Un pr¨ªncipe contra los ayatol¨¢s
Reza Pahlevi ha decidido emplearse a fondo en su lucha contra el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s en Ir¨¢n. En unos momentos de gran tensi¨®n con el r¨¦gimen de Ahmadineyad por el asunto nuclear, el hijo del sha de Persia y Farah Diba explica desde su mansi¨®n en Washington sus planes para aglutinar a la oposici¨®n iran¨ª
Hay que guiar a la gente en una direcci¨®n positiva, siempre mirando hacia adelante, nunca hacia atr¨¢s, porque el futuro puede cambiarse; depende de lo que queramos hacer. Pero no podemos cambiar lo que ha pasado". En la vida de Reza Ciro Pahlevi, el pasado pesa de manera espectacular. Naci¨® pr¨ªncipe; dej¨® Ir¨¢n en 1978, con 18 a?os, para estudiar en EE UU, y meses despu¨¦s, en 1979, la revoluci¨®n de Jomeini derroc¨® a su padre, Mohamed Reza Pahlevi, el sha de Persia.
El joven Pahlevi vivi¨® la primera fase de exilio en Marruecos y Egipto, donde el sha muri¨® de c¨¢ncer en 1980. Despu¨¦s se instal¨® en EE UU; complet¨® su entrenamiento de piloto de combate en una base a¨¦rea de Texas y se gradu¨® en ciencias pol¨ªticas en la Universidad de California. Ahora que Ir¨¢n aparece a diario en los titulares menos tranquilizadores de los peri¨®dicos, Pahlevi, de 45 a?os y cada vez f¨ªsicamente m¨¢s parecido a su padre, se ha dado a s¨ª mismo una misi¨®n: unir a la dispersa oposici¨®n iran¨ª en contra de la teocracia de los ayatol¨¢s. ?Y luego? ?Se le pasa por la cabeza la posibilidad de ser rey? Sin duda, pero no quiere decirlo: "Mi papel hoy no es hablar de cu¨¢l ser¨¢ mi futuro, sino de c¨®mo liberar Ir¨¢n".
"El ejemplo del rey Juan Carlos es el m¨¢s cercano a lo que pienso que ser¨ªa bueno para Ir¨¢n"
"Todo iran¨ª, yo incluido, es un nacionalista que reaccionar¨ªa contra cualquier intervenci¨®n extranjera"
"Las sanciones deber ser inteligentes, como congelar las cuentas de los altos cargos"
Prudente actitud, porque su papel futuro es incierto. La Rep¨²blica Isl¨¢mica ha sufrido y sufrir¨¢ turbulencias diversas, pero no parece que su final sea inmediato. Y aunque lo fuera: el recuerdo de la monarqu¨ªa del sha instalada por EE UU en 1953 -tras un golpe urdido por la CIA y los servicios secretos brit¨¢nicos contra el primer ministro Mohamed Mosaddeq, que abri¨® paso a 25 a?os de r¨¦gimen modernizador y desarrollista, pero aut¨®crata y represor- no es una gran tarjeta de visita para alguien que se apellida Pahlevi. Aun as¨ª, sectores liberales del exilio iran¨ª creen que es la mejor opci¨®n para salir de la asfixiante dictadura religiosa.
Tras la muerte de su padre y con 21 a?os, Reza Pahlevi se declar¨® "shahanshah", rey de reyes. Luego se adapt¨® a la realidad y utiliz¨®, aunque discretamente, el t¨ªtulo de "pr¨ªncipe heredero". En la conversaci¨®n -en la que transmite con entusiasmo cordial su visi¨®n- cambia con frecuencia del plural mayest¨¢tico al singular.
Reza Pahlevi, que tiene como modelo a don Juan Carlos, cree que la negociaci¨®n con los ayatol¨¢s es in¨²til -"el r¨¦gimen no quiere resolver la crisis; necesita esta crisis para sobrevivir"-, pero est¨¢ en contra de una intervenci¨®n militar para frenar sus ambiciones nucleares. Prefiere la presi¨®n pac¨ªfica. "El cambio en Ir¨¢n debe basarse en la no violencia y la desobediencia civil. He recibido mucha inspiraci¨®n de diversos movimientos que demuestran que as¨ª se puede desembocar en una alternativa democr¨¢tica; lo opuesto a las f¨®rmulas que implican cambios violentos, en los que, a menudo, una dictadura es sustituida por otra".
Este pr¨ªncipe en el exilio no vive en un palacio, aunque no tiene ning¨²n problema econ¨®mico, sino en una gran casa con amplio jard¨ªn en las afueras de Washington, en el Estado de Maryland, que no se diferencia del resto de las viviendas de esta zona residencial, una de las m¨¢s caras de EE UU. Pahlevi vive con su mujer, Yasmine Etemad Amini, que ejerce como abogada en un centro de defensa de mujeres y ni?os, y con sus tres hijas: Noor, que acaba de cumplir 14 a?os; Iman, de 12, y Farah, que tiene dos y medio. Entre discretas medidas de seguridad y un peque?o equipo de asistentes, Reza Pahlevi se dedica, en esta vivienda y en las oficinas de su secretariado, situado en Virginia, a "transmitir las aspiraciones y deseos de mis compatriotas al mundo", lo que implica "viajar mucho, comunicarme con activistas iran¨ªes y coordinar el apoyo a los que est¨¢n en Ir¨¢n".
"Su majestad dedica todo su tiempo a trabajar por Ir¨¢n", explica un asesor, "y por esa raz¨®n, la familia real vive, en parte, de contribuciones econ¨®micas de iran¨ªes, y en parte, de lo que queda de los recursos familiares, que, pese a los rumores, no son desorbitados". "Estamos frente a un sistema implacable, de una terrible dureza represiva, y puede usted imaginar que hace falta mucho trabajo", explica el pr¨ªncipe. "El papel de los disidentes en Ir¨¢n es clave, y necesitan todo el respaldo posible; hay que hablar con los grupos y coordinar con la comunidad internacional. Con Internet y los sat¨¦lites, la informaci¨®n llega a todas partes, y es importante que la gente en Ir¨¢n sepa qu¨¦ es lo que el mundo dice sobre ellos y qu¨¦ es lo que ha pasado en otros lugares. Por ejemplo, Espa?a es muy estimulante: saber qu¨¦ pas¨® en la ¨¦poca de Franco, qu¨¦ es lo que llev¨® a una democracia estable, la importancia de la sociedad civil, las instituciones? En una crisis nacional como la que tenemos no es cuesti¨®n de ser socialista o conservador, republicano o mon¨¢rquico: se trata de la libertad, de la democracia. Y a eso es a lo que me dedico: a reforzar la unidad para liberar Ir¨¢n y sustituir la teocracia por una democracia laica".
En la sala hay fotos de la mujer y de las hijas y dos peque?os retratos de sus padres, Mohamed Reza Pahlevi y Farah Diba. Reza Pahlevi ten¨ªa 14 a?os cuando fue diagnosticado el linfoma de su padre. Aquello intensific¨® su preparaci¨®n como heredero. Farah era la tercera mujer del sha, despu¨¦s de la princesa Fawzia de Egipto y de Soraya. Adem¨¢s del primog¨¦nito y heredero, tuvo otros tres hijos -la ¨²ltima, Leila, que sufr¨ªa de anorexia y depresi¨®n, fue encontrada muerta en su habitaci¨®n de un hotel de Londres en 2001-, y acompa?¨® a su marido enfermo, despu¨¦s del derrocamiento, a Marruecos, Bahamas, M¨¦xico, EE UU, Panam¨¢ y Egipto.
Farah Diba vive cerca de Washington "porque quer¨ªa estar cerca de sus nietas", seg¨²n el asesor de Pahlevi. El a?o pasado public¨® sus memorias "para contar a mis nietos c¨®mo fue la ¨¦poca del sha en Ir¨¢n". Reivindica la tolerancia hist¨®rica con las minor¨ªas religiosas y lamenta el ascenso del fundamentalismo y el retroceso del papel de la mujer. "Pero no pierdo la esperanza, porque las iran¨ªes saben que las cosas pueden ser distintas y conocieron otra situaci¨®n durante la monarqu¨ªa". Farah Diba dice que la familia vivi¨® en el exilio "como unos apestados"; recuerda a los que mejor les recibieron, como el presidente egipcio Anuar el Sadat, y a los que nunca les volvieron la espalda, como los reyes de Espa?a. "Mi hijo", escribe, "les considera un ejemplo".
Reza Pahlevi lo reitera. "Usted viene de un pa¨ªs en el que la monarqu¨ªa institucional no s¨®lo ha demostrado su papel crucial a la hora de dar a Espa?a la estabilidad que necesita, sino que el ejemplo del rey Juan Carlos es, m¨¢s que ning¨²n otro monarca que yo conozca, el m¨¢s cercano a lo que yo pienso que ser¨ªa bueno para Ir¨¢n. En las monarqu¨ªas modernas, el rey o la reina son s¨ªmbolos del pa¨ªs. Est¨¢n por encima de la pol¨ªtica, porque, si no, no podr¨ªan tener un papel de ¨¢rbitro neutral. Si no hubiera sido por el papel desempe?ado por el rey Juan Carlos, quiz¨¢ Espa?a no habr¨ªa seguido el curso que sigui¨® y no ser¨ªa hoy una democracia".
Pahlevi cree, obviamente, que en Ir¨¢n funcionar¨ªa mejor una monarqu¨ªa que una rep¨²blica, pero insiste en que no va a hablar ahora de una eventual restauraci¨®n: "?se es el debate que habr¨¢ cuando se forme la Asamblea constitucional. Yo s¨¦ lo que podr¨ªa hacer por mi pa¨ªs, y me sentir¨ªa muy honrado de desempe?ar ese papel en caso de que ¨¦sa sea la decisi¨®n de mis compatriotas. Pero lo primero y m¨¢s importante es concentrarnos todos en la idea de c¨®mo podemos liberar Ir¨¢n. Y cuando digo todos me refiero a iran¨ªes de todas las ideolog¨ªas y credos. Tengo muy buenas relaciones con los partidarios de la rep¨²blica; lo que hay que ver es c¨®mo trabajamos juntos".
A Trita Parsi, presidente del Consejo Nacional Americano Iran¨ª -la mayor organizaci¨®n del exilio en EE UU, donde viven m¨¢s de medio mill¨®n de iran¨ªes-, lo que le preocupa es que la actual crisis "tenga una salida diplom¨¢tica". Prefiere no emitir ninguna opini¨®n sobre Pahlevi. "Es una persona respetable, que tiene sus opiniones y sus ambiciones".
El periodista Stephen Kinzer conoce muy bien la historia de Ir¨¢n. En su libro Todos los hombres del sha, este veterano corresponsal de The New York Times explica magistralmente el golpe de 1953 contra Mosaddeq, que no s¨®lo acab¨® con la democracia en Ir¨¢n, sino que tuvo perversas repercusiones que llegan hasta hoy. Kinzer se?ala que en Ir¨¢n "existe una corriente mon¨¢rquica, y lo que Reza Pahlevi representa puede ser ¨²til para los que quieren dar m¨¢s impulso al cambio, porque se presenta como un factor de unidad". Pero los iran¨ªes "no tienen ganas de volver a la ¨¦poca mon¨¢rquica", dice. "Veo dif¨ªcil que Pahlevi llegue a ser rey, por la memoria que hay del antiguo sha". Si el heredero "hubiese surgido como un hombre con ideas audaces o conceptos profundos sobre el futuro de Ir¨¢n, tal vez? Pero por ahora se perfila s¨®lo como un s¨ªmbolo, e Ir¨¢n necesita algo m¨¢s que s¨ªmbolos". Y otro problema: "Sus lazos con EE UU. Ir¨¢n, por razones hist¨®ricas, es muy sensible a las intervenciones del exterior. Y la idea de que alguien llegue all¨ª tras haber pasado su vida en este pa¨ªs?".
Reza Pahlevi es consciente de que cualquier intervenci¨®n militar ser¨ªa contraproducente. "En primer lugar, todo iran¨ª, yo incluido, es un nacionalista que reaccionar¨ªa inmediatamente contra cualquier intervenci¨®n extranjera". En 1980 escribi¨® desde el exilio al jefe de las Fuerzas Armadas de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, para ofrecer sus servicios como piloto de combate en la guerra contra Irak. El ofrecimiento no fue aceptado. Pahlevi asegura mantener contactos con militares iran¨ªes, y comparte con ellos su negativa a una intervenci¨®n: "Me han dicho que est¨¢n a favor del cambio; pero si Ir¨¢n fuera amenazado, estas fuerzas se ver¨ªan neutralizadas, todo el mundo tendr¨ªa que defender el pa¨ªs. Y el r¨¦gimen lo utilizar¨ªa para ponerse al frente de la oleada nacionalista. Le apuesto a que Ahmadineyad est¨¢ rezando para que ocurra algo as¨ª; est¨¢ diciendo: ?por favor, que alguien nos ataque! Les dar¨ªa todas las excusas que est¨¢n buscando".
En segundo lugar, contin¨²a Pahlevi, una intervenci¨®n militar no ser¨ªa eficaz: "Los objetivos potenciales -las instalaciones nucleares- est¨¢n diseminados por todas partes y son numerosos. En muchas ocasiones son centros incrustados en medio de la poblaci¨®n civil. No hay garant¨ªas de que este ataque eliminara el programa nuclear. En el mejor de los casos, lo retrasar¨ªa dos o tres a?os, pero en la carrera contrarreloj por la democracia habr¨ªa un retroceso mucho mayor".
?Qu¨¦ hacer, entonces? "El mejor instrumento que el mundo tiene contra este r¨¦gimen no es otro que el pueblo iran¨ª. Le puedo garantizar, sin ninguna duda, que lo que m¨¢s le asusta al r¨¦gimen es la gente en la calle. A este r¨¦gimen s¨®lo le derribar¨¢ la gente. Contando con que tengan el respaldo internacional". Que el mundo invierta en los iran¨ªes, reclama Pahlevi: "Un apoyo a los principios y un respaldo moral. Por ejemplo, si el Parlamento Europeo condenara la violaci¨®n de los derechos humanos en Ir¨¢n demostrar¨ªa que el mundo no va a permitir que pasen estas cosas sin consecuencias, que penalizan al r¨¦gimen. Eso es muy importante para cualquiera que est¨¦ intentando luchar en Ir¨¢n. Hay presos pol¨ªticos, periodistas en la c¨¢rcel, hay muchos casos de violaci¨®n de derechos? Que estas personas entiendan que sus sacrificios no son en vano, que el mundo se da cuenta de sus esfuerzos, es muy importante".
?Los iran¨ªes que viven en Ir¨¢n est¨¢n al tanto de la existencia de Reza Pahlevi? Es dif¨ªcil saberlo. El 70% de los 66 millones de iran¨ªes tienen menos de 35 a?os, y los j¨®venes son los m¨¢s abiertos al exterior, pero no necesariamente a la idea de que haya un rey. ?A cu¨¢ntas personas llega su mensaje? Seg¨²n Reza Pahlevi, cada vez a m¨¢s gente: "Las comunicaciones eran m¨¢s dif¨ªciles antes; cuando dej¨¦ Ir¨¢n hab¨ªa faxes y poco m¨¢s. Ahora hay Internet, tel¨¦fonos m¨®viles, videoconferencias? Es mucho m¨¢s f¨¢cil comunicarse. Yo hablo con personas muy diferentes: estudiantes, intelectuales, tecn¨®cratas, l¨ªderes sindicales y tribales, dirigentes religiosos. Son grupos que, colectivamente, tienen el mismo problema". El problema, insiste, es de democracia, no de monarqu¨ªa. Eso es lo que plantea a los grupos de la oposici¨®n. "En esta fase es vital entender que creemos, que yo creo, que la mejor forma de conseguir la unidad es no introducir prematuramente factores de divisi¨®n. Ir¨¢n debe celebrar un refer¨¦ndum nacional sobre c¨®mo organizarse. Yo creo que debe haber un sistema democr¨¢tico laico, basado en los principios de los derechos humanos. Y al final, las f¨®rmulas deber¨¢n ser determinadas por la gente y sus representantes. No represento una alternativa, estoy luchando por una causa. Mi tarea es unir a todo el mundo para que haya libertad. Y a la gente le digo: 'Si ma?ana yo tengo que desempe?ar un papel, ser¨¢ una decisi¨®n vuestra'. Pero hoy por hoy no me toca decir que yo soy el candidato de esto o de aquello? ".
En cuanto a la escalada nuclear, Reza Pahlevi es tan contrario a la opci¨®n militar como a la negociaci¨®n: "El error m¨¢s grande en la percepci¨®n que tiene Occidente de Ir¨¢n descansa en la hip¨®tesis de que el r¨¦gimen trata de resolver una crisis, y que la negociaci¨®n podr¨ªa ayudar. ?Por qu¨¦ es un error? Porque la naturaleza de este r¨¦gimen es como la de cualquier sistema totalitario: no puede sobrevivir sin enfrentamientos. La estabilidad es su peor veneno; entender esto tan sencillo hubiera llevado a muchos pa¨ªses a mantener una pol¨ªtica exterior [con Ir¨¢n] muy diferente. Entiendo que buena parte de esa pol¨ªtica est¨¦ guiada por intereses econ¨®micos, pero, ?a qu¨¦ precio! Haberse negado durante tanto tiempo a lidiar con el radicalismo y el terrorismo debido a los intereses econ¨®micos ha llevado el problema fuera de Oriente Pr¨®ximo, a los pa¨ªses occidentales, y ah¨ª est¨¢n los atentados que lo prueban".
El "r¨¦gimen" -la denominaci¨®n preferida de Reza Pahlevi- no quiere compromisos sobre su programa nuclear: "Para ellos es blanco o negro. Puede jugar con t¨¢cticas dilatorias; lo han hecho, con ¨¦xito, durante muchos a?os, pero lo hacen s¨®lo para ganar tiempo".
El pr¨ªncipe se rebela contra los que creen que hay duros y blandos. "Recuerdo haber hablado de esto con su majestad el rey Juan Carlos cuando estuve en Madrid con motivo de la boda del pr¨ªncipe Felipe, porque Jatam¨ª acababa de visitar Espa?a, y todo el mundo recordaba su apariencia tan sonriente, tan filos¨®fica, tan educada? Al mismo tiempo, en Ir¨¢n se estaba produciendo una represi¨®n masiva contra los estudiantes, los medios de comunicaci¨®n? ?Puede reformarse el r¨¦gimen? No, desde el momento que tiene una Constituci¨®n seg¨²n la cual los parlamentarios no pueden legislar, s¨®lo proponer leyes. La ¨²nica manera de contrarrestarlo es darle poder a la gente, que est¨¢, a pesar de la represi¨®n, a punto de estallar".
Reza Pahlevi teme posibles sanciones econ¨®micas que afecten a los iran¨ªes, "que ya tienen bastantes problemas", y propone "sanciones inteligentes, como restringir los viajes de los altos cargos iran¨ªes o congelar sus cuentas en los bancos". "El sistema opera a trav¨¦s de una serie de compa?¨ªas falsas y empresas fantasmas que financian los aparatos del r¨¦gimen. Las agencias de inteligencia en Francia, en Alemania, en EE UU o en cualquier sitio lo saben, Interpol lo sabe? ".
?Qu¨¦ ha aprendido Reza Pahlevi en el exilio? La perspectiva del mundo. "He recorrido muchos pa¨ªses, he conocido sociedades diferentes, y creo que, a la hora de la verdad, los problemas b¨¢sicos son muy similares. Hay un mensaje universal que nos une a todos. Cada pa¨ªs tiene sus matices, su mentalidad, pero al final los problemas son los mismos, y s¨®lo se resuelven en una atm¨®sfera de tolerancia y de respeto hacia otras ideas. La esencia de la democracia es comprensi¨®n, entendimiento, tolerancia. Todo esto es lo que yo he aprendido personalmente, y lo que trato de comunicar. No se trata de decidir, en nombre de la gente, lo que uno cree que es bueno, sino de confiar en la gente y creer que las personas tienen derecho a tener sus opiniones. Mi filosof¨ªa se basa en dar a una sociedad los medios y las herramientas y dejarla que encuentre su propio rumbo. El agua cae en la cima de la monta?a y el r¨ªo discurrir¨¢ a su manera, y no como uno quiere que discurra".
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