Una muchacha para los tigres
El 2 de noviembre de 2004, Mohamed Bouyeri, un fan¨¢tico islamista de 26 a?os, asesin¨® a balazos en Holanda al cineasta Theo Van Gogh. Luego de matarlo le clav¨® en el est¨®mago con su cuchillo un mensaje con amenazas a Ayaan Hirsi Al¨ª, la joven somal¨ª, nacionalizada holandesa, que hab¨ªa escrito el gui¨®n de un corto cinematogr¨¢fico, Sumisi¨®n, dirigido por Van Gogh, sobre las violencias f¨ªsicas y psicol¨®gicas que padece la mujer en las sociedades sometidas a las pr¨¢cticas cor¨¢nicas. En su poema, el asesino profetizaba que Ayaan Hirsi Al¨ª, "her¨¦tica" y "vendida a los jud¨ªos", pagar¨ªa tarde o temprano sus impiedades contra la religi¨®n de sus mayores.
La venganza de los fan¨¢ticos contra la parlamentaria y activista holandesa-somal¨ª, de 37 a?os, que desde hace un par de lustros lucha de manera denodada por los derechos de las mujeres musulmanas, ha comenzado a hacerse realidad a trav¨¦s de la inesperada mediaci¨®n de Rita Verdonk, la ministra de Inmigraci¨®n de Holanda, una se?ora de ce?o fruncido y mand¨ªbula cuadrada y, para colmo, miembro del Partido Liberal al que pertenece Hirsi Al¨ª, que la semana pasada, alegando que ¨¦sta hab¨ªa falseado su testimonio al pedir su naturalizaci¨®n, la despoj¨® de la nacionalidad holandesa. Hirsi Al¨ª debi¨® renunciar a su esca?o parlamentario.
Esta medida hab¨ªa sido precedida por otra, no menos repelente y cruel contra Ayaan Hirsi Al¨ª: el fallo favorable de un juez amparando a los vecinos de la ex diputada quienes exig¨ªan que ¨¦sta abandonara el piso donde viv¨ªa en ?msterdam, pues se sent¨ªan inseguros, debido a la posibilidad de que los islamistas que han jurado matarla bombardearan o incendiaran el edificio.
Aunque la decisi¨®n de la ministra Verdonk provoc¨® una tempestad de cr¨ªticas en toda Europa y en los c¨ªrculos pol¨ªticos de la propia Holanda, lo que ha obligado a aquella a anunciar que daba un plazo de seis semanas a Hirsi Al¨ª para presentar sus descargos contra la medida que la priva de la nacionalidad, las encuestas indican que un 80% de holandeses respaldan a la se?ora Verdonk "por su firmeza". Con la misma claridad con que en otras ocasiones he aplaudido a Holanda por las reformas que ha sido un pa¨ªs pionero en llevar a la pr¨¢ctica -la eutanasia, la discriminalizaci¨®n de las drogas y el matrimonio gay-, dejo sentada mi desilusi¨®n por esta rendici¨®n vergonzosa del Gobierno y la opini¨®n p¨²blica de un pa¨ªs democr¨¢tico ante el chantaje del fanatismo terrorista. En los ¨²ltimos tiempos, el coraje moral y la integridad c¨ªvica parecen haber sufrido una merma brutal en el pa¨ªs de los tulipanes.
El pretexto que esgrimi¨® la ministra Rita Verdonk para retirarle la nacionalidad a Ayaan Hirsi Al¨ª es que ¨¦sta hab¨ªa mentido al llegar a Holanda y solicitar el estatuto de refugiada: falsific¨® su nombre y dijo haber venido directamente de Somalia cuando, en verdad, hab¨ªa estado antes en Etiop¨ªa, Kenia y Alemania. Lo inmoral del asunto es que estas mentiras eran de dominio p¨²blico en Holanda desde hac¨ªa tiempo, pues la propia Ayaan Hirsi Al¨ª se hab¨ªa encargado de revelarlo durante la campa?a electoral en que fue elegida diputada, y en art¨ªculos y entrevistas en las que ha explicado c¨®mo, al igual que ella, es frecuente que los inmigrantes que proceden de pa¨ªses donde por razones religiosas, pol¨ªticas o econ¨®micas llevan una vida de infierno, se valgan de cualquier argucia, incluido el falso testimonio, para ser aceptados en las sociedades europeas. ?Por qu¨¦ s¨®lo ahora decidi¨® la se?ora Verdonk proceder al respecto? ?Acaso porque, considerando la voluntad de apaciguamiento frente al terror que parece haberse apoderado de buen n¨²mero de sus compatriotas, consider¨® que esta medida la favorecer¨ªa en su campa?a para ser elegida presidenta del Partido Liberal?
En todo caso, lo ocurrido es una gran victoria para los fundamentalistas musulmanes que, como hizo Mohamed Bouyeri con Theo Van Gogh, so?aban con despanzurrar a cuchilladas
a una mujer que, con una valent¨ªa tan grande como su lucidez y sus convicciones democr¨¢ticas, los combat¨ªa sin tregua, denunciando su anacronismo y su ceguera y los infinitos sufrimientos y atrocidades que su fanatismo inflige a sus v¨ªctimas m¨¢s indefensas: las mujeres musulmanas. A quienes quieren hacerse una idea de la resoluci¨®n con que Ayaan Hirsi Al¨ª se enfrenta al terrorismo isl¨¢mico y la libertad con que opina, recomiendo la colecci¨®n de ensayos, entrevistas y art¨ªculos que se ha publicado recientemente en espa?ol: Yo acuso (Galaxia Gutenberg).
Ayaan Hirsi Al¨ª naci¨® en Somalia, hija de un dirigente pol¨ªtico opositor al dictador Mohamed Siad Barre, que se vio obligado a refugiarse en Kenia. All¨ª, la ni?a recibi¨® una estricta educaci¨®n musulmana y su propia abuela la someti¨® a la brutal ablaci¨®n del cl¨ªtoris y la extracci¨®n de los labios vaginales con que se pretende "desexualizar" a las creyentes y garantizar su virginidad. Huy¨® de su casa cuando su padre concert¨® para ella un matrimonio con un pariente canadiense al que Ayaan no hab¨ªa visto jam¨¢s. Se refugi¨® en Holanda, donde aprendi¨® el holand¨¦s y trabaj¨® como traductora e int¨¦rprete en las casas de acogida para inmigrantes. Desde entonces comenz¨® a desarrollar una intensa y arriesgada labor, exhortando a las mujeres musulmanas a reclamar sus derechos y a emanciparse de la discriminaci¨®n, las humillaciones, las violencias f¨ªsicas y sexuales, y el encierro y la ignorancia en que se hallaban condenadas por creencias y pr¨¢cticas tribales de hace siglos que el fanatismo pretend¨ªa preservar en pleno siglo XXI en el coraz¨®n del occidente democr¨¢tico.
El gui¨®n que escribi¨® para Theo Van Gogh form¨® parte de esta campa?a que hizo de Ayaan Hirsi Al¨ª un personaje popular, adorado y odiado a la vez, y que la puso en el punto de mira del terrorismo isl¨¢mico. Desde hac¨ªa a?os viv¨ªa protegida por escoltas. Nada de eso parec¨ªa aterrorizarla ni hacerla ceder lo m¨¢s m¨ªnimo en su empe?o. El a?o pasado la conoc¨ª, en un encuentro en ?msterdam, y me impresion¨® la tranquila serenidad y la inteligencia con que esta bella muchacha (parece a¨²n m¨¢s joven de lo que es) criticaba a los pol¨ªticos e intelectuales europeos que, en nombre del multiculturalismo, se absten¨ªan de criticar las pr¨¢cticas b¨¢rbaras del Islam contra la mujer, como si las v¨ªctimas del fanatismo debieran sentirse solidarias de una fe y una creencia que constitu¨ªan su "identidad cultural". En la breve charla que tuvimos le agradec¨ª que hubiera expresado con tanta coherencia y de manera tan persuasiva lo que yo siempre he cre¨ªdo: que toda "identidad" colectiva -nacionalista, racista, cultural o religiosa- no es otra cosa que un campo de concentraci¨®n donde desaparecen la soberan¨ªa y la libertad de los individuos. Y que recordara a los europeos lo privilegiados que son de vivir en sociedades abiertas donde, en principio, se respetan los derechos humanos y los hombres no pueden tratar a las mujeres como esclavas, so pena de ir a la c¨¢rcel. El caso de esta luchadora somal¨ª no es el ¨²nico, pero s¨ª uno de los m¨¢s admirables de personas del Tercer Mundo que parecen entender mejor, y defender con m¨¢s convicci¨®n y br¨ªo, lo m¨¢s valioso que ha dado al mundo la cultura occidental.
Como Ayaan Hirsi Al¨ª, en vista de la impaciencia con que tantos intimidados holandeses parecen querer librarse de ella, ha anunciado que se mudar¨¢ a los Estados Unidos, donde una fundaci¨®n le ha ofrecido refugio, ahora no s¨®lo los inquisidores islamistas, tambi¨¦n algunos escribidores occidentales, la acusan ya de haberse vendido al imperialismo, acusaciones en las que es dif¨ªcil discernir qu¨¦ prevalece: si la estupidez, la vileza, o ambas cosas.
No es esta justiciera somal¨ª la que pierde, aunque salga derrotada de esta batalla. Es Holanda. Ha dado un espect¨¢culo deprimente y lamentable, de peque?ez moral, de politiquer¨ªa hip¨®crita, de deshonor y cobard¨ªa. Parece mentira que en el pa¨ªs donde padeci¨® su martirio Ana Frank, todav¨ªa no haya quedado claro que no se amansa a los tigres ech¨¢ndoles carnes frescas e inocentes y mand¨¢ndoles besos volados: esto, m¨¢s bien, les atiza el apetito y les afila los colmillos y las garras.
? Mario Vargas Llosa, 2006. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario EL PA?S, SL, 2006.
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