Convencieron plenamente
Alcanza este a?o su decimotercera edici¨®n el Festival de M¨²sica Antigua de Aranjuez, y lo hace con una personalidad definida que va m¨¢s all¨¢ de la programaci¨®n, el dise?o de imagen o el bello marco donde se realizan sus conciertos. Las cuidadas ediciones discogr¨¢ficas mantienen en el tiempo la memoria de lo m¨¢s significativo. Entre lo perdurable de esta edici¨®n se encuentra el Miserere, de Jos¨¦ de Nebra. Ayer mismo lo grabaron Los M¨²sicos de Su Alteza, dirigidos por Luis Antonio Gonz¨¢lez Mar¨ªn, despu¨¦s de sus actuaciones en Zaragoza y la Capilla de Palacio de Aranjuez los d¨ªas precedentes.
La reivindicaci¨®n de Jos¨¦ de Nebra (1702-1768) en lo m¨¢s alto del XVIII espa?ol es algo en lo que coinciden los grupos m¨¢s relevantes de la actualidad especializados en repertorios anteriores al Romanticismo. Es el caso de las orquestas de L¨®pez Banzo o ?ngel Recasens y, por supuesto, de Los M¨²sicos de Su Alteza, que dirige con singular acierto Luis Antonio Gonz¨¢lez. Su concierto en Aranjuez anteayer dedicado monogr¨¢ficamente al compositor bilbilitano ha sido primoroso.
M¨²sica Antigua Aranjuez
Jos¨¦ de Nebra: Miserere y escena del auto sacramental El diablo mudo, de Calder¨®n. Orquesta barroca Los M¨²sicos de Su Alteza. Director: Luis Antonio Gonz¨¢lez. Con las cantantes Raquel Andueza y Olalla Alem¨¢n. Capilla de Palacio, Aranjuez, 27 de mayo.
Rigor e intensidad
La trayectoria del grupo zaragozano es extremadamente rigurosa en sus exigencias musicol¨®gicas de partida. No es casual su dedicaci¨®n a un compositor como Maurizio Cazzati, tan olvidado como sorprendente, y mucho menos la entrega a Jos¨¦ de Nebra, al margen de afinidades aragonesas. La lectura que hicieron del Miserere fue de una intensidad dif¨ªcilmente parangonable. Se gustaban los instrumentistas haciendo m¨²sica, imprim¨ªa vitalidad su director y se luc¨ªan las cantantes en sus cometidos: Raquel Andueza, vibrante, como un volc¨¢n en erupci¨®n, y la jovenc¨ªsima Olalla Alem¨¢n con buen gusto mel¨®dico y una delicadeza fuera de lo com¨²n. Transmit¨ªan, en conjunto, una impoluta sensaci¨®n de solidez. La m¨²sica de Nebra inundaba as¨ª en todo su esplendor la Capilla de Palacio. No exageraban los te¨®ricos: es una partitura verdaderamente hermosa. Y m¨¢s con una distribuci¨®n orquestal potente, sin reducciones camer¨ªsticas.
La Naturaleza divina y la Naturaleza humana dialogan en la escena del auto sacramental de Calder¨®n El diablo mudo, al que Nebra puso m¨²sica. ?sta se conserva de modo parcial, pero ha sido cuidadosamente reconstruida. Era una primicia, que redonde¨® el atractivo contenido del programa.
El p¨²blico comprendi¨® de inmediato la excepcionalidad del concierto y aplaudi¨® con todas sus fuerzas, despidiendo a los m¨²sicos puesto en pie y entre aclamaciones. No era para menos. Los M¨²sicos de Su Alteza han pasado por Aranjuez como "una ola de fuerza y luz", que dir¨ªa Luigi Nono. Va a dar que hablar largo y tendido este estupendo grupo aragon¨¦s.
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