La industria de la anchoa languidece
El sector conservero se enfrenta como puede a la crisis. Unos han optado por importar la especie; otros, por diversificar su actividad
Jos¨¦ Antonio Aguirreoa tiene 30 empleados a su cargo y muy poco trabajo que darles para mantenerlos ocupados, porque la mar ya no es la mina de oro que hizo que su abuelo bajara en 1888 del caser¨ªo a Ondarroa para fundar la conservera Aguirreoa. Hoy, apenas hay anchoa en el Cant¨¢brico y la empresa, que vive de ella en un 50%, se resiente. "Nuestra campa?a en 2006 ha sido de d¨ªa y medio. Los trabajadores han estado un mes en el paro", cuenta. "Nos mantenemos porque tenemos algo de anchoa del a?o pasado y porque estamos con el bonito. Pero, ?cu¨¢nto podemos aguantar as¨ª? ?Dos, tres a?os?".
Aguirreoa produce en una costera normal 8.000 latones de 10 kilos de anchoa en salaz¨®n; en 2005, con el cierre del caladero, se qued¨® en 3.000. Hoy, cuando deber¨ªa haber rematado casi la campa?a, s¨®lo tiene 360 del a?o pasado para vender. "Las flotas francesa y espa?ola han esquilmado el Golfo de Vizcaya durante a?os. Y ahora el 80% de las f¨¢bricas de la zona estamos as¨ª, aguantando", se lamenta. La mayor¨ªa de esas industrias son sociedades an¨®nimas familiares y artesanales.
El sector conservero vasco, integrado por una treintena de empresas que emplean a unos 1.500 trabajadores -el 92%, mujeres (se dice que una anchoa pasa por las manos de siete operarias antes de terminar en el plato), y en gran parte fijos discontinuos-, atraviesa un momento cr¨ªtico con consecuencias reales en las cuentas de resultados. Porque estas firmas, cuya facturaci¨®n depende entre un 30% y un 80% de la anchoa cant¨¢brica, tienen muy poca materia prima con la que trabajar, y adem¨¢s a precios "disparatados". Ni las instituciones ni las asociaciones dan cifras, aunque en 2005 se habl¨® de unas p¨¦rdidas de 1,3 millones. Pero el ejemplo de Zizzo Billante Hnos., que emplea en Mutriku a unas 43 personas (hoy, 26) sirve para ilustrar la realidad. "La campa?a de 2005 nos cost¨® unos 200.000 euros. Este a?o ser¨¢n m¨¢s", asegura Fran Zizzo. "Los t¨²nidos tambi¨¦n nos est¨¢n fallando. La ¨²nica soluci¨®n es dedicarnos a otra cosa", ironiza.
La crisis, que el presidente de los conserveros vizca¨ªnos, Carlos Goenaga, califica de "preocupante pero no catastr¨®fica", pod¨ªa haber sido a¨²n mayor. Pero la industria, coinciden varias voces, intuy¨® hace ya tiempo lo que se avecinaba. Muchas factor¨ªas han ido diversificando su actividad.
"Adem¨¢s, hace ya a?os que se est¨¢ recurriendo a anchoa de fuera", explica Jon Larrozeta, secretario de la Asociaci¨®n Norpesco, que agrupa a 11 conserveras. Nadie lo reconoce en voz alta, pero, en efecto, buena parte de la anchoa que se produce en el Pa¨ªs Vasco viene de Argentina, China, Marruecos, Croacia... En algunos casos, ya incluso limpia, directamente para enlatar. "Y el problema es que la del Mediterr¨¢neo y la del Cant¨¢brico son la misma especie, la Engraulis engrasicholus, pero el sabor, la textura... no tienen nada que ver", indica Aguirreoa.
"Lo que nos preocupa a nosotros, que s¨®lo trabajamos con la del Cant¨¢brico de campa?a, es perder el mercado de calidad. Si la gente se acostumbra a la anchoa de fuera, no querr¨¢ pagar por la nuestra". La del Cant¨¢brico es id¨®nea para salazonar y muy cotizada en Italia. "El 90% se exporta" a ese pa¨ªs, confirma Jos¨¦ ?ngel Dentici, presidente de los conserveros de Ondarroa.
El sector tiene la sensaci¨®n de que los pol¨ªticos se precipitaron al reabrir el caladero en marzo, despu¨¦s de ocho meses de moratoria, aunque tampoco el mantenimiento de la prohibici¨®n de pescar mejoraba su situaci¨®n a corto plazo. La UE, que podr¨ªa decretar una nueva veda pr¨®ximamente, contempla subvenciones por esta causa para el sector extractivo, pero no para el transformador. Los 10 millones de euros recibidos en Euskadi el a?o pasado fueron para inversiones.
En esa misma situaci¨®n de "desamparo" se encuentra la industria de Cantabria, 64 empresas y 2.000 trabajadores, tras la desaparici¨®n en 2005 de la planta de Albo en Santo?a. Lolin, radicada en Castro Urdiales, tuvo que enviar a sus trabajadores casi cinco meses al paro en 2005 por falta de materia prima. Hoy, m¨¢s preocupada por mantener su presencia en el mercado que por la rentabilidad econ¨®mica, ensaya ya su diversificaci¨®n. "Hay que buscar soluciones a futuro para la pesquer¨ªa", dice Ignacio Sanfilippo, presidente de Consesa, asociaci¨®n que representa el 92% de la producci¨®n de anchoa de Cantabria. "Y pensamos que para conseguirlo hay que reformar el sector extractivo, invertir m¨¢s dinero en investigaci¨®n y establecer una denominaci¨®n de origen. Pero se necesita di¨¢logo para encontrar una buena soluci¨®n para todos", a?ade. "Porque se ha demostrado que el sector transformador puede sobrevivir sin el extractivo, pero no a la inversa".
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