"La muerte estaba muy cerca"
El Gobierno rinde homenaje a los 60.000 refugiados presos en un campo de concentraci¨®n franc¨¦s entre 1939 y 1945
Entre el horror y el sufrimiento surgi¨® la atracci¨®n m¨¢s pura. Fue en 1941: "?l me daba la comida que consegu¨ªa del estraperlo y as¨ª me conquist¨®". Carmen Rodr¨ªguez (Avil¨¦s, 1912) conoci¨® a Luis Villalba, un obrero de Durango ya fallecido, dentro del campo de refugiados y de concentraci¨®n de Gurs, sito a unos 50 kil¨®metros de Pau. En medio del infierno germin¨® el amor entre dos refugiados republicanos espa?oles.
Los 27 meses que Carmen estuvo recluida en Gurs son los m¨¢s tristes de su vida. "Aqu¨ª sufrimos muchas calamidades y vejaciones. Dorm¨ªamos encima de sacos de paja o en el suelo, com¨ªamos ra¨ªces y el miedo era permanente". Esta mujer, quien ahora reside en Oloron, a 20 kil¨®metros del campo, asisti¨® ayer al homenaje que el Gobierno aut¨®nomo tribut¨® a las m¨¢s de 60.000 personas -entre ellas 6.555 vascos- confinadas en este recinto entre el 5 de abril de 1939 hasta el 31 de diciembre de 1945.
"En Gurs sufrimos muchas vejaciones. Dorm¨ªamos en el suelo y com¨ªamos ra¨ªces"
Carmen y Luis se enamoraron entre unos barracones infectos cercados por alambradas. All¨ª, custodiados por gendarmes franceses, se hicieron inseparables: "Mi marido era ebanista y se encargaba del mantenimiento del campo. Constru¨ªa los ata¨²des. Yo estaba a su lado y me dedicaba a sobrevivir, porque la muerte estaba muy cerca". La muerte se acercaba cada vez que llegaba un cami¨®n de los nazis: "Ven¨ªan a llevarse a los jud¨ªos a Auschwitz. Siempre tem¨ªamos que ven¨ªan a por alguno de nosotros". Cuando Carmen recuper¨® la libertad a?os despu¨¦s, esper¨® hasta la muerte de Franco para volver a pisar Espa?a: "Ese d¨ªa me detuvieron en la frontera".
Hasta Gurs se acercaron ayer varios supervivientes del campo de internamiento. El navarro Gabriel Rebol¨¦ (Navascu¨¦s, 1915) permaneci¨® cuatro meses en la barraca 16 y no olvidar¨¢ jam¨¢s las "barbaridades" que padeci¨® all¨ª: "F¨ªjate si fue duro que permanecimos ocho d¨ªas en huelga de hambre".
El campo, con capacidad para albergar a 18.500 personas, cont¨® con 382 barracones en cada uno de los cuales cab¨ªan hasta 60 personas. Hoy s¨®lo permanece el cementerio en el que reposan
los restos mortales de 1.079 internos, la gran mayor¨ªa jud¨ªos. Fue construido en apenas 42 d¨ªas para agrupar a refugiados republicanos espa?oles que hu¨ªan de la guerra civil y la represi¨®n franquista. Considerados unos "indeseables" por el Gobierno franc¨¦s de la ¨¦poca, muchos internos eran vascos. De hecho, los primeros en llegar al campo fueron 980 refugiados de Euskadi. Hoy es un lugar id¨ªlico, integrado en la belleza de los macizos pirenaicos. Como testimonio de aquella triste p¨¢gina de la historia se ha levantado la r¨¦plica de un barrac¨®n y unos ra¨ªles de ferrocarril en recuerdo de los vagones que trasladaban a los presos.
Una delegaci¨®n del Gobierno vasco, encabezada por el consejero de Asuntos Sociales, Javier Madrazo, celebr¨® ayer un homenaje a los exiliados y refugiados de Gurs para "recuperar la memoria hist¨®rica" de unos "hombres y mujeres que nunca perdieron ni la dignidad ni la solidaridad", dijo Madrazo.
Tambi¨¦n asistieron la portavoz del Ejecutivo auton¨®mico, Miren Azkarate, y representantes de la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento, entre otros, Rafael Larreina, de EA, hijo de un exiliado que estuvo encerrado en el campo de Gurs.
Durante el acto, se descubri¨® una placa conmemorativa, obra del escultor N¨¦stor Basterretxea, y se plant¨® un reto?o del ¨¢rbol de Gernika. Tambi¨¦n se hizo una ofrenda floral en el cementerio del campo.
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