Las rutas de la emigraci¨®n africana hacia la UE
El acceso de inmigrantes africanos a Europa durante los ¨²ltimos a?os no s¨®lo sorprende por el n¨²mero cada vez m¨¢s elevado de los mismos, sino tambi¨¦n por los m¨¦todos, las rutas y los medios de transporte que utilizan. En 1999, en el aeropuerto de Zaventem, en Bruselas, se encontraban en el tren de aterrizaje de un avi¨®n procedente de Guinea Conakry los cuerpos de dos adolescentes de 14 y 15 a?os. Congelados, a menos de 50 grados de temperatura, los dos menores no pudieron cumplir su sue?o.
Muchos otros j¨®venes africanos han intentado entrar en Europa escondidos en camiones o barcos. Actualmente, el acceso clandestino por el mar Mediterr¨¢neo y por el oc¨¦ano Atl¨¢ntico se ha convertido en la v¨ªa m¨¢s utilizada por los inmigrantes, con la complicidad de quienes han logrado hacer de este tr¨¢fico il¨ªcito su especialidad y una importante fuente de lucro.
Si Francia y Gran Breta?a han sido los pa¨ªses receptores de inmigraci¨®n africana por excelencia durante muchos a?os, ¨²ltimamente Espa?a, por su situaci¨®n geogr¨¢fica y por el crecimiento econ¨®mico que ha experimentado, se ha convertido en el nuevo foco de estos desplazamientos humanos.
Es f¨¢cil fijar en Espa?a el final de la ruta que siguen miles de inmigrantes africanos a Europa; sin embargo, el otro extremo de esa ruta es difuso, ramificado y lejano. ?Qui¨¦n puede llegar a sospechar que ese otro extremo se sit¨²a m¨¢s all¨¢ de ?frica Central? Los africanos que salen de esta regi¨®n (Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Rep¨²blica Centroafricana...) caminan sin desesperar transitando por Guinea Ecuatorial, Camer¨²n, Nigeria, Costa de Marfil, con una pausa en Senegal. Otros salen de Chad pasando por N¨ªger y Mal¨ª para alcanzar Mauritania. En estos pa¨ªses de tr¨¢nsito meditan si alcanzar la Espa?a continental por Argelia o Marruecos, con una mirada sobre Ceuta o Melilla, o si hacerlo por las Islas Canarias.
El refuerzo de los controles en Marruecos y Mauritania ha desplazado los puntos de salida hacia el sur. El puerto senegal¨¦s de San Luis se ha convertido en el punto de salida m¨¢s solicitado para las Islas Canarias. Se estima que desde noviembre de 2005 hasta marzo de 2006, m¨¢s de 4.000 africanos han pasado por ese puerto, siendo la mitad de ellos senegaleses. A la vista de la llegada diaria de cayucos cargados con cientos de personas, es muy probable que la cifra de africanos llegados el a?o pasado a Espa?a se triplique en 2006.
S¨®lo llegar a Marruecos es ya un triunfo ante los sufrimientos soportados durante el camino. Muchos mueren de hambre y de sed durante la traves¨ªa del desierto, pero queda a¨²n la dura y peligrosa experiencia de cruzar el Estrecho de Gibraltar, en el que miles de ellos han dejado sus vidas.
Casi 50.000 inmigrantes tratan cada a?o de cruzar el desierto de T¨¦n¨¦r¨¦ para acceder a Marruecos, Argelia o Libia. Salen de Agadez, pasando por Dirkou, bajo un calor insoportable, que supone una dura prueba de supervivencia en la que muchas personas pierden la vida. De Dirkou hasta Tummon, a la frontera libia, se palpa la agon¨ªa. De all¨ª nace la otra pista que pasa por la ciudad minera de Arlit, continuando hacia el oeste para alcanzar Assamaka antes de cruzar la frontera argelina.
Si la entrada por Espa?a se hace principalmente desde Marruecos o Mauritania, la entrada por Italia se hace desde Libia por su cercan¨ªa con Sicilia. Gran Breta?a recibe la mayor parte de los africanos desde Sur¨¢frica, ya que los que logran regularizar su situaci¨®n en este pa¨ªs se convierten en potenciales emigrantes hacia Gran Breta?a. Francia recibe sus mayores flujos desde sus antiguas colonias. Una de las ¨²ltimas rutas descubiertas pasa por el archipi¨¦lago de Comores, principalmente por las islas de Mayotte, donde regularizan su residencia y se convierten en candidatos a la emigraci¨®n hacia Francia.
El n¨²mero de africanos que emigran hacia el territorio europeo, desde 1999 hasta hoy, se ha cuadriplicado, aunque ya no se dirigen ¨²nicamente hacia las ¨¢reas culturales configuradas desde los tiempos de la colonizaci¨®n. El pragmatismo y el empe?o en satisfacer sus necesidades b¨¢sicas hacen que para los emigrantes no sea determinante la afinidad ling¨¹¨ªstica y cultural, por lo que muchos fijan su residencia en el primer pa¨ªs europeo al que acceden.
?C¨®mo no sentirse atra¨ªdo a emigrar cuando las desigualdades entre los pa¨ªses africanos y las naciones europeas se hacen abismales? En la ¨²ltima d¨¦cada, el n¨²mero de personas que viven con menos de un d¨®lar al d¨ªa ha pasando de 60 a m¨¢s de 200 millones en una poblaci¨®n africana estimada en 800 millones. A este dato se a?aden guerras y gobiernos corruptos que violan diariamente los derechos humanos. Si se ha logrado poner fin a algunas guerras como la de Sierra Leona o Ruanda, surgen nuevos focos de combates como el de Sud¨¢n con la importante crisis humanitaria de Darfour.
En este contexto, deber¨ªamos preguntarnos sobre el papel de la cooperaci¨®n para el desarrollo, cuya responsabilidad debe orientarse hacia la satisfacci¨®n de los anhelos de las personas y al fortalecimiento del Estado. ?sta debe garantizar el bienestar y la seguridad de los ciudadanos, as¨ª como asegurar un mejor reparto de las riquezas a trav¨¦s de la creaci¨®n de empleo digno. Por otro lado, las inversiones masivas en varios sectores rentables de la econom¨ªa africana con la finalidad de crear trabajo decente y mejorar el ingreso per c¨¢pita de la poblaci¨®n africana son algunas de las pistas, junto con el fomento del comercio, para contribuir a estabilizar o a eliminar los flujos migratorios.
El Plan Director de Cooperaci¨®n espa?ola apunta hacia estos objetivos. Sin embargo, hace falta insistir en ellos y comprobar que los gobiernos con los que Espa?a ha firmado acuerdos de cooperaci¨®n los cumplen. Lo que le falta a ?frica son tanto los fondos para financiar el desarrollo y mejorar las condiciones de vida de la poblaci¨®n africana, como la gesti¨®n responsable de los mismos.
Mientras se agrave la pobreza en ?frica con la p¨¦rdida continua del poder adquisitivo en un ambiente marcado por el deterioro creciente de las infraestructuras sociales, principalmente en los sectores de la educaci¨®n y de la salud, y el desamparo de los Estados, ser¨¢ muy dif¨ªcil estabilizar los flujos migratorios procedentes de ese continente.
Francisca Sauquillo es presidenta del Movimiento por la Paz -MPDL-.
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