Apuesta vital por el euskera
La ling¨¹ista Karmele Rotaeche organiz¨® las primeras Jornadas sobre Cultura Vasca en 1968
El padre de Karmele Rotaeche formaba parte del Gobierno vasco que, presidido por Jos¨¦ Antonio Aguirre, se constituy¨® cuando los alzados contra la Rep¨²blica avanzaban ya hacia Vizcaya. Al ver que la asonada de Franco se convert¨ªa en guerra civil, env¨ªo a sus hijos a Burdeos, en compa?¨ªa de unas t¨ªas, a casa de un familiar. Karmele Rotaeche no volver¨ªa a Bilbao hasta los a?os cincuenta, pero aquel alejamiento de su ciudad natal tampoco le supuso grandes traumas. "Era una ni?a, no ¨¦ramos conscientes de la guerra. Luego, poco a poco, comprendes lo que ocurre, cuando pasa el tiempo. Pero yo no lamento haber tenido una escuela p¨²blica y laica francesa. La separaci¨®n escuela-catequesis me parece buen¨ªsima. Eso s¨ª, lamento la causa que motiv¨® esa educaci¨®n".
El regreso a Bilbao de aquella adolescente criada en Francia se vivi¨® con alegr¨ªa ("siempre fuimos conscientes de que est¨¢bamos en Burdeos provisionalmente"), lo que no impidi¨® la dureza del choque entre los dos lugares. "Contraste todav¨ªa existe, por mucho que hayamos evolucionado aqu¨ª", apunta. Repiti¨® el bachillerato y, al cabo de unos a?os, cuando la Facultad de Letras de la Universidad de Deusto abri¨® sus puertas, se matricul¨® en Filolog¨ªa. "El ambiente en clase no era extra?o; adem¨¢s, las mujeres ¨¦ramos mayor¨ªa. Otra cosa era la estancia dentro del propio recinto universitario, no en vano fuimos las primeras mujeres que aparec¨ªan en la Universidad de Deusto. Y, encima, yo tambi¨¦n entr¨¦ como profesora, en el Instituto de Idiomas, y eso s¨ª que supuso un choque mayor, porque s¨®lo hab¨ªa dos mujeres en todo el claustro".
Quiz¨¢s por aquella educaci¨®n laica y liberal, Rotaeche asum¨ªa toda apuesta que se le pusiera por delante sin angustias. Una vez licenciada (la primera mujer en la historia de aquella universidad), pas¨® a dar clases en la facultad y a preparar la tesis. Tambi¨¦n comenz¨® a ense?ar euskera, en el verano de 1968, y sin cobrar. Hab¨ªa aprendido la lengua vasca en las clases de Xabier Pe?a, casi en la clandestinidad. "Entonces estudiar euskera era una aventura", recuerda.
Aquel 1968 tambi¨¦n tuvo sus peque?as emociones en Bilbao. Y Karmele Rotaeche no estaba lejos. Se organiz¨® entonces la primera semana cultural vasca. "No eramos nadie, un grupo de amigos, cuatro o cinco: Unzueta, Malaxechevarria, Basa?ez, Irigoyen... No ten¨ªamos ni nombre, imprescindible para empezar a pedir permisos. Al final creo que pusimos 'Seminario de Cultura de Sarriko' y col¨®", comenta. Comenzaron los papeleos: deb¨ªan presentar en el Gobierno civil no s¨®lo el programa, tambi¨¦n el contenido ¨ªntegro de todas las conferencias. "La polic¨ªa nos dej¨® hacer; eso s¨ª, con sus correspondientes controles: ven¨ªan a vigilar todos los actos". Pero muchos conferenciantes fallaron en el ¨²ltimo momento, lo que da idea de lo que eran aquellos tiempos. "Lo mismo que ahora no se comprende que, entonces, las clases de euskera no se pagaran y el profesor no cobrara, es muy dif¨ªcil explicar que la gente no diera una conferencia cultural por miedo a comprometerse".
Y tambi¨¦n tuvieron problemas por el otro lado. Gabriel Aresti clausuraba las Jornadas, pero su conferencia fue boicoteada por un grupo que llen¨® la sala de octavillas en las que tildaban al poeta bilba¨ªno de espa?olista. "Fue una semana muy sonada, con muchas peripecias, un ¨¦xito incre¨ªble. Y eso que no se hizo apenas publicidad", resume. Pero no hubo ediciones posteriores. "A pesar del ¨¦xito, nos retiramos ante la cantidad de inconvenientes y problemas. Ve¨ªamos muy dif¨ªcil que pudiera salir adelante una segunda edici¨®n".
Rotaeche mantuvo su actividad a favor del euskera y la cultura vasca en el ¨¢mbito universitario, aunque m¨¢s centrada en su trabajo doctoral sobre el euskera en Ondarroa, que ley¨® en 1977 en la Universidad de Salamanca, donde era catedr¨¢tico su director de tesis, Luis Michelena. Nada m¨¢s volver a Bilbao, se present¨® ante Ram¨®n Mart¨ªn Mateo, rector de la Universidad de Bilbao (futura UPV), para pedirle que se impartieran clases de euskera. "A Mart¨ªn Mateo se le deben las primeras clases de euskera en la universidad p¨²blica. Tom¨® la decisi¨®n en un tiempo en que ni se hab¨ªa votado la Constituci¨®n. Y el 1 de junio comenzamos las primeras clases; sin cobrar, por supuesto".
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