El crimen entra en la campa?a de Per¨²
A cuatro d¨ªas de las presidenciales, los dos candidatos prometen mano dura para frenar la escalada de delincuencia
La avenida El Derby es, en apariencia, un lugar de paso y circulaci¨®n r¨¢pida del distrito de Surco, al este de Lima, pero las miradas vigilantes y las prisas de los transe¨²ntes de las zonas pr¨®ximas denotan pronto que no es as¨ª. "Cuidado con los plagios [secuestros]" es la expresi¨®n m¨¢s escuchada en esta zona de la capital, que tiene salida r¨¢pida a varias v¨ªas importantes y, por tanto, se convierte en uno de los lugares predilectos de los delincuentes para "plagiar" a sus v¨ªctimas.
"No conviene pasar con un auto muy llamativo, porque entonces le hacen parar y le llevan a una furgoneta", explica Jorge D¨¢vila, un comerciante que al igual que el 89% de la poblaci¨®n de Lima considera que, aunque la tasa de delincuencia no sea de las m¨¢s altas de Am¨¦rica Latina, la sensaci¨®n de inseguridad en Per¨² ha aumentado, y mucho. Los pol¨ªticos lanzados en campa?a han encontrado en ello un fil¨®n.
Humala quiere crear comit¨¦s de autodefensa y Garc¨ªa baraja aplicar la pena de muerte
En algunas zonas, se recomienda pagar un peaje a una banda para que proteja al visitante
En m¨¢s de 39 zonas, tanto de Lima como del vecino puerto del Callao, es recomendable acceder tras el pago de una chaqueta o peaje a una banda local que se encarga de la "protecci¨®n" del visitante. ?ste debe tratar adem¨¢s de no verse involucrado en las escaramuzas que protagonizan las m¨¢s de 40 bandas organizadas que la polic¨ªa tiene fichadas. Muchos polic¨ªas libres de servicio realizan horas extras para empresas o particulares que pagan para tener a uno o varios uniformados armados frente a sus edificios. Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, el 8,9% de la poblaci¨®n sufri¨® en 2005 alguna agresi¨®n o robo. Seg¨²n las cifras manejadas por el Ministerio del Interior, el 80% de las v¨ªctimas de un asalto y el 90% de un hurto no denuncian el hecho.
La seguridad ciudadana es uno de los puntos fuertes en torno a los que giran las propuestas de los candidatos a las presidenciales del pr¨®ximo domingo. El ex militar nacionalista Ollanta Humala propone que comit¨¦s de autodefensa y rondas campesinas formen parte del sistema de seguridad nacional, mientras que el ex presidente socialista Alan Garc¨ªa promete aplicar la pena de muerte a violadores y asesinos de ni?os.
La pena de muerte est¨¢ contemplada en la Constituci¨®n peruana para los delitos de terrorismo y traici¨®n a la patria, pero organismos de defensa de los derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional (AI) ya han advertido de que la propuesta de Garc¨ªa es inviable, al menos sin violar diversos tratados internacionales que tiene firmados Per¨². La divisi¨®n peruana de AI ha expresado su preocupaci¨®n por lo que considera una "ignorancia flagrante" de ambos candidatos presidenciales en materia de derechos humanos.
"Yo, que tengo trabajo, hay zonas que no veo jam¨¢s y no hablo de lugares lejanos, sino del centro, como La Victoria, donde hay establecimientos comerciales al lado de un distrito muy pobre", dice Willy Medina, un empleado que apunta al desempleo y la pobreza como causa del aumento de la delincuencia. A ello se suman fen¨®menos como el narcotr¨¢fico, cuyas grandes bandas locales -como Los Norte?os- son conocidas en toda la ciudad.
Los alcaldes responsables de los distritos que forman Lima denuncian que se han multiplicado los secuestros en la capital peruana, que ya no tienen s¨®lo por objetivo ciudadanos acaudalados o con aspecto de extranjeros, sino que se han extendido a otras capas de la poblaci¨®n, en principio menos favorecida. Una de las t¨¦cnicas que los secuestradores han comenzado a utilizar es la de hacerse pasar por transporte p¨²blico.
En Lima, al igual que en otras capitales latinoamericanas, numerosos veh¨ªculos monovolumen ejercen como autobuses en los que, adem¨¢s de un conductor, el copiloto va gritando el destino a los viandantes. Se trata de un transporte barato utilizado por personas que no tienen veh¨ªculo propio o recurso para pagarse un taxi. Por eso la sorpresa es may¨²scula cuando la v¨ªctima, una vez en el interior, es enca?onada y se percata de que todos los pasajeros forman parte de la banda.
Lo habitual es que los secuestrados inicien un interminable recorrido por diversos cajeros autom¨¢ticos en los que son obligados a sacar dinero y luego son liberados, aunque cuando el nivel econ¨®mico de la v¨ªctima es superior, la experiencia es m¨¢s traum¨¢tica, con varios d¨ªas de reclusi¨®n, palizas e incluso extorsi¨®n a los familiares mediante cartas en las que se incluyen dedos. As¨ª le sucedi¨® a un empresario lime?o secuestrado el pasado d¨ªa 7 con el truco de dejar bolsas a la puerta de su casa y esperar a que saliera a retirarlas. Fue liberado malherido, tras siete d¨ªas de torturas.
Parecida suerte corri¨® el armador espa?ol Andr¨¦s Gude, quien fue secuestrado mientras realizaba una visita de negocios a Lima el pasado 29 de marzo. Despu¨¦s de 11 d¨ªas apareci¨® con dos heridas de bala, una en el brazo y otra en una pierna. Ya hab¨ªa sufrido otro intento de secuestro y en las investigaciones posteriores han sido detenidos varios polic¨ªas y ex polic¨ªas por su implicaci¨®n en el caso.
"Hay que cambiar la actitud de la polic¨ªa frente a la sociedad, equipar mejor a los agentes, aumentar el sueldo a los agentes y que los alcaldes participen en la elecci¨®n de los comisarios", subraya Gustavo Sierra, alcalde del distrito de Surquillo. Desde 2003 rige el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, que faculta -y obliga- a los alcaldes a establecer las medidas necesarias para garantizar la tranquilidad en las calles, pero en el debate mantenido hace dos semanas Garc¨ªa y Humala demostraron desconocer las caracter¨ªsticas de la normativa.
Golpes de efecto
Con el debate de ideas agotado, la campa?a electoral peruana se ha convertido en una sucesi¨®n de golpes de efecto, el ¨²ltimo de los cuales se produjo ayer, cuando varios dirigentes de Partido Aprista Peruano, de Alan Garc¨ªa, acudieron a la sede de la Uni¨®n Por el Per¨² (UPP), el partido de Ollanta Humala, para denunciar la corrupci¨®n en la direcci¨®n de su propio partido, apuntando al candidato socialista, el ex presidente Garc¨ªa (1985-1990).
"La corrupci¨®n no nos puede echar de un partido al que hemos dedicado nuestra vida", advirti¨® ?ngela Valdez, coordinadora de Asuntos Internacionales del PAP, quien acus¨® a su jefe de filas bajo un cartel con los rostros del ex militar nacionalista Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia.
Inmediatamente, desde el PAP se acus¨® a Valdez de seguir al dedillo la estrategia de Humala de vincular siempre que le es posible las palabras corrupci¨®n y Garc¨ªa. El ex presidente tuvo que huir de Per¨² cuando acab¨® su mandato y regres¨® al ser amnistiado. Por su parte, Garc¨ªa asegur¨® que no piensa marcharse del pa¨ªs en el caso de ser derrotado el domingo.
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