Un aspirante en horas bajas
Klinsmann se la juega con una Alemania peligrosamente floja en la defensa
La selecci¨®n alemana de f¨²tbol presenta serias deficiencias t¨¦cnicas y una defensa vulnerable, pero en el Mundial que juega en su casa es un firme aspirante al t¨ªtulo. Cuando faltan cuatro d¨ªas para el partido inaugural, contra Costa Rica, el seleccionador, J¨¹rgen Klinsmann, parece haber encontrado por fin su equipo ideal.
Los aficionados y los medios de comunicaci¨®n presentan un cuadro cl¨ªnico que podr¨ªa definirse como s¨ªndrome ciclot¨ªmico. De un d¨ªa para otro pasan de la euforia absoluta a la m¨¢s negra de las depresiones al juzgar las posibilidades de ¨¦xito de la selecci¨®n. Hace unos d¨ªas endos¨® un 7-0 a once amigos que parec¨ªan reclutados la v¨ªspera en las tabernas de Luxemburgo y se desat¨® el optimismo. Tres d¨ªas despu¨¦s vino la depresi¨®n cuando Jap¨®n le dio un ba?o, aunque, al final, consigui¨® salvar los muebles: 2-2. Jap¨®n pudo golear y Takahara, un delantero suplente del Hamburgo que marc¨® un solo gol en la pasada temporada, le meti¨® dos a Lehmann y se pase¨® como quiso entre los centrales germanos. Pero, tras el 3-0 del viernes contra un combinado C de Colombia ha vuelto la alegr¨ªa y la convicci¨®n de haber encontrado la alineaci¨®n id¨®nea.
La mitad de los jugadores carecen de calidad y no habr¨ªan sido ni suplentes en 1974
Klinsmann, con 41 a?os y 108 partidos internacionales como delantero en sus piernas, se la juega. Si fracasa y se cae en los octavos de final, la prensa y la opini¨®n p¨²blica machacar¨ªan a un t¨¦cnico al que en los ¨²ltimos meses han soportado a rega?adientes. Obstinado en la aplicaci¨®n de sus criterios, arrogante, con aire de play-boy y sin hacer concesiones a la prensa sensacionalista, Klinsmann se empe?¨® en vivir en una playa de California (Estados Unidos) y dirigir desde all¨ª a su conjunto en un peregrinar en vuelos de primera clase entre Francfort y Los ?ngeles. As¨ª, se le considera la ant¨ªtesis del habitual seleccionador: currante y pr¨®ximo al pueblo. El nuevo tipo postmoderno est¨¢ condenado a ser pasto de las fieras si le va mal.
Los mimbres con que cuenta Klinsmann son tal vez m¨¢s limitados que nunca. Media selecci¨®n carece de la m¨¢s m¨ªnima calidad t¨¦cnica y no habr¨ªan sido ni suplentes del cuadro que gan¨® el otro Mundial casero, el de 1974. Los mayores problemas se encuentran en el centro de la defensa. Klinsmann ha elegido a cuatro centrales que miden en torno a 1,90 metros, pero podr¨ªa instalar sobre la pradera cuatro armarios roperos del mismo tama?o y lograr un rendimiento similar. Apuntan como titulares Mertesacker, del Hannover, y Metzelder, que ni siquiera es titular en el Borussia de Dortmund. Como alternativas figuran Huth, suplente del Chelsea, y Nowotny, del Bayer Leverkusen y que, a sus 32 a?os, ha tenido que afrontar nada menos que cuatro operaciones de ligamentos.
El coladero que suponen Mertesacker, Metzelder y Huth oblig¨® a Klinsmann a traicionar en parte sus principios y sacarse de la manga a uno de la vieja guardia. Para ello tuvo que librar de la naftalina a Nowotny. Pero el experimento acab¨® casi en desastre. Nowotny tuvo la culpa de los dos goles de Jap¨®n en los pocos minutos que jug¨®. El fracaso de la defensa fue tan grande que se lleg¨® a debatir en la prensa si no ser¨ªa conveniente volver a jugar con un l¨ªbero y dos centrales en vez de con cuatro en l¨ªnea.
Para el lateral derecho cuenta el seleccionador con un vulgar Friedrich, del Hertha de Berl¨ªn. Para el izquierdo, con Lahm del Bayern de M¨²nich, que en los buenos tiempos de Alemania ser¨ªa poco m¨¢s que una buena promesa. Por contra, la decisi¨®n de optar por Lehmann para la porter¨ªa en vez de por Kahn parece acertada.
El centro del campo es fuerte y eficaz. Un Frings tosco se encarga de cerrar por delante de la retaguardia y jugar detr¨¢s o al lado de Ballack, la estrella. Ballack, recientemente fichado por el Chelsea, es un peligroso rematador de cabeza y un buen chutador y lanzador, pero carece de la madera del l¨ªder. Por la derecha juega el veterano Schneider, con un excelente toque y que centra muy bien, pero negado ante el gol. En la banda izquierda, el joven Schweinsteiger puede convertirse en uno de los astros del torneo. Tras un curso flojo en el Bayern, con muchos partidos como suplente del brasile?o Z¨¦ Roberto, se halla en estado de gracia y le sale todo. Toca el bal¨®n muy bien y hasta mete goles de cabeza o de saques de falta.
En la punta del ataque est¨¢n el m¨¢ximo goleador de la Bundesliga, Klose, del Werder Bremen, y Podolski, que acaba de fichar por el Bayern tras el descenso de su conjunto, el Colonia. Hasta hace unos d¨ªas, Klose parec¨ªa inspirado, pero en los ¨²ltimos partidos se ha mostrado romo ante el gol. Klose y Podolski forman, con todo, una buena delantera.
A pesar de sus carencias, Alemania es un serio candidato al t¨ªtulo. Es letal en las jugadas a bal¨®n parado: capaz de empatar un partido que perd¨ªa por 0-2 contra Jap¨®n en s¨®lo dos saques de falta. Contra Colombia los dos primeros goles tambi¨¦n fueron consecuencia de saques de falta. Cuenta adem¨¢s con sus virtudes tradicionales de gran equipo de competici¨®n que nunca se da por vencido y lucha hasta el final.
Para completar el cuadro hay que a?adir el factor campo. Alemania juega en su casa, con todo lo que esto implica de apoyo del p¨²blico. Adem¨¢s, de ser necesario, los ¨¢rbitros aplicar¨¢n el conocido principio in dubio pro Deutschland (en caso de duda, a favor de Alemania). En la fase previa esto no ser¨¢ necesario. Alemania se basta y sobra para dar buena cuenta de tres rivales tan d¨¦biles como Costa Rica, Polonia y Ecuador, que, sobre el papel, deber¨ªan ser un mero aperitivo para mayores empe?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.