"Los ciudadanos hemos perdido el control sobre la ciudad"
Naci¨® en el barrio alicantino de San Blas hace 55 a?os. Se traslad¨® a Valencia a los ocho, estudi¨® bachillerato en el Instituto Luis Vives y se licenci¨® en la Escuela de Arquitectura de esta ciudad. Acab¨® en 1977 y lleva 29 a?os de profesi¨®n. "No soy un arquitecto de pueblo, pero s¨ª que estoy en el grupo del 70% u 80% de compa?eros que est¨¢n trabajando muy duramente la profesi¨®n". Uno de sus trabajos m¨¢s relevantes, como coautor, es el Club N¨¢utico de Altea, ciudad donde tiene su despacho profesional. Est¨¢ en el cat¨¢logo que edit¨® el IVAM de los 50 a?os de arquitectura valenciana y desde el viernes es el nuevo decano del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢ la arquitectura valenciana?
"La avalancha legislativa es tremenda y la presi¨®n que sufrimos, indecible"
"La imagen del arquitecto est¨¢ falsificada, se gana la vida muy duramente"
Respuesta. La dividir¨ªa en tres bloques, la emblem¨¢tica, la de las ciudades y la del mundo tur¨ªstico. De la primera tenemos unos excelentes profesionales que han conseguido colocar la arquitectura en un primer plano ciudadano. Tenemos la arquitectura de ciudad, que de alg¨²n modo podr¨ªa considerarse en crisis, pero porque la sociedad est¨¢ en crisis. El urbanismo y la arquitectura est¨¢n en algunos casos en manos de profesionales, con planteamientos empresariales muy profesionales, pero tambi¨¦n existe otra arquitectura puramente especulativa, con promotores venidos de otros sectores a la llamada del dinero. Y en arquitectura tur¨ªstica se generan modelos de dudoso resultado, esos resort en medio de la nada, ajenos a la planificaci¨®n racional.
P. Los grandes arquitectos se disputan los proyectos m¨¢s emblem¨¢ticos. ?Queda espacio para los aut¨®ctonos?
R. No es una cuesti¨®n de cuota y tampoco de personalismos, sino de saber hacia d¨®nde va la ciudad. Se echa a faltar un gran debate ciudadano sobre c¨®mo deben crecer arm¨®nicamente las ciudades. Una buena obra en un entorno no adecuado pierde caracteres de buena obra. Creo que los ciudadanos hemos perdido el control sobre la ciudad, hay que volver a la ciudad arm¨®nica donde seamos due?os de la calle.
P. ?Y c¨®mo hacerlo?
R. El Colegio de Arquitectos no tiene una voz un¨¢nime, pero lo que s¨ª tenemos claro es que debemos de ser los que generemos un debate continuo sobre las grandes cuestiones. En la medida en que tenemos a quienes m¨¢s saben de arquitectura, urbanismo y territorio, debemos ser los que animemos el debate y los que elaboremos propuestas junto a la Administraci¨®n. Una de las primeras cosas que me gustar¨ªa hacer como decano es plantearle al nuevo consejero de Territorio todas estas inquietudes, la necesidad de retomar las riendas de este proceso de generaci¨®n del territorio. Estamos derrochando energ¨ªa y recursos porque no existe una planificaci¨®n supramunicipal. Es necesaria una planificaci¨®n integrada.
P. ?Por qu¨¦ era necesario un cambio en el colegio?
R. Me he presentado tomando como punto de partida la cr¨ªtica al trabajo del anterior decano [Fabi¨¢n Llisterri] en dos aspectos. Creo que le ha fallado la comunicaci¨®n con los arquitectos, s¨¦ que ha hecho cosas muy positivas, pero quiz¨¢ no haya sabido transmitirlas. Pero, sobre todo, le he criticado no lo que ha hecho, sino lo que ha dejado de hacer. El hecho de que surjan dos candidaturas en confrontaci¨®n con la suya es sintom¨¢tico. Ha habido una reacci¨®n de profesionales que han echado a faltar una acci¨®n m¨¢s decidida a favor de las preocupaciones, necesidades y angustias de aquellos arquitectos que se enfrentan cada d¨ªa a la profesi¨®n. Estamos en un momento en que la avalancha legislativa es tremenda. La presi¨®n que sufrimos los arquitectos es indecible. Tenemos un c¨®digo t¨¦cnico que se nos ha ca¨ªdo encima, con un periodo de adaptaci¨®n muy corto. 1.300 p¨¢ginas llenas de contenido y esa adaptaci¨®n est¨¢ generando mucha angustia al colectivo.
P. ?Qu¨¦ le parecen las nuevas leyes urban¨ªsticas?
R. No quiero eludir la contestaci¨®n, pero he estado hasta hace mes y medio en un despacho intentando trabajar y era uno m¨¢s de los agobiados por todo esto. He asistido a un par de cursos sobre la LUV y no es f¨¢cil adecuarte a los nuevos tiempos. Entiendo que es una ley poco arquitect¨®nica, porque da la sensaci¨®n de que hay mucho m¨¢s de contenido de tramitaci¨®n, y lo digo con mucha reserva porque ni la conozco bien ni soy especialista en urbanismo. Pero, probablemente si los arquitectos hubieran intervenido con mucha m¨¢s intensidad en el redactado, insisto con todas las reservas, a lo mejor hubiera sido una ley m¨¢s f¨¢cil de interpretar.
P. ?Qu¨¦ opina de la pol¨ªtica urban¨ªstica de la Generalitat y de muchos Ayuntamientos? La avalancha de PAI, los campos de golf...
R. Es normal, no s¨®lo en arquitectura y urbanismo, que cuando se producen cambios normativos m¨¢s restrictivos, todo el que tiene en mente hacer algo, inmediatamente lo acelera. Pas¨® con la Ley de Costas. Cuando se estaba tramitando, todos los Ayuntamientos que ten¨ªan planeamiento en la zona de riesgo consolidaron r¨¢pidamente posiciones. Esto es lo que ha pasado ahora. Otra cuesti¨®n es c¨®mo se genera el urbanismo. Nosotros vivimos de esto, cuanto m¨¢s trabajo hay, mejor para todos, pero tampoco nos podemos suicidar. Habr¨ªa que volver a la gesti¨®n del urbanismo. Hay que ver qui¨¦nes son los gestores y por qu¨¦ y de qu¨¦ recursos se disponen. Es la famosa pol¨¦mica sobre los campos de golf o el abandono de la agricultura, un tema que me preocupa por circunstancias personales. El producto agr¨ªcola se est¨¢ vendiendo al mismo precio de hace 15 o 20 a?os, los costes han crecido un 400% o 500% en ese tiempo y me gustar¨ªa tener una buena raz¨®n para decirle al agricultor de mi pueblo que no deber¨ªa abandonar el campo y no deber¨ªa vender su terreno para hacer casas o chal¨¦s. No podemos obligarle, sin embargo, a que renuncie a la venta por cuestiones de tipo conservacionista si no le damos una soluci¨®n.
P. Pero ?qu¨¦ le parecen PAI como los de Rabassa, Porxinos, los del entorno de Mundo Ilusi¨®n, por citar algunos?
R. Me parece que cualquier planteamiento que no pase por el Plan General, en la medida en que es el instrumento que lo estudia todo en relaci¨®n con todo, siempre ser¨¢ una soluci¨®n incompleta y sometida a posibles defectos y carencias. No nos sirve de nada hacer una ciudad nueva si no tenemos resueltas la sanidad, la educaci¨®n, el ocio y las comunicaciones. El ciudadano debe tomar posesi¨®n de la ciudad otra vez. Y para eso el Plan General es un instrumento adecuado. Y luego, en otros ¨¢mbitos, como puede ser el de Mundo Ilusi¨®n, integr¨¢ndolos en unos ¨¢mbitos supramunicipales de tipo regional.
P. ?Por qu¨¦ se construye tan poca vivienda protegida?
R. Que la VPO, tal como est¨¢ planteada, no es la soluci¨®n, es evidente. La iniciativa privada se mueve si la rentabilidad funciona. Por tanto, la primera cuesti¨®n es ver qu¨¦ est¨¢ pasando con la rentabilidad de la VPO y por qu¨¦ el promotor no acude a ellas. Se ha quedado limitada a los organismos oficiales y su entorno. Y en esto el precio del suelo es determinante. Habr¨¢ que pensar en soluciones imaginativas y desde el colegio intentaremos ofrecer alguna propuesta a la Administraci¨®n, dirigida sobre todo al p¨²blico joven. Soluciones divertidas, elementos comunitarios de inter¨¦s...
P. ?Las casas de 30 metros?
R. No, no, no, no quiero avanzar nada, porque es algo que est¨¢ por discutir. Es el germen de una idea. Pero toda soluci¨®n pasa por el precio, por el impulso oficial.
P. Ha dicho que se propone mejorar la imagen del arquitecto dentro de la sociedad. ?Por qu¨¦?
R. La imagen del arquitecto est¨¢ falsificada. Es una persona que se gana la vida muy duramente y tiene que luchar contra muchos factores, pero adem¨¢s, y este es uno de los trabajos que tengo fijado como objetivo, estamos recibiendo se?ales de la sociedad que no interpretamos adecuadamente. Cada d¨ªa es m¨¢s com¨²n escuchar, en referencia al trabajo de los arquitectos, juicios o expresiones como "bellos pero inc¨®modos" o "el arquitecto ha tenido el buen gusto de no hacer una extravagancia y ha integrado el edificio en el paisaje urbano". Y ya como pura an¨¦cdota, aunque es muy significativa, esa frase de la baronesa Thyssen de que los arquitectos no tenemos coraz¨®n. Una de las cosas que me propongo desentra?ar es cu¨¢l es la imagen que tiene la sociedad de los arquitectos y qu¨¦ esperan de nosotros.
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