D¨ªas de mucho vino y pocas matem¨¢ticas
TODO SIRVE CUANDO se trata de vender un producto apelando a sus excelencias. La paradoja se da cuando pretenden endosarlo o incitar a su consumo haciendo gala de una estulticia, matem¨¢ticamente hablando, manifiesta. Un reciente reclamo publicitario de una recomendable marca de vino riojano es una muestra decepcionante de ello. Se trata, de entrada, de una propuesta original. Emplear los s¨ªmbolos matem¨¢ticos (sumatorios, integrales) y ciertas funciones matem¨¢ticas trascendentes (logar¨ªtmica, arcotangente) para subrayar un mensaje: las ciencias exactas aliadas con la naturaleza crean un producto de excepci¨®n. Un vino de reserva, 2001, de una heredad riojana prestigiosa.
Con trazos que imitan la tiza en una pizarra, se muestra una imponente sucesi¨®n de f¨®rmulas y expresiones matem¨¢ticas. Contienen, como argumentos, bellas fotograf¨ªas que evocan los factores cuya confluencia acaba atrapada en una botella de vino: sol, tierra, nubes, vi?as, racimos de uva, agua, bodegas. ?Qu¨¦ poco hubiese costado emplear esos elementos matem¨¢ticos de forma correcta! Claro, sus creadores debieron de pensar que eran inmunes al desliz de alg¨²n error.
El arte publicitario es eso, arte, y no est¨¢ sujeto a reglas. Encima, todo es disculpable: al fin y al cabo, somos de letras. Es como si los de ciencias (pueril divisi¨®n empleada por ciertos intelectuales para separar lo inseparable; es decir, la cultura) fuesen por ah¨ª pregonando sin tapujos que El Quijote lo escribi¨® Quevedo.
Al comienzo de la primera l¨ªnea de la retah¨ªla de f¨®rmulas aparece un espectacular s¨ªmbolo de sumaci¨®n, representado por la letra griega sigma. Indica una suma desde el valor num¨¦rico de la variable que tiene a sus pies (pi = 1) hasta el que lleva por sombrero (infinito). Aunque el n¨²mero pi se acostumbra a reservar para el celeb¨¦rrimo 3,14..., vamos a darlo por bueno. Despu¨¦s de todo, los matem¨¢ticos bautizan a sus variables e inc¨®gnitas como les apetece.
Lo que ya no tiene sentido es lo que debe sumarse. Un cociente de unas ra¨ªces cuadradas (de unos campos y cielos, qu¨¦ po¨¦tico) y una integral que ha perdido uno de sus componentes definitorios: el diferencial. No se ve por ning¨²n lado la variable que va adoptando los valores consecutivos de 1 hasta infinito y que define cada uno de los t¨¦rminos de la suma que se debe realizar. Porque si no aparece esa variable, entonces no tiene ning¨²n sentido el sumatorio. Y, en la pr¨¢ctica, de nada sirve que aparezca al inicio.
En la segunda l¨ªnea de f¨®rmulas campea un lozano log. Es el s¨ªmbolo de la funci¨®n logar¨ªtmica. El logaritmo de base b de un n¨²mero x es el exponente o potencia a la que debe elevarse la base para obtener el n¨²mero. As¨ª, el logaritmo en base 10 del n¨²mero 100 es 2 (puesto que 10 x 10, o 10 elevado a 2, es igual a 100). Lo cual se sintetiza en: log10 100 = 2. Se llama logaritmo decimal cuando la base es 10, como en este ejemplo. Y logaritmo natural o neperiano cuando la base es el n¨²mero e. El logaritmo en base ? = 1 que se indica carece de sentido. La base de un logaritmo debe ser siempre un n¨²mero real y positivo diferente de 1. ?Ay si el matem¨¢tico escoc¨¦s John Napier, uno de sus primeros inventores all¨¢ por 1614, levantara la cabeza!
Un esbelto signo de integraci¨®n aguarda en la tercera l¨ªnea. L¨¢stima que los s¨ªmbolos dx que aparecen parecen estar como relleno. Se denominan diferencial de la variable x y expresan respecto de qu¨¦ variable se debe efectuar la operaci¨®n (ya se sabe, siempre compleja y dif¨ªcil) de integraci¨®n. La aparici¨®n, tambi¨¦n estelar, de la funci¨®n inversa de la funci¨®n trigonom¨¦trica tangente; es decir, la funci¨®n arcotangente (o arctg para los amigos) deja mucho que desear. Por no hablar de lim, en la primera l¨ªnea, la expresi¨®n habitual para l¨ªmite. Tal como est¨¢ expresado, dar¨ªa como resultado infinito, lo cual poco dice de lo que viene a continuaci¨®n: y es que infinito m¨¢s algo, siempre da infinito. Un poco de rigor, se?ores.
Pese a tratarse de publicidad, costaba poco hacerlo bien. Como consumidores potenciales, nos llevamos una impresi¨®n desazonadora. Si para elaborar dicho vino la tecnolog¨ªa que emplean sus fabricantes resulta un desprop¨®sito similar, optaremos por otra marca vin¨ªcola. Vuelvan en septiembre porque este examen est¨¢ suspendido. "?Qu¨¦ lo hizo perfecto?", reza como punto final de esa portentosa exhibici¨®n de s¨ªmbolos (y nulidad) matem¨¢ticos. Un buen vino, desde luego. Y una soberbia exhibici¨®n de estulticia matem¨¢tica.
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