H¨¦roes y marrajos
Los marrajos, los toros. ?Vaya corrida de Dolores Aguirre! Una de las peores, si no la peor, que pueda salir hoy a una plaza. Toros bien presentados, pero muy mansos, cobardes, descastados, peligrosos, que se frenan y huyen de los capotes, barbean las tablas buscando la salida, acuden al caballo con genio, recortan en banderillas y embisten a oleadas, aut¨¦nticos arreones para desalentar al m¨¢s valiente. Marrajos de hoy y de siempre, toros impropios de la fiesta de ahora y de la de hace cien a?os porque adolecen de la casta y la codicia, ingredientes fundamentales para la lidia.
Los h¨¦roes, los toreros. Todos los subalternos y los tres matadores merecen el m¨¢s alto reconocimiento de la afici¨®n por su gallard¨ªa, su verg¨¹enza, su hombr¨ªa y su valent¨ªa. Uno de ellos, Carlos Hombrados, de la cuadrilla de Roble?o, result¨® dram¨¢ticamente volteado al colocar un par de banderillas, y sufri¨® erosiones m¨²ltiples, pendientes de estudio radiol¨®gico.
Aguirre / Ramos, Roble?o y Mart¨ªnez
Toros de Dolores Aguirre: bien presentados, muy mansos, descastados y muy peligrosos. Jos¨¦ Ignacio Ramos: gran estocada (ovaci¨®n); dos pinchazos y estocada (silencio). Fernando Roble?o: pinchazo, estocada -aviso- (ovaci¨®n); media atravesada y un descabello (gran ovaci¨®n). Sergio Mart¨ªnez: casi entera (silencio); pinchazo y estocada (ovaci¨®n). Plaza de Las Ventas, 28 de mayo. 19? corrida de feria. Lleno.
En tiempos de toros artistas y toreros de pitimin¨ª, afligidos y derrotados a la primera dificultad, destacan estos h¨¦roes, aut¨¦nticos superhombres que, por lo general e injustamente, pasan desapercibidos para el gran p¨²blico y para la mayor¨ªa de los modernos aficionados toreristas que confunden una corrida con un espect¨¢culo de ballet.
Posiblemente, Jos¨¦ Ignacio Ramos no ser¨¢ un artista, pero tampoco lo sabremos nunca porque las corridas que mata rara vez le ofrecen la posibilidad de hacer el toreo. Pero es un valiente a carta cabal. A sus dos toros, ambos de embestida muy descompuesta, los banderille¨® por derecho, jug¨¢ndose literalmente el tipo. Muy peligroso fue el primero en la muleta, y el torero no s¨®lo no le perdi¨® la cara, sino que, a la hora de matar, ech¨® el enga?o a la cara y se volc¨® materialmente sobre el morrillo, dejando una estocada hasta la empu?adura en todo lo alto. Sensacional volapi¨¦ de Ramos, que nada pudo hacer ante su descastado cuarto, que lleg¨® a echarse en la arena en plena faena.
Dentro del absoluto desastre ganadero, parece una ligereza afirmar que a Roble?o le toc¨® el lote menos malo. Quiz¨¢ sea verdad, pero tambi¨¦n lo es que es el torero m¨¢s experimentado y que mejor entiende las corridas duras. Se dobl¨® con enorme torer¨ªa por bajo en su primero, cambi¨® de manos con la pierna contraria flexionada y lig¨® con un pase de pecho en uno de los pocos momentos de aut¨¦ntica torer¨ªa. Bien colocado, la muleta plana, desafiante, someti¨® al toro y consigui¨® redondos muy templados y, sobre todo, una tanda de naturales largos e intensos que hicieron vibrar a los tendidos. Se justific¨® sobradamente ante el sexto que embest¨ªa a ga?af¨®n limpio.
Ni un pase pudo dar Mart¨ªnez al tercero, que hu¨ªa de su sombra. Recibi¨® al sexto con unas ver¨®nicas bien trazadas, brind¨® al p¨²blico, y el toro, escaso de fuerza, embisti¨® con claridad en algunos momentos. Mart¨ªnez lo tore¨® con ambas manos en tandas muy decididas, pero r¨¢pidas en su ejecuci¨®n y faltas de hondura.
H¨¦roes y marrajos. Ah¨ª va un imaginario sombrero para los toreros cabales de ayer; recogido el sombrero, ah¨ª, tambi¨¦n, la reprobaci¨®n m¨¢s absoluta para unos toros, verg¨¹enza de la caba?a brava.
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