El sombrero del poeta, alivio dominical de lectores y curiosos
Gibson, Saramago y Vargas Llosa, los m¨¢s demandados de la feria
El calor -"aqu¨ª hace m¨¢s calor que en todo Madrid", exclamaba un acalorado ciudadano- no quiso perderse la tercera jornada de la Feria del Libro. Y el arma que empu?aban para defenderse de ¨¦l muchas de las personas que abarrotaban ayer el Paseo de Coches del parque del Retiro no era otra que el sombrero de Antonio Machado. La editorial Aguilar reparti¨® cientos y cientos de sombreros, en los que pod¨ªa leerse "Amo a Machado", para promocionar la biograf¨ªa del poeta, Ligero de equipaje, de Ian Gibson. A juzgar por la fren¨¦tica actividad de la feria, Machado sali¨® victorioso de la batalla contra la temperatura.
Agradecidos por el alivio, fascinados por la nueva biograf¨ªa del poeta o atra¨ªdos por la simpat¨ªa del hispanista, la verdad es que una larga cola preced¨ªa a un Gibson que no daba abasto y reconoc¨ªa -sin levantar la vista del papel- estar "encantado".
Lo estaban todos los escritores que cada a?o se suman a la fiesta de la literatura.
"?Nos ponemos?", dudaba un pareja de veintea?eros ante la larga cola que desembocaba en un Jos¨¦ Saramago que no paraba de firmar. Y es que el portugu¨¦s encabezaba el top tres de la feria junto a Vargas Llosa y Gibson. Seguidos de cerca por Antonio Gala, otro cl¨¢sico de la feria.
M¨¢s modestas las colas para Manuel Rivas, Lorenzo Silva o Suso de Toro, y m¨¢s tranquilos esperaban a que se reanudase el goteo de seguidores Vicente Verd¨² y Javier Sierra -en la misma caseta-, ?lvaro Pombo, Andr¨¦s Barba o Benjam¨ªn Prado. "A m¨ª me gusta mucho, soy un exc¨¦ntrico, me dicen cosas bonitas, me dicen si les ha gustado el libro, o se lo llevan firmado", explica Benjam¨ªn Prado. "Adem¨¢s, aqu¨ª tengo ventilador y nevera, as¨ª que estoy muy bien", a?ade.
En el pabell¨®n Carmen Mart¨ªn Gaite, Rosa Montero y sus lectores analizaban Historia del Rey Transparente (Alfaguara), antes de trasladarse a la caseta para comenzar con las firmas, no sin antes agradecerles todo lo que hab¨ªa aprendido de sus palabras.
Marisa y su familia acuden fieles a su cita anual. "Para nosotros es una tradici¨®n. Venimos con una lista y luego compramos", explicaban. El profesor de Frank McCourt para el marido, un par de libros de Alejandra Vallejo-N¨¢gera para ella y, para las ni?as, La escalera torcida de Violeta Monreal.
Otros muchos reconocen que lo que les apetece es pasear, ver a los escritores, participar del ambiente de la feria. Y es que aunque la oferta no puede ser m¨¢s variada -este a?o con especial atenci¨®n a la ciencia, que se reparte, sobre todo, en libros sobre el cambio clim¨¢tico y de divulgaci¨®n-, hay quienes no acaban de encontrar lo que buscan. "?No encuentras nada que te guste, Sara?", le preguntaba su amiga Laura. "No", aseguraba Sara, abrumada ante "tanto libro".
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