Cibercaf¨¦s en la ciudad milenaria
La hospitalaria Damasco se abre al visitante en zocos y mezquitas
Damasco es la ciudad habitada m¨¢s antigua del mundo, seg¨²n les gusta repetir a sus ciudadanos. Tan antigua y espl¨¦ndida que Mahoma rehus¨® entrar en ella. "Al para¨ªso s¨®lo se accede en el momento de morir", cuentan que dijo el profeta hace unos 15 siglos sobre una urbe con vestigios de 5.000 a?os de antig¨¹edad. Hoy desconcierta, al menos en una primera impresi¨®n. Y no por su magnificencia, sino por cierta decepci¨®n que provoca. El viajero sale del hotel y se topa con un muro de ruido erigido por avenidas impersonales, atestadas de coches que se abren paso con el claxon. Todo parece pintado por tubos de escape. S¨®lo las r¨¢fagas de amarillo chill¨®n de los omnipresentes taxis rasgan el gris de fachadas y calles. Nada es extraordinario ni legendario. Es el centro moderno y financiero de la capital de la Rep¨²blica ?rabe Siria, un caos que el visitante empieza a mirar de otra manera conforme se despiertan los sentidos, camino de la Ciudad Vieja. Pasa muy pronto. Uno se detiene en un puesto de frutas, le invitan a sentarse y a beber un delicioso zumo. El muro se derrumba por completo cuando, ya en una cafeter¨ªa, se observa la expresi¨®n absorta y despreocupada de los hombres, fumando en narguile, tomando caf¨¦ negro o t¨¦. Es s¨®lo un anticipo de lo que vendr¨¢.
Una vez dentro de la antigua ciudad amurallada, el ajetreo m¨¢s fren¨¦tico y la tranquilidad m¨¢s absoluta se suceden. Recorriendo las mil y una tiendas del zoco de Al Hamidiyya, una prolongada y elegante galer¨ªa cubierta, es dif¨ªcil sustraerse a la vitalista actividad del intercambio comercial. Todo invita a ello, la amabilidad de sus gentes y su gran variedad crom¨¢tica y olfativa (telas, l¨¢mparas, taburetes, alfombras, azafr¨¢n, or¨¦gano, melones, caf¨¦, herrajes, juegos de ajedrez, sortijas, lavanda, toallas...).
El lenguaje del f¨²tbol
"?Turco, italiano, espa?olo?", pregunta un tipo moreno, de ojos azules, como muchos sirios. "Yo, del Real Madrid. De Ra¨²l...", a?ade, ya en el lenguaje internacional del f¨²tbol, que tambi¨¦n hablan el polic¨ªa de la frontera, el taxista, el recepcionista y el encargado de uno de los m¨²ltiples cibercaf¨¦s. Sorprende el elevado n¨²mero de establecimientos de este tipo en toda la ciudad. Est¨¢n repletos de j¨®venes de aspecto occidental. Tener un ordenador personal y conectarse a Internet desde casa es caro. No as¨ª ver la televisi¨®n; por eso es com¨²n encontrar a los noct¨¢mbulos, que pueblan los numerosos caf¨¦s, restaurantes y locales de la muy animada Ciudad Vieja, charlando sobre el ¨²ltimo partido del Bar?a en la Liga de Campeones.
La vida, sin embargo, sigue girando en torno a la mezquita de los Omeya, un impresionante edificio levantado en el siglo VIII, cuando Damasco se convirti¨® en capital del islam. Aqu¨ª descansan el mausoleo del gran guerrero, la pesadilla de los cruzados occidentales, Saladino, y el sepulcro de san Juan Bautista (el profeta Yahia, para los musulmanes). Dicen que bajo el piso de la antigua bas¨ªlica cristiana, que antes fue templo romano dedicado a J¨²piter, apareci¨® la cabeza del santo.
Echar una breve siesta en el patio marm¨®reo de la mezquita y admirar sus mosaicos dorados, los artesonados y las c¨²pulas del interior constituye un recomendable alto en el vagabundeo por uno de los mayores zocos del mundo. La gente reza y socializa en el templo y en el enjambre de caf¨¦s de su entorno, mientras escucha las diversas llamadas a la oraci¨®n del almuec¨ªn, que a veces remiten a los quej¨ªos flamencos.
Los damascenos se muestran hospitalarios y curiosos, aunque al principio pueden parecer un tanto serios y distantes. Tres j¨®venes sirias universitarias con velo apuran sus consumiciones, cuando se deciden a practicar su ingl¨¦s. Al conocer la profesi¨®n de periodista y la procedencia europea del interlocutor, le preguntan por su opini¨®n sobre las caricaturas de Mahoma. Ellas aseguran rechazar de plano la violencia desatada por un "grupo" de fan¨¢ticos que quem¨® en Damasco la embajada de Dinamarca, pero inciden educadamente en el insulto y en la ignorancia de Occidente con respecto al islam y al Cor¨¢n. Algunos comercios, pocos, exhiben carteles en los que se garantiza que no han empleado mantequilla danesa para sus dulces (lo que no es ¨®bice para que resulten exquisitos, cuando no son demasiado empalagosos), o advierten de que los compatriotas de Lars von Trier no son bienvenidos en el nombre de Mahoma.
En uno de los preciosos restaurantes de la Ciudad Vieja, que aprovechan los patios interiores de las casas, una joven de radiante belleza fuma en narguile y conversa animadamente con una amiga. Ambas llevan velo y visten ce?idos vaqueros a la ¨²ltima moda. Pero se ven muchas mujeres que no se cubren la cabeza, y algunas, las menos, que tan s¨®lo muestran sus ojos. Los hombres suelen vestir con pantal¨®n y chaqueta. As¨ª aparece el presidente sirio Bashar al Assad, en compa?¨ªa de su padre y antecesor en el cargo, Hafez al Assad, en los infinitos retratos colgados en los comercios de la parte vieja, y no tan vieja, de una ciudad con cerca de cuatro millones de habitantes.
'Makhluba' y 'tabul¨¦'
Comer es un aut¨¦ntico placer y, adem¨¢s, barato. Los restaurantes est¨¢n abiertos todo el d¨ªa, y por apenas cuatro euros se accede a un aut¨¦ntico manjar. De entrantes: los mezze, verduras, empanadillas saladas, hummus, ensaladas (tabul¨¦); de plato principal: brochetas de carne diversa a la brasa o arroz makhluba, que se prepara con caldo con especias, garbanzos, cebollas y pierna de cordero deshuesada (o berenjenas). En fin, la lista de apetitosos platos ser¨ªa muy larga. Rese?ar que los damascenos suelen beber arak (leche de le¨®n), una bebida anisada t¨ªpica de Oriente Pr¨®ximo que combina con agua y hielo. Tambi¨¦n disponen de varias cervezas locales. En buena parte de los restaurantes sirven alcohol, as¨ª como en los locales que animan las veladas de la Ciudad Vieja, emplazados sobre todo en el barrio cristiano.
Pero antes de adentrarse en la noche, conviene alcanzar la paz de cuerpo y esp¨ªritu, si la jornada ha sido pr¨®diga en caminatas y est¨ªmulos. Y si no, tambi¨¦n. Entre la mezquita Omeya y la llamada V¨ªa Recta (que no es tan recta, como suger¨ªa san Lucas en la ¨²nica iron¨ªa destacable de la Biblia, seg¨²n el escritor Mark Twain), se conservan unos ba?os del siglo XII, el hammam Nured¨ªn. Ofrecen un relajante recorrido a trav¨¦s de tres salas (de agua fr¨ªa, caliente y templada) que incluye masajes, y concluye con un reflexivo t¨¦ en el espl¨¦ndido edificio de luz cenital. Quiz¨¢ entonces se decida a abandonar la ya a?orada Ciudad Vieja y cenar en uno de los restaurantes del cercano monte Qassioun, que irrumpe en la planicie des¨¦rtica sobre la que se asienta la mayor parte de Damasco. El viajero se marchar¨¢ as¨ª con un recuerdo panor¨¢mico indeleble de esta ciudad legendaria.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos
- Prefijo telef¨®nico: 00 963.Moneda: libra siria (un euro equivale a unas 70 libras).Poblaci¨®n: Damasco tiene 1,5 millones de habitantes.C¨®mo llegar- Turkish Airlines (www.thy.com; 902 111 235) vuela desde Madrid a Damasco, con una escala, a partir de 526,06 euros. Desde Barcelona, a partir de 587,77 euros.- Austrian (www.aua.com; 902 257 000) vuela desde Madrid a Damasco, con una escala, a partir de 632,19 euros. Desde Barcelona, a partir de 582,19 euros.- La mayorista Dahab Travel (www.dahabtravel.es; en agencias) oferta un paquete de ocho d¨ªas (siete noches) para conocer Siria, pasando cinco noches en Damasco. El precio por persona desde Madrid es a partir de 1.125 euros, m¨¢s tasas y suplementos. Desde Barcelona, a partir de 1.190 euros, m¨¢s tasas y suplementos.El precio incluye los billetes de avi¨®n, traslados, estancia en hoteles de cinco estrellas y gu¨ªa local en castellano.- Juli¨¢ Tours (www.juliatours.es; en agencias) ofrece un paquete llamado Joyas de Siria, que incluye tres noches en Damasco a partir de 1.195 euros por persona, m¨¢s tasas y suplementos. El precio incluye billetes de avi¨®n, traslados y alojamiento (con media pensi¨®n) en hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas y gu¨ªa local en castellano.Informaci¨®n- Turismo de Siria (www.syriatourism.com).- Embajada de Siria en Madrid (914 20 39 46).j:/hedata/archive/graphic/8/1/1/23/20060527//SIRIA.eps
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