su Gobierno y su Parlamento propios.
Un peque?o pa¨ªs como Montenegro puede ser viable si se cumplen dos condiciones. La primera, una cohesi¨®n interna suficiente para mantener la paz civil, la cual podr¨ªa ser inducida ahora, pese a la divisi¨®n mostrada en el refer¨¦ndum, por el hecho consumado de la independencia reconocida internacionalmente y por el temor a que se repitan matanzas como las de los a?os noventa en las llamadas guerras de los Balcanes. La segunda es una integraci¨®n suficiente en la Uni¨®n Europea, la cual deber¨ªa permitir su consolidaci¨®n democr¨¢tica, as¨ª como la especializaci¨®n y los intercambios econ¨®micos de amplia escala, sin necesidad de ser minor¨ªa en un Estado grande. En el fondo, los modelos a elegir por los montenegrinos eran la repudiada Serbia, rechazada como candidata por la Uni¨®n Europea, o la exitosa Eslovenia, miembro de pleno derecho y con un excelente desempe?o pol¨ªtico y econ¨®mico.
La integraci¨®n en el nuevo imperio democr¨¢tico y econ¨®mico europeo es una condici¨®n de viabilidad no s¨®lo para las rep¨²blicas desgajadas de Yugoslavia, sino tambi¨¦n para las otras que surgieron de la ca¨ªda del comunismo y la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Mientras que Bulgaria y Rumania, que ya eran Estados reconocidos, todav¨ªa esperan ansiosamente a la puerta de la Uni¨®n, las tres rep¨²blicas b¨¢lticas que formaban parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica ya est¨¢n en Europa. Otras, como Ucrania y Georgia, as¨ª como la misma Serbia, iniciaron procesos de liberalizaci¨®n y democratizaci¨®n con la expectativa de ser aceptadas en la Uni¨®n, de modo que un rechazo podr¨ªa poner en duda su viabilidad democr¨¢tica y su estabilidad. Montenegro puede ser, pues, libre y europea. En este caso, como en muchos otros, lo segundo es condici¨®n de lo primero. Con una integraci¨®n europea ya consolidada, la oportunidad de libertad deber¨ªa ser mayor.
Josep M. Colomer, profesor de investigaci¨®n del CSIC y la UPF, es autor de Grandes imperios, peque?as naciones (Proa / Anagrama).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.