Presionar
Vuelve a renacer el mito del lobby en el panorama empresarial valenciano. Los intentos por relanzar el tema se han repetido a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El significado m¨¢s habitual del t¨¦rmino anglosaj¨®n lobby es grupo de presi¨®n. En castellano este concepto tiene connotaciones peyorativas que no tienen raz¨®n de ser. Desde los partidos pol¨ªticos hasta las congregaciones religiosas, tienen ese aspecto de agrupaci¨®n de personas influyentes organizada para presionar con el fin de defender determinados intereses o para hacer cambiar las leyes.
En la Comunidad Valenciana, el referente se sit¨²a prioritariamente en Madrid, en su condici¨®n de capital de Espa?a y n¨²cleo donde se decide la mayor parte de las cuestiones que afectan al conjunto de los espa?oles. Conquistar Madrid ha sido el reto imposible contra el que se han frustrado los intereses valencianos, organizados o no.
Para que estos resortes sociales funcionen es preciso disponer de un proyecto de pa¨ªs definido y asumido, al menos, por una parte significativa de la sociedad. Para estas aventuras el liderazgo es fundamental. Liderazgo no es la imposici¨®n de directrices por la fuerza y el amedrentamiento. Debe ser, ante todo, autoridad moral.
En los c¨ªrculos de poder se sabe que la Comunidad Valenciana tiene poco peso espec¨ªfico y en cualquier caso, siempre por debajo de la influencia que le corresponde en el contexto espa?ol. La fijaci¨®n no deber¨ªa concentrarse en el objetivo de posicionarse en Madrid, exclusivamente e ignorando que existen otros centros de poder en Espa?a y en la Uni¨®n Europea, que no se deben descuidar. Bruselas, Luxemburgo y Estrasburgo en su papel representativo de las instituciones europeas son, sin duda, un polo de atenci¨®n prioritario que superar¨¢ a Madrid, en la calidad y la trascendencia de las decisiones que all¨ª se toman.
Los empresarios que crearon las bases del comportamiento m¨¢s avanzado de la econom¨ªa valenciana entendieron que es en Bruselas donde se van a librar las batallas decisorias. Ese convencimiento les llev¨®, antes incluso de las negociaciones oficiales para el ingreso de Espa?a en la Comunidad Europea, a establecerse como pudieron con oficinas de representaci¨®n sectorial para presionar en los departamentos de la Comisi¨®n Europea en la medida que conviniera a sus intereses. Los c¨ªtricos fueron los que marcaron la pauta porque necesitaban la intervenci¨®n de un grupo de presi¨®n que actuara en su defensa. El Comit¨¦ de Gesti¨®n de C¨ªtricos tuvo sus delegaciones en Bruselas, Londres, Par¨ªs, Frankfurt y Perpignan; y lo que es m¨¢s importante, dispuso de una red, de colaboradores en los importadores, distribuidores y asentadores de los mercados, que cubr¨ªa plenamente el espacio europeo, incluidos los pa¨ªses del Este.
Con el fin de coordinar las acciones en defensa de los intereses de la Comunidad Valenciana, se cre¨® en la d¨¦cada de los 90 del pasado siglo la Oficina de la Comunidad Valenciana en Bruselas sobre la trayectoria y la experiencia del Comit¨¦ de C¨ªtricos y con pocos miembros m¨¢s. Fue destacable tambi¨¦n la aportaci¨®n de las C¨¢maras de Comercio que hab¨ªan iniciado unos a?os antes la sana costumbre de destacar en Bruselas un delegado que les representaba desde la oficina del Consejo Superior de C¨¢maras en la capital belga. Para que los grupos de presi¨®n, que est¨¢n plenamente reconocidos por las instancias comunitarias, puedan ejercer su misi¨®n, han de partir de la voluntad decidida y asumida por parte de sus impulsores. Necesitan recursos humanos y t¨¦cnicos con financiaci¨®n suficiente para ejercer su papel. Tiene que existir voluntad pol¨ªtica para que funcionen, pero no al servicio de unos cuantos ni para el lucimiento del partido pol¨ªtico dominante. Los grupos de presi¨®n se configuran de este modo en instrumentos leg¨ªtimos y eficaces para la defensa de los intereses de la Comunidad Valenciana y de los sectores econ¨®micos con mayor proyecci¨®n internacional. Seamos originales y decididos para pensar antes en Bruselas que en Madrid, sin olvidar el Pa¨ªs Vasco, Catalu?a, Andaluc¨ªa y tantas zonas de Espa?a que avanzan y merecen nuestra atenci¨®n.
La historia reciente de los intentos de hacer funcionar un grupo de presi¨®n valenciano ha sido decepcionante y ese mismo ha sido el signo de los resultados para la Comunidad Valenciana. Para este tipo de operaciones hay unos pasos necesarios que se han de dar con el fin de que puedan llegar a buen puerto. El mundo empresarial habitualmente ha impulsado estas propuestas. Es ahora la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE) la que lanza el envite de constituir un lobby valenciano en Madrid. Ser¨ªa lamentable que nos encontr¨¢ramos de nuevo ante un proyecto inmaduro y vac¨ªo. Existen una trayectoria y unos requisitos que cumplir. Los grupos de presi¨®n, como toda plataforma de influencia, necesitan credibilidad y la confianza que se inspira es fundamental.
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