El Roc¨ªo sin Roc¨ªo
Los romeros recuerdan en la aldea de Almonte a la cantante fallecida
La romer¨ªa de El Roc¨ªo es distinta este a?o. Una de las personalidades que no siempre ve¨ªa pasar a la Virgen por las calles de la aldea de Almonte (Huelva), cada lunes siguiente al Domingo de Pentecost¨¦s, no estar¨¢. Era Roc¨ªo Jurado. Su muerte ha marcado una festividad que tendr¨¢ su momento culminante la madrugada del lunes, cuando miles de almonte?os tomen la ermita donde descansa la figura de su patrona, salten la verja e inicien la procesi¨®n. La devoci¨®n por la Virgen de El Roc¨ªo era lo que atra¨ªa a la cantante Roc¨ªo Jurado, al igual que cientos de miles de peregrinos. Unos peregrinos que, sin dejar la fiesta, han tenido recuerdos y gestos hacia la artista, con minutos de silencio, misas y rezos del rosario en su honor.
La hermandad de su pueblo, Chipiona (C¨¢diz), lleg¨® a la aldea onubense el viernes al atardecer, junto a la hermandad de Sanl¨²car de Barrameda. Entre nubes de polvo asomaron por el camino de Do?ana que desemboca en el Palacio del Acebr¨®n. Tras un trecho pudieron ver las marismas que dan la bienvenida a la aldea, donde pastaban caballos y mulas salpicados por los prados.
Al llegar al Roc¨ªo, la hermandad de Sanl¨²car, como las otras 104 que hasta ayer fueron llegando a la aldea, desfil¨® por delante de la ermita, guiada por su Simpecado -insignia de cada una de las hermandades-. Despu¨¦s los sanluque?os se dirigieron a su casa de hermandad. "Ha sido un golpe muy fuerte, es cierto. Conoc¨ªa a Roc¨ªo de habernos acompa?ado alguna vez, pero sobre todo de verla aqu¨ª, en el pueblo. Junto a la Se?ora", comentaba reci¨¦n llegado Eusebio Acosta, hermano mayor de la entidad de Sanl¨²car de Barrameda.
Algunos compa?eros de Chipiona, con los que han compartido el camino, estaban "muy afectados". "Unos pocos volvieron al pueblo para el funeral y el entierro. Esta ma?ana rezamos un rosario y le hicimos una misa para recordarla", continu¨®.
En el pueblo natal de Roc¨ªo Jurado hace poco que se constituy¨® una hermandad de devotos a la Virgen que lleva el mismo nombre de la tonadillera, que hasta entonces hab¨ªan funcionado como asociaci¨®n. El grueso de los romeros de Chipiona que finalmente lleg¨® a la aldea ten¨ªa su base fuera de El Roc¨ªo. Para llegar desde la casa de hermandad de los sanluque?os, situada en las cercan¨ªas de la ermita, hab¨ªa que cruzar la gran ciudad que en estos d¨ªas se convierte la aldea, con previsiones de cerca de un mill¨®n de visitantes. Con semejante n¨²mero de personas, para velar por que todo salga bien 1.500 efectivos vigilan la seguridad, dentro del plan Aldea. Otros 6.000 se destinaron antes al Plan Romero. Hasta el s¨¢bado no reportaron incidentes significativos.
Al pasar junto a la fachada blanca del templo a la ca¨ªda del sol llaman la atenci¨®n los cientos de golondrinas que anidan en su fachada y que realizan acrobacias sobre las cabezas de los peregrinos que atestan los accesos a la iglesia y las tiendas de recuerdos. Un paisaje de paredes encaladas que es mezcla del siglo XIX y XXI, donde conviven sin demasiado orden caballos, carros y todoterreno. Y en el que las mujeres visten coloridas batas rocieras y los hombres sombreros de ala ancha con cinta identificativa -distinta para cada hermandad-. Todos comparten el polvo que levantan los veh¨ªculos, carruajes y animales y que, literalmente, se masca en la boca. Polvo que en el suelo se torna una arena que dificulta el paso a pie.
Aunque tambi¨¦n la arena es traicionera para los coches, sobre todo si no tienen tracci¨®n a las cuatro ruedas. Ese es el problema que se repiti¨® el viernes de vez en cuando, ya de noche, en el paraje habilitado para la hermandad de Chipiona. Su responsable, Antonio L¨¢zaro, ten¨ªa la cara desencajada de cansancio. Acababa de llegar de su pueblo, de asistir a los oficios funerarios de Roc¨ªo Jurado. "Ella sol¨ªa venir a una casa de El Roc¨ªo a ver pasar a su Virgen, aunque con nosotros no camin¨® nunca, pero s¨ª con la Hermandad de Sanl¨²car, cuando a¨²n estaba casada con Pedro Carrasco. Era muy devota". Hoy, los romeros de Chipiona portan crespones negros en las medallas en su recuerdo.
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