Permitido prohibir
Los valencianos somos nuestro medio ambiente. Durante los ¨²ltimos a?os, las pol¨ªticas medioambientales impulsadas por la Generalitat, han permitido profundizar en esta toma de conciencia respecto a ese sentimiento de pertenencia mutua. El camino emprendido se ha demostrado tan necesario como fruct¨ªfero en este sentido. Esa concienciaci¨®n colectiva es hoy m¨¢s fuerte que nunca. La identificaci¨®n ciudadana con el proyecto com¨²n del medio ambiente ha sabido progresar, definitivamente, hacia una madurez inaplazable.
El entorno que hoy compartimos, legado sin condiciones por nuestros antepasados, nos define a lo largo de la Historia. Y lo hace con tanta intensidad como pueda hacerlo nuestra lengua, nuestra cultura o el patrimonio art¨ªstico que atesoramos. En el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente -esperado, a partes iguales por apocal¨ªpticos e integrados- conviene lanzar un mensaje de confianza en una de las principales tareas que reclama de nosotros la gesti¨®n de esa "casa de todos": su puesta en valor constante, firme e inflexible.
Y digo inflexible, porque en la conservaci¨®n del medio ambiente el permiso para prohibir es una de las m¨¢s potentes garant¨ªas de pervivencia, equilibrio y conciliaci¨®n. Hoy no s¨®lo somos la comunidad aut¨®noma con m¨¢s superficie protegida -el 29% del territorio- cuatro puntos por encima de la media nacional. Tambi¨¦n somos la ¨²nica regi¨®n del Mediterr¨¢neo espa?ol que en los ¨²ltimos a?os ha aumentado, en m¨¢s de 2.000 hect¨¢reas, su superficie boscosa. Y seguimos siendo, un a?o m¨¢s, la regi¨®n l¨ªder en banderas azules en el conjunto del litoral mediterr¨¢neo.
Pero esta apuesta, in¨¦dita en nuestra Comunitat, se ha visto enriquecida, en paralelo, con una voluntad inequ¨ªvoca por dotar de un corpus legislativo propio y espec¨ªfico a la protecci¨®n de nuestro territorio, a trav¨¦s de una serie de leyes de indudable trascendencia medioambiental. Hoy, nuestro medio ambiente disfruta de derechos y salvaguardas jur¨ªdicas que, hace apenas una d¨¦cada, hubieran resultado sencillamente impensables. Hoy, con este marco legal garantista, tenemos permiso para prohibir.
A¨²n siendo de capital importancia en una gesti¨®n sostenible, la consideraci¨®n de estar saldando en el presente una deuda con el pasado no es suficiente. En esa puesta en valor de la que hablaba al principio, la verdadera clave de b¨®veda se encuentra en la asunci¨®n colectiva de que estamos girando una letra al futuro. Mis hijos no son m¨¢s titulares del derecho a poder disfrutar de ese bien com¨²n, de lo que pudieron serlo mis abuelos o, el d¨ªa de ma?ana, mis propios nietos o los del lector, quienquiera que sea.
Y es precisamente esa titularidad (todav¨ªa por venir y, sin embargo, ya inalienable) la que justifica por s¨ª misma la existencia de la voz m¨¢s sensata del verbo prohibir. Y la que explica todos los esfuerzos y cada uno de los que estamos realizando en la actualidad. Por nuestro medio ambiente, licencia para prohibir.
Esteban Gonz¨¢lez Pons es consejero de Territorio y Vivienda.
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