Chema Prado: ¡°Aqu¨ª no interesa el patrimonio¡±
Despu¨¦s de 27 a?os al frente de la Filmoteca Espa?ola, el suyo casi parec¨ªa un cargo vitalicio. Hasta que, de forma inesperada, Jos¨¦ Mar¨ªa Prado (R¨¢bade, Lugo, 1952) anunci¨® a finales del pasado marzo su prejubilaci¨®n. M¨¢s reconocido fuera que dentro de Espa?a (solo en este mes de junio le han homenajeado en festivales de cine de Par¨ªs y Bolonia), de su mano han pasado por la Filmoteca personalidades de la talla de Budd Boetticher, N¨¦stor Almendros, Jean Negulesco, Marguerite Duras, Jean Eustache, Jacques Demy, Claude Chabrol, Bernardo Bertolucci, Stanley Donen, Abbas Kiarostami o Vittorio Storaro, entre otros muchos que llegaron a Madrid atra¨ªdos por la instituci¨®n encargada de recuperar, restaurar, conservar y difundir el patrimonio cinematogr¨¢fico espa?ol. Una labor tit¨¢nica que, seg¨²n Prado, nunca ha contado con la complicidad ni de los pol¨ªticos ni, por extensi¨®n, de la opini¨®n p¨²blica, que ignora que una pel¨ªcula de Bu?uel es m¨¢s fr¨¢gil y perecedera que un cuadro de Goya, o que el 96% del cine mudo espa?ol se ha perdido.
Prado nos recibe en su apartamento-estudio de Torres Blancas, el emblem¨¢tico edificio madrile?o construido a finales de los sesenta por Francisco Javier S¨¢enz de Oiza. Sentados en el mismo sitio cuyas curvas y recovecos fascinaron a su gran amigo Jim Jarmusch ¨Cel cineasta estadounidense escribi¨® y rod¨® Limits of control?(2009) inspirado por este lugar¨C revive los altibajos de su cargo rodeado de centenares de fotograf¨ªas, libros, cuadros y recuerdos de toda una vida en brazos del cine.
Entr¨® en la Filmoteca de la mano del actor, escritor y guionista Florentino Soria, director de la instituci¨®n desde 1970 y uno de sus principales impulsores. S¨ª, a finales de 1975¡, aunque en realidad el que me llam¨® a m¨ª fue Jos Oliver, que era el responsable de la programaci¨®n de la Filmoteca, y que hab¨ªa le¨ªdo en Fotogramas, Cambio 16?o Imagen y Sonido?alguna cr¨®nica m¨ªa enviada desde festivales de P¨¦saro, Manheim o Londres. Yo entonces me dedicaba a la arquitectura de interiores, ten¨ªamos un estudio con un nombre muy cinematogr¨¢fico, La Feks [por el movimiento ruso La F¨¢brica del Actor Exc¨¦ntrico], en el que hac¨ªamos todo tipo de trabajos. El estudio me daba recursos econ¨®micos y eso me permit¨ªa ir por mi cuenta a los festivales, adonde acud¨ªa a descubrir cine.
?Y c¨®mo era entonces la Filmoteca? M¨ªnima. Trabaj¨¢bamos en la novena planta de lo que hoy es Defensa, en Informaci¨®n y Turismo. Florentino, que era jefe de secci¨®n, ten¨ªa una secretaria y est¨¢bamos tres o cuatro personas m¨¢s. Adem¨¢s del personal de la Dehesa de la Villa, donde se almacenaban y conservaban las pel¨ªculas. El a?o que se cierra la Escuela de Cine, en 1976, nos trasladamos a la Dehesa de la Villa, a la sede de la escuela. Florentino tom¨® much¨ªsimos riesgos y a partir de 1972 empez¨® a trabajar en una programaci¨®n de forma estable. Fue una etapa muy interesante porque se dieron a conocer un mont¨®n de cineastas importantes.
?Era sencillo esquivar la censura? Para entendernos, la censura estaba en manos de Florentino. Era imposible controlarlo todo. Hubo coloquios maravillosos, con Philippe Garrel, Marguerite Duras¡ Recuerdo que en Abc?se mont¨® un esc¨¢ndalo cuando la Filmoteca proyect¨® La mam¨¢ y la puta, de Jean Eustache. ?Hasta pusimos [la pel¨ªcula gay underground]?Pink Narcissus!?Todo era muy fresco, muy vivo, de una pasi¨®n total. La Filmoteca era n¨®mada, con sus pocos recursos viajaba de cine en cine. Pas¨® del California, en la calle de Andr¨¦s Mellado, al Infantas, donde hoy existe un supermercado. Ah¨ª mismo recuerdo ver a Roberto Rossellini, o a Dennis Hopper presentando Easy Rider.?De ah¨ª pas¨® al cine D¨²plex. En esa ¨¦poca no hab¨ªa casi recursos para la preservaci¨®n, pero lo cierto es que Florentino puso a la Filmoteca en el mapa.
En 1982 la instituci¨®n cambi¨® de nombre, de Filmoteca Nacional a Espa?ola. ?Por qu¨¦? Se convirti¨® en organismo aut¨®nomo en 1982. La ley establec¨ªa un plazo m¨¢ximo de seis meses para que se elaborase un reglamento para dicho organismo, pero el plazo no se cumpli¨® y el proyecto nunca se desarroll¨®, intuyo que por dificultades financieras. Al entrar Pilar Mir¨® como directora general de Cinematograf¨ªa se crea el Instituto de la Cinematograf¨ªa y de las Artes Audiovisuales [ICAA]. Ella plantea muchas innovaciones, pero la verdad es que con el ICAA pasamos de contenedor a contenido. Su principal preocupaci¨®n era la industria, y nosotros nos quedamos apartados, en una esquina.
?Cu¨¢l ha sido entonces el problema? Los recortes nos han hecho mucho da?o, y tambi¨¦n la falta de autonom¨ªa. La Filmoteca ha vivido bajo 11 mandatos diferentes del ICAA. Y con cada uno era como empezar de cero. Cuando comenz¨¦ me propuse dos metas: el centro de conservaci¨®n, que fue muy dif¨ªcil poner en marcha, pero que ah¨ª est¨¢, y lograr que la Filmoteca fuese un organismo aut¨®nomo, como la Biblioteca Nacional o el Museo del Prado, es decir, como otras instituciones patrimoniales de referencia. Con esa autonom¨ªa, sin depender de cada nueva direcci¨®n general, todo hubiera sido mucho m¨¢s sencillo.
A usted le nombra en 1989 Miguel Mar¨ªas, director general de Cine con Jorge Sempr¨²n. Y ha permanecido en el cargo 27 a?os, algo ins¨®lito, ?no le parece? Es much¨ªsimo tiempo, s¨ª. Tengo varias teor¨ªas. La m¨¢s s¨®lida es que creo que este puesto nunca le ha interesado mucho a nadie. Pero tambi¨¦n que por un lado me he mantenido en un segundo plano, siempre ha estado por delante la instituci¨®n. Adem¨¢s, me he rodeado de gente que sab¨ªa mucho m¨¢s que yo, que eran los mejores especialistas en su campo. Esa es la clave de un buen equipo. La Filmoteca ha tenido muy buena imagen y apenas ha dado problemas.
Fuera de Espa?a, la conocida es la Filmoteca, no el ICAA. ?Las relaciones p¨²blicas han sido importantes en su labor? Soy de los que creen que hay que ir a los sitios. He desempe?ado un papel activo en eso. Si no te mueves, no existes. Y eso requiere un esfuerzo. Yo he ido a Chile y he vuelto en dos d¨ªas. A los cinco a?os de estar en la Filmoteca ocurri¨® algo emocionante: fuimos finalistas del Pr¨ªncipe de Asturias y decenas de cineastas de todo el mundo escribieron apoyando a la Filmoteca porque ya la conoc¨ªan y la respetaban. David Lynch, Martin Scorsese, Stephen Frears, Emir Kusturica, John Malkovich¡, la lista es largu¨ªsima. Todos firmaron para apoyar nuestra candidatura.
Las obras del Centro de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n se concibieron en 1999, pero empezaron 10 a?os despu¨¦s, en 2009. El edificio se inaugur¨® en 2012. ?No es mucho tiempo? No para un edificio de esas caracter¨ªsticas. Fue un camino largu¨ªsimo, pero necesario, y estamos muy orgullosos. El arquitecto V¨ªctor L¨®pez Cotelo ha hecho un grand¨ªsimo trabajo. Alfonso del Amo, jefe de conservaci¨®n, es el verdadero ide¨®logo de la Filmoteca, fue ¨¦l quien sent¨® las bases del edificio. Es nuestra m¨¢xima autoridad.
?Existe conciencia de la fragilidad del cine? Por desgracia, no.
?Pero ahora la conservaci¨®n est¨¢ garantizada? Con los elementos que tenemos ahora, s¨ª. Pero la Filmoteca no es un mero almac¨¦n.
?Y los chinches que obligaron recientemente al cierre del cine Dor¨¦? Eso es anecd¨®tico. Tambi¨¦n te puede pasar en el Ritz. En Lavapi¨¦s hubo una plaga y con que entre uno ya est¨¢s fastidiado. Afortunadamente, se solucion¨®.
?Cu¨¢l es hoy la mayor urgencia? El problema serio es la falta de personal. Nuestra gente trabaja al l¨ªmite. Los recortes han sido tan fuertes que ahora solo tenemos a personas desanimadas. Es un drama total. Tenemos libros acabados que no podemos publicar, cuando nuestros libros son de referencia.
?Y a qu¨¦ achaca tanta dejaci¨®n? A que el patrimonio no interesa. Solo interesa el qu¨¦ hay de lo m¨ªo.
?Por qu¨¦ ha adelantado su jubilaci¨®n? Porque creo que mi salida ayudar¨¢ a desatascar una situaci¨®n que se ha vuelto muy dif¨ªcil. Espero que sea un revulsivo que ayude a los que se quedan. Yo estaba ya totalmente fuera de juego.
?Se va contento? La sensaci¨®n es agridulce.
Ahora podr¨¢ dedicarse m¨¢s a su otra pasi¨®n, la fotograf¨ªa. Yo hac¨ªa fotos solo para m¨ª, hasta que, en 1992, una galerista, Amparo B¨¢rcena, me invit¨® a exponer. Mi primera muestra fue de polaroids.?Luego estuve tres veces en la galer¨ªa Moriarty. Tambi¨¦n me han pedido exponer en festivales de cine, pero eso me parec¨ªa de una falta de ¨¦tica absoluta y no lo he hecho. Un festival no te puede exponer y luego pedirte una pel¨ªcula. He esperado a irme de la Filmoteca para retomar viejos proyectos.
?Recuerda c¨®mo empez¨® su afici¨®n al cine? En los jesuitas, cuando estaba interno en Vigo. En el mismo colegio donde estudio Manoel de Oliveira, con el que tuve una relaci¨®n muy estrecha y al que llegu¨¦ a apreciar much¨ªsimo. En el colegio hab¨ªa un cineclub en el que no me dejaban entrar porque era menor. Pero yo me colaba igual. Recuerdo que el primer director que vino a vernos fue Antonio Gim¨¦nez Rico. En el cineclub descubr¨ª a Fellini y Godard.
De todos los cineastas que ha conocido, ?cu¨¢l le ha impresionado m¨¢s? No s¨¦, tantos¡ Pero tambi¨¦n hay muchos que admiro enormemente con los que no he tenido mucha afinidad. A veces empatizas con la obra pero no con la persona. Tengo grandes amigos cineastas, como Bernardo Bertolucci, John Malkovich, Jim Jarmusch o Raoul Ruiz, que ya muri¨®.
Otro amigo suyo es Caetano Veloso, a quien present¨® a Pedro Almod¨®var. A Caetano le gustaban much¨ªsimo las pel¨ªculas de Pedro y ten¨ªa muchas ganas de conocerlo. Me insist¨ªa en coincidir con ¨¦l cada vez que actuaba en Madrid. Caetano tambi¨¦n dirigi¨® una pel¨ªcula, muy experimental, O cinema falado (El cine hablado), de 1986. Funcion¨® mal, le montaron una bronca tremenda en el estreno. Es una pel¨ªcula muy filos¨®fica, sale hasta su madre, do?a Cano.
Este apartamento suyo en Torres Blancas est¨¢ justo enfrente de la m¨ªtica sala Rockola. ?C¨®mo vivi¨® usted la movida? Yo entonces viv¨ªa aqu¨ª, fue justo la ¨¦poca en que conoc¨ª a Pedro; ¨ªbamos juntos a algunos conciertos. Conect¨¦ con ¨¦l desde el principio, fue quien me present¨® a Marisa [la actriz Marisa Paredes, su pareja desde hace 33 a?os], que hab¨ªa trabajado con ¨¦l en Entre tinieblas. Pero yo no estaba en el grupo que se identifica como la movida, lo viv¨ª de forma colateral. Yo entonces trabajaba en un programa en Radio 3, Caravana de hormigas; pon¨ªa la m¨²sica. Cinco horas cada domingo.
Y convivir 33 a?os con una actriz supongo que le habr¨¢ dado otro tipo de acercamiento y perspectiva de los artistas. S¨ª, aunque nosotros hemos intentado no mezclar las cosas. Ella es un personaje p¨²blico relevante. Yo no. Las alfombras rojas son para los artistas. Yo no quiero salir en una, y menos a cuenta de mi se?ora.
Pues tengo entendido que en una ocasi¨®n Catherine Denueve puso como condici¨®n para asistir al Festival de San Sebasti¨¢n que usted le acompa?ara. Bueno, algo de influencia tengo, eso no lo voy a negar. Catherine es una amiga, como Isabel Huppert, pero ese es mi mundo personal y nunca quiero hablar de ¨¦l. Todo eso ha favorecido a la Filmoteca, es evidente; al final el cine es una familia, gente de todas partes pero con las mismas afinidades, gente que desea conocerse.
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