Vidas de cooperantes

Beatriz Valbuena: de Albania a Guatemala.

Madrile?a. 32 a?os. Cooperante en Bulgaria, Albania, Kosovo y Guatemala. Entre 2003 y 2006, en la oficina en Madrid de M¨¦dicos del Mundo.

Estudi¨® Pol¨ªticas, especialidad de Relaciones Internacionales; al acabar hizo el master de Cooperaci¨®n Internacional del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperaci¨®n de la Complutense, y ah¨ª conoci¨® a Fernando Nu?o. "Hay que prepararse bien. No sabe la competencia que hay ya en esto. A un puesto en M¨¦dicos del Mundo se han presentado 170 candidatos".

El perfil de Beatriz Valbuena es el de una profesional que va completando las etapas de un curr¨ªculo. Carrera, master y pr¨¢cticas durante seis meses. En este caso, en Cruz Roja espa?ola, en su sede central a las afueras de Madrid. "En este campo hay muchos voluntarios, lo cual est¨¢ muy bien, pero para la adecuada gesti¨®n de los proyectos, lo que se necesita son profesionales". Y su primer contrato. De un mes. Con Cruz Roja. A Bulgaria. Para poner en marcha una casa de acogida para ni?os sin hogar. Es el esquema habitual de trabajo de los cooperantes: los contratos por obra en los que cobran entre 1.000 y 2.000 euros mensuales netos, dependiendo del destino, el proyecto, la responsabilidad. Al trabajar en pa¨ªses en los que la vida es bastante m¨¢s barata y se tienen muchos gastos cubiertos, pueden ahorrar.

"Cada vez que vas a un destino nuevo, tienes que empezar pr¨¢cticamente de cero. Emocionalmente es muy cansado"

"Respondemos bien a las emergencias, pero la asignatura pendiente es apoyar los proyectos a largo plazo"

"Con 200.000 muertos, lo ves todo distinto. Ante la inmensidad de la tragedia, encuentras la escala en el detalle"

Luego, segundo contrato. De dos meses. A Albania, pa¨ªs al que se fue reenganchando proyecto tras proyecto, contrato tras contrato, durante 20 meses. "Es el pa¨ªs m¨¢s pobre de Europa, muy rural, ha estado siempre muy aislado, y eso se notaba mucho en la gente. Era 1999, y a¨²n no hab¨ªa ni cines ni hipermercados. Una sensaci¨®n muy rara. Europa adem¨¢s se hab¨ªa olvidado de Albania durante mucho tiempo. Hasta la crisis de Kosovo, no se fij¨® en ella".

All¨ª sigui¨® manteniendo la relaci¨®n con Fernando. ?l, en Macedonia; ella, en Albania. Y de Albania, Beatriz march¨® a Kosovo, donde Fernando fue su jefe. Cinco meses. "Se te hace raro, porque son como nosotros, europeos, como los espa?oles, pero de muchas d¨¦cadas atr¨¢s".

Reconoce Beatriz que acab¨® un poco agotada, y se tom¨® un a?o de descanso en Madrid. Luego, otra vez de la mano de Cruz Roja, cambi¨® de continente. A finales de 2001 se march¨® a Guatemala como delegada en un proyecto frente a la sequ¨ªa, durante un a?o. All¨ª conoci¨® a Cristina Estrada, instalada en Santo Domingo. Fernando Nu?o, en Panam¨¢; Beatriz Valbuena, en Guatemala; Cristina Estrada, en Rep¨²blica Dominicana. Una estrecha amistad con tres v¨¦rtices.

"Yo hubiera querido seguir. Estaba muy a gusto. Guatemala es un pa¨ªs precioso, de gran riqueza cultural. Pero el proyecto se acab¨®. Volv¨ª a Espa?a, y me plante¨¦ quedarme en Madrid. Necesitaba un poco m¨¢s de estabilidad. Que no olvide nadie que esto, a fin de cuentas, es un trabajo. Cada vez que vas a un destino nuevo, tienes que empezar pr¨¢cticamente de cero, con la casa, los amigos, los compa?eros. Emocionalmente es muy cansado. Adem¨¢s, tienes que conseguir el respeto de la poblaci¨®n con la que vas a trabajar y, a la vez, que te traten como a un igual, no como a una blanca de un pa¨ªs ajeno? Y eso, siempre en un tiempo muy limitado".

Logr¨® un trabajo en M¨¦dicos del Mundo, en el ¨¢rea de exclusi¨®n social, para entrar en colectivos a los que la atenci¨®n sanitaria a menudo no llega: inmigrantes, personas prostituidas y usuarios de drogas. Y ah¨ª ha estado dos a?os y medio.

Esa necesidad de estabilidad ten¨ªa muchas caras. Beatriz no disimula cierta decepci¨®n. Considera que la cooperaci¨®n al desarrollo, tal y como est¨¢ concebida ahora, no es suficiente, cree que se necesita algo -mucho- m¨¢s: el compromiso pol¨ªtico, la denuncia. "Habr¨ªa que insistir mucho m¨¢s en temas de denuncia. Creo que organizaciones como Amnist¨ªa Internacional y Greenpeace son muy valiosas. Se necesita mayor implicaci¨®n de todo el mundo, hay que cambiar tambi¨¦n las pautas de consumo en nuestros pa¨ªses. Si no, s¨®lo son parches".

Fernando Nu?o: estreno en los Balcanes.

Madrile?o. 37 a?os. Cooperante en Macedonia, Kosovo, Per¨² y Panam¨¢. ?ltimo trabajo: coordinador de emergencias en la central de M¨¦dicos del Mundo en Madrid.

Se licenci¨® como periodista en la Complutense de Madrid y trabaj¨® contando la actualidad durante ocho a?os. Pero lleg¨® un momento en que sent¨ªa que el periodismo no reflejaba la realidad como ¨¦l la ve¨ªa, con todas sus perspectivas, mezquindades y grandezas. Adem¨¢s, pagaban fatal. Hiciera lo que hiciera, segu¨ªa con sueldos de becario. "Me cans¨¦". Y decidi¨® conectar de otra manera con lo que pasa en el mundo. "Desde muy joven hab¨ªa estado vinculado con organizaciones como Amnist¨ªa Internacional y Educaci¨®n sin Fronteras. En la Universidad tambi¨¦n estuve muy involucrado con los movimientos estudiantiles. Con 20 a?os te quieres comer el mundo?". En 1998 dio el cambio. Decidi¨® centrarse profesionalmente en la cooperaci¨®n; comenz¨® a colaborar como voluntario de Cruz Roja por las tardes. En marzo de 1999 estall¨® la crisis de Kosovo, pocos meses antes hab¨ªa sido la crisis del hurac¨¢n Mitch en Centroam¨¦rica? "Empezaron a necesitar mucha gente para salir. Me fui a Macedonia a organizar almacenes de contingencia para los refugiados kosovares. Luego, Cruz Roja me encarg¨® abrir oficina. Estuve all¨ª hasta diciembre de 1999". Su estreno fue duro, con una guerra balc¨¢nica. "Pero me enganch¨®? Ten¨ªa tantas ganas de trabajar en esto?". Lo siguiente: Kosovo. Con much¨ªsimo trabajo de reconstrucci¨®n, de escuelas, redes de agua y saneamiento, de pueblos enteros. A pesar de sus antecedentes como periodista, no le cost¨® callarse para mantener los principios de imparcialidad y asepsia de Cruz Roja. Aunque reconoce que con la guerra de Irak y el campo de presos sin enjuiciar de Guant¨¢namo ha habido un punto de inflexi¨®n. "Cuando se viola todo el derecho internacional, cuando EE UU rompe todas las reglas del juego, es necesaria una reacci¨®n".

Tras Kosovo se fue a trabajar a Per¨² nueve meses como delegado de informaci¨®n de Cruz Roja. "En cierto modo, era el trabajo perfecto; supon¨ªa compaginar mis dos grandes inquietudes: el periodismo y la cooperaci¨®n". De all¨ª a Panam¨¢, para trabajar en la Unidad Panamericana de Respuesta a Desastres. "Fueron dos a?os de viajes constantes. A Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Per¨², Bolivia, Argentina". De emergencia en emergencia.

Con ese estilo de vida, siempre en plan salvador, ?no puede entrar cierto complejo de superh¨¦roe? "No, no. Pero s¨ª puedo decir que lleg¨® un momento en que me apetec¨ªa la vida rutinaria. Me encantaba mi trabajo, pero puedes llegar a perder tus se?as de identidad. A veces me pasaba que al despertarme no sab¨ªa en qu¨¦ pa¨ªs estaba. Sobre esto hay muchas ideas equivocadas. Hay gente que se mete en este tipo de vida para huir de sus problemas emocionales y puede pasar que los agrave, porque se le puede crear cierta sensaci¨®n de vac¨ªo, de p¨¦rdida de perspectiva respecto a uno mismo". "Yo ten¨ªa cierta necesidad de recuperar la familia, los amigos, costumbres como ir al teatro? Decid¨ª que ya quer¨ªa quedarme en Madrid, entre otras cosas porque hab¨ªa problemas en mi pareja, ech¨¦ cuentas y s¨®lo hab¨ªamos estado juntos, f¨ªsicamente juntos, nueve meses en cuatro a?os. Adem¨¢s, mi madre estaba pachucha".

Tras medio a?o sab¨¢tico, le surgi¨® un puesto en M¨¦dicos del Mundo en Madrid como responsable de emergencias -2.000 euros mensuales netos, jornadas agotadoras en torno a la crisis del tsunami de hasta 15 horas diarias-. "Yo creo que entre mucha gente a¨²n prevalecen los t¨®picos sobre la cooperaci¨®n, que permanece cierta resaca del misionero por vocaci¨®n. Y debemos defender la profesionalizaci¨®n de este trabajo, porque es la manera m¨¢s eficaz de gestionar bien los recursos. El Estatuto del Cooperante es una pieza clave".

Fernando Nu?o ha seguido de coordinador de emergencias de M¨¦dicos del Mundo durante casi dos a?os, hasta febrero, en que decidi¨® volver a cambiar de vida. Por ahora, descansa. ?C¨®mo est¨¢ su madre? "Como una rosa". ?Y su pareja? "Lo dejamos. Al volver a estar juntos nos dimos cuenta de que hab¨ªamos cambiado mucho".

Cristina Estrada: terremotos y hambrunas.

Madrile?a. 34 a?os. Cooperante con Cruz Roja / Media Luna Roja Internacional en el Caribe, Per¨², el terremoto de Bam (Ir¨¢n) y la hambruna en N¨ªger.

En su f¨ªsico, en su tono de voz, en su forma de moverse y hablar, transmite una mezcla de aplomo y dulzura que la hacen muy capaz en el trabajo en el que se ha especializado dentro de la cooperaci¨®n: delegada de informaci¨®n de Cruz Roja, es decir, portavoz y una de las caras visibles de esta organizaci¨®n en conflictos y emergencias. Estudi¨® Sociolog¨ªa, y desde que acab¨® ha cambiado continuamente de escenario. Lleva 10 a?os fuera de Espa?a. Primero, trabajando para la Fundaci¨®n Reuters en Londres, durante cinco a?os; luego, en distintas misiones de la Federaci¨®n Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Primer destino: la delegaci¨®n regional en Rep¨²blica Dominicana, que abarca 16 pa¨ªses del Caribe. "Un trabajo muy interesante, pero dif¨ªcil, en tres idiomas. Cuesta hacerle entender al mundo que esa imagen del Caribe de playas y cocoteros no es la real, que en pa¨ªses como Bahamas hay mucha pobreza, desastres naturales recurrentes, muchas desigualdades. Cuesta crear sensibilidad hacia esos pa¨ªses, meterlos en la agenda del mundo.

De all¨ª, a Per¨². De nuevo, un territorio enorme que abarcar. Como delegada de informaci¨®n cubr¨ªa toda Am¨¦rica del Sur. "Viajaba continuamente; s¨®lo estaba en Per¨² una semana al mes". As¨ª, dos a?os y medio. "La gran ventaja: poder conectar mejor gracias al idioma. La desventaja: el estigma de la colonizaci¨®n, ahora, con el desembarco de grandes empresas espa?olas, han vuelto a salir viejos fantasmas".

Siguiente paso: cambio total. Portavoz de Cruz Roja para medios ingleses e hispanos en el terremoto de Bam, en Ir¨¢n (26 de diciembre de 2003, 40.000 muertos), donde trabaj¨® con Sara Escudero. "Me impresion¨® la amabilidad de la gente, a pesar de estar envueltos en tanto sufrimiento. Gente que lo hab¨ªa perdido todo en 20, 30 segundos -conoc¨ª a una se?ora que hab¨ªa perdido a 22 familiares- y, sin embargo, s¨®lo ten¨ªan para nosotros muestras de cortes¨ªa y agradecimiento".

Una aclaraci¨®n: "Los espa?oles respondemos de forma muy solidaria a situaciones de emergencia. Pero seguimos teniendo como asignatura pendiente, tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n, la de transmitir que esto es un trabajo permanente, que hay que apoyar los proyectos a largo plazo".

Y, de all¨ª, a portavoz de Cruz Roja / Media Luna Roja de la hambruna en el Sahel, en N¨ªger, Mal¨ª, Mauritania y Burkina Faso, en la segunda mitad de 2004. En N¨ªger, el pa¨ªs m¨¢s pobre del mundo, le impresion¨® la solidaridad. "En un pueblo vi c¨®mo pon¨ªan bote todos para comprar un burro y una carreta que les hiciera de ambulancia".

Ahora est¨¢ pendiente de alg¨²n contrato para alguna nueva misi¨®n. "?sa es la parte menos bonita de la cooperaci¨®n; que hay que olvidarse de tener una estabilidad laboral y familiar. De momento, me gusta; personal y profesionalmente es muy enriquecedor. Ves mucho, aprendes mucho, aprendes sobre todo a relativizar, pero, a veces, despu¨¦s de dar tantas vueltas por el mundo y conocer a tanta gente, te sientes un poco sola. Y echas de menos h¨¢bitos culturales, ir al cine por ejemplo, estar al d¨ªa de las pel¨ªculas que van estrenando. Tarde o temprano, me gustar¨ªa volver a Madrid".

?Cuesta mucho adaptarse a pa¨ªses, paisajes, culturas tan distintas en plazos tan cortos de tiempo? "Tambi¨¦n puede pasar lo contrario. A muchos de nosotros, de hecho, nos pasa, que tambi¨¦n cuesta adaptarse a la vuelta, a llevar otro tipo de vida, m¨¢s rutinaria. Que a veces lo que te puede dar miedo es el regreso, porque quieras o no, has estado mucho tiempo fuera?". "Para gente como yo el correo electr¨®nico nos ha cambiado totalmente la vida; te permite mantener la relaci¨®n con la familia y con los amigos. Yo con mi madre me comunico todos los d¨ªas a trav¨¦s del messenger, est¨¦ donde est¨¦? Aunque s¨®lo sea para darnos los buenos d¨ªas".

Sara Escudero: la ingeniera del agua.

Abulense. 28 a?os. Cooperante como ingeniera de Hidrolog¨ªa con Cruz Roja Espa?ola en las crisis del terremoto en Bam (Ir¨¢n) y el 'tsunami' en Indonesia.

Sara Escudero acaba de dar a luz. Un ni?o. Hugo. A¨²n no sabe bien c¨®mo este nuevo estatus personal va a afectar a su pasi¨®n de cooperante, pero entre sus objetivos est¨¢ compatibilizar la tranquila vida familiar en la tranquila ?vila y las salidas en 48 horas a cualquier parte del mundo para prestar sus conocimientos de ingeniera de Obras P¨²blicas, especialidad de Hidrolog¨ªa, en las situaciones m¨¢s desastrosas. Entr¨® de voluntaria en la ONG cuando su madre, Mar¨ªa Victoria Mu?oz, de 60 a?os, maestra, era vicepresidenta de Cruz Roja en ?vila. La primera oportunidad de poner a prueba su voluntad de hierro y su preparaci¨®n le lleg¨® en diciembre de 2003, con el terremoto de Bam (Ir¨¢n). "Me acuerdo perfectamente de que est¨¢bamos mi madre y yo eligiendo el vestido de novia cuando me lleg¨® un SMS al m¨®vil buscando voluntarios disponibles para irse a Ir¨¢n con un equipo de emergencia. En 48 horas est¨¢bamos volando. Yo entonces trabajaba en Madrid, sab¨ªa que si me marchaba perd¨ªa el trabajo. Pero no me importaba. Me llegaba la oportunidad de hacer lo que tanto deseaba. No me lo pens¨¦. Me fui y estuve all¨ª mes y medio, trabajando en potabilizar agua para los hospitales. All¨ª conoc¨ª a Cristina, nos hicimos amigas". "Guardo muchos recuerdos imborrables, pero ante la inmensidad de la tragedia, a veces lo que m¨¢s te impresiona es el detalle. Ve¨ªamos c¨®mo la gente rebuscaba entre los escombros y no se me olvida aquel se?or que un d¨ªa encontr¨® una mu?eca y fue tan ilusionado a ense?¨¢rnosla. No entend¨ªamos muy bien? Hasta que nos explic¨® que era la mu?eca de su hija? Con 200.000 muertos lo ves todo distinto, y encuentras la escala en los detalles".

A la vuelta no le cost¨® encontrar trabajo en ?vila. En junio de 2004 se cas¨®. Y en noviembre ya estaba saliendo, esta vez a Palestina, dos semanas, para un curso de formaci¨®n. S¨®lo un mes despu¨¦s se produc¨ªa el desastre que dej¨® helado a todo el planeta, con cientos de miles de muertos: el tsunami en Asia. All¨ª se march¨®, del 28 de diciembre al 28 de enero de 2005. Lo mismo: un SMS urgente, una decisi¨®n r¨¢pida y un: "Ma?ana te vas". Acamp¨® en Meulaboh, en Indonesia. En esta ocasi¨®n, le guardaban su trabajo. Estuvo un mes encarg¨¢ndose de potabilizar agua y distribuirla entre la poblaci¨®n. "Llegamos a conseguir 300.000 litros diarios de agua potable". "Hab¨ªa tant¨ªsimo trabajo, ve¨ªas tantos cientos de kil¨®metros de costa destruida, que el cerebro no te daba para abarcar la magnitud del desastre. Entonces buscas la cara positiva tambi¨¦n en los detalles. Es curioso c¨®mo reaccionas. Frente a tanto desastre, luego en el campamento, cuando te re¨²nes con tus compa?eros a hacer balance del d¨ªa, para compensar te centras en que ese d¨ªa no se te ha roto nada o en que por fin se ha conseguido arreglar una bomba".

"La adaptaci¨®n a la vuelta tambi¨¦n cuesta. Parece que cuando vas, cambias el chip m¨¢s r¨¢pidamente, porque sabes que todo es urgente; en lo ¨²nico que piensas es en remangarte y ponerte a trabajar. La vuelta, sin embargo, puede ser m¨¢s dura. En una de mis ausencias se muri¨® mi abuela; viv¨ªa con nosotros y no estuve con ella en sus ¨²ltimos d¨ªas. Fue un palo terrible. T¨² crees que aqu¨ª todo sigue igual, que aqu¨ª tu microclima sigue invariable, no pasa nada, no hay problemas, pero tampoco es cierto".

Manu San Segundo: el bombero global.

Abulense. 27 a?os. Bombero del Ayuntamiento de ?vila. Cooperante de Cruz Roja Espa?ola en el terremoto de Pakist¨¢n.

Es como el chico ideal al que todo el mundo querr¨ªa tener cerca. El sosiego del peque?o mundo de ?vila le gusta, pero tambi¨¦n se le queda peque?o, y persigue unas dosis de aventura por todo el planeta. "Necesito acci¨®n".

Estudi¨® Magisterio, especialidad de Educaci¨®n F¨ªsica, y es bombero del Ayuntamiento de ?vila desde junio del a?o 2000. En 1994 entr¨® en Cruz Roja como voluntario, por mediaci¨®n de Mar¨ªa Victoria Mu?oz, la madre de Sara Escudero. "Nuestros padres son maestros y amigos. Lo que hemos jugado Sara y yo de peque?os?". Y poco a poco se fue involucrando m¨¢s y m¨¢s con esta organizaci¨®n, mejorando su formaci¨®n, siguiendo la cadena l¨®gica: primeros auxilios, socorrista, socorrista acu¨¢tico; apunt¨¢ndose a cursos de preparaci¨®n para formar parte de las ERU (unidades de respuesta a emergencias, en sus siglas inglesas), que la Cruz Roja pone en marcha ante cat¨¢strofes en cualquier parte del planeta y que requieren personal especializado y comprometido, pues han de abandonar trabajo, familia y ambiente en 48 horas.

La que se activ¨® por el terremoto de Pakist¨¢n del pasado noviembre fue la primera salida de Manu. Cinco semanas para inocularse la adicci¨®n solidaria. Fue como t¨¦cnico del equipo de sanitarios que trabajaba en Balakot, a unos cien kil¨®metros de Islamabad, un lugar de paisaje id¨ªlico, en el pre-Himalaya, donde el 90% de los edificios se hab¨ªa venido abajo. Atend¨ªan a un centenar de pacientes cada d¨ªa. Reci¨¦n estrenado. Feliz.

"Prefiero las emergencias a los proyectos de desarrollo. Van m¨¢s con mi car¨¢cter". Manu es nadador, patinador, esquiador, ciclista y escalador. Su ¨²ltima haza?a deportiva: el pasado verano hizo un 8.000 en Nepal, el Cho Oyo, la sexta monta?a m¨¢s alta del mundo, con una expedici¨®n castellana y leonesa. Como ciclista, en 2004 recorri¨® durante 4,5 meses India, Nepal, Pakist¨¢n e Ir¨¢n, donde realiz¨® una parada estrat¨¦gica para visitar a su amiga Sara. "La verdad es que he tenido suerte". Bombero y solidario. "He cumplido casi todos los sue?os que ten¨ªa de peque?o".