Buscando la sombra
Que el tiempo sea noticia tiene dos lecturas. La positiva es que no hay noticias lo bastante tr¨¢gicas para desbancar los altibajos clim¨¢ticos. La negativa es que las pr¨®ximas d¨¦cadas estar¨¢n marcadas por desajustes climatol¨®gicos de consecuencias imprevisibles. Por ahora, el titular es rotundo: "Catalu?a registra la primavera m¨¢s seca de los ¨²ltimos 10 a?os". Dicho as¨ª, suena a catastrofismo; aunque, si uno se serena un poco, deduce que hace 11 a?os tambi¨¦n debi¨® de ser seca y, pese a todo, sobrevivimos. Sobrevivir a una ola de calor m¨¢s o menos inesperada, pues, forma parte de nuestras vidas.
Pese a que no es estad¨ªsticamente relevante, sin embargo, el calor sigue generando una reacci¨®n colectiva y coloquial que se traduce en una exclamaci¨®n que, en los ¨²ltimos d¨ªas, recorre la ciudad: "?Qu¨¦ calor!". Si el emisor de la frase tiene ganas de ch¨¢chara, a?adir¨¢ comentarios sobre un supuesto cambio clim¨¢tico, que luego desmentir¨¢n los meteor¨®logos con sus cifras y mapas. Cuando yo ten¨ªa seis o siete a?os, mi madre me compr¨® un disco (45 revoluciones por minuto: en aquellos tiempos las revoluciones se serv¨ªan a granel) de un falso mexicano en el exilio cuyo nombre lamento no recordar. El single inclu¨ªa una canci¨®n machacona titulada ?Qu¨¦ calor, se?or! que me encantaba. La letra no ten¨ªa desperdicio y, quiz¨¢ por eso, nunca la olvid¨¦: "Qu¨¦ calor, se?or. Se?or, qu¨¦ calor. Qu¨¦ calor, se?or. Se?or, qu¨¦ calor. Qu¨¦ calor, se?or. Se?or, qu¨¦ calor. Qu¨¦ calor, se?or, ?ay, qu¨¦ calor!". La melod¨ªa era una versi¨®n fusilada de una popular canci¨®n popular rusa. Estos d¨ªas me acuerdo del mexicano ful cada vez que alguien alude al calor reinante.
Lo positivo de que el tiempo sea noticia es que no las hay lo bastante tr¨¢gicas para desbancar los altibajos clim¨¢ticos
Preocupado por tanto suspiro t¨¦rmico, sal¨ª a la calle a comprobar la devastaci¨®n y, en efecto, comprob¨¦ que la gente expresa con vehemencia su sofoco. Lo primero que se observa es una adaptaci¨®n del vestuario a la situaci¨®n. Los adolescentes que pululan por delante de mi casa llevan camisetas cien por cien veraniegas y las chicas lucen unos pantalones de cintura baja que, deduzco, act¨²an como refrigerante de su plet¨®rica anatom¨ªa (por cierto: observo con cierta preocupaci¨®n que los pantalones de cintura baja son a veces de cintura tan baja que parecen directamente pantalones bajados). Entre las mujeres, abunda el color blanco. Siguiendo con mi inspecci¨®n, compruebo que los parques de Sant Gervasi y Sarri¨¤ est¨¢n m¨¢s poblados que hace un par de semanas y, unas horas m¨¢s tarde, paseando por la playa de la Mar Bella, alucino con la cantidad de gente que toma el sol y se ba?a en un d¨ªa laborable. ?Turistas? S¨®lo en parte. Los dem¨¢s son nativos en feliz estado de reposo o combusti¨®n, de esos que llevan a preguntarte qui¨¦n demonios trabaja en este pa¨ªs. Abundan las gafas de sol, los atuendos directamente californianos y unas gotas de sudor, digna de espa?olada de los a?os setenta.
Dedico dos ma?anas a comprobar la actitud de mis conciudadanos y veo a jubilados con los pantalones arremangados en los bancos de la plaza de la Universitat (zona sombra), estudiantes retozando en el campus de Pedralbes (zona sol), turistas recuper¨¢ndose sentados en el suelo que rodea el Macba (zona sombra), adultos dormidos en los bancos del parque de Piscinas y Deportes (zona sol y sombra) y, por supuesto, cientos de barceloneses merodeando por grandes superficies con el aire acondicionado a tope.
Otro oasis son los caf¨¦s cibern¨¦ticos. Me meto en uno y entro en la web del Ayuntamiento (bcn.es) buscando algunas recomendaciones de emergencia para combatir la can¨ªcula o una declaraci¨®n institucional en la que se llame a la calma. Nada. Ni un miserable bando del alcalde. Hay, eso s¨ª, un apartado dedicado a la previsi¨®n meteorol¨®gica distribuida por horas. Para las 11.00 horas de hoy, por ejemplo, se anuncia una m¨¢xima de 27 grados y una m¨ªnima de 18. En la m¨ªnima no entran las zonas de aire acondicionado, que pueden alcanzar los cinco o seis grados bajo cero, ni los congeladores industriales en los que algunos g¨¢nsteres conservan a sus v¨ªctimas. Pero lo que m¨¢s me refresca de la web del Ayuntamiento es un apartado titulado A vista d'ocell. Se la recomiendo. Es un p¨¢jaro metaf¨®rico, se entiende, pero un p¨¢jaro con una vista de lince, capaz de abarcar toda la ciudad con su mirada. Si uno quiere, puede introducir su direcci¨®n y, ?oh magia!, aparece en la pantalla una vista a¨¦rea del domicilio elegido. Vistos desde arriba, algunos edificios ganan (la Sagrada Familia, sin ir m¨¢s lejos) y tienen un aspecto francamente inquietante. Al ampliar un poco el zoom, observo que abundan los edificios con piscina en la azotea. Pero cuando digo abundan quiero decir que abundan, hasta el punto de que algunos barrios vistos desde arriba presentan una variada colecci¨®n de piscinas de distinto tama?o. L¨¢stima que la c¨¢mara no permita contemplar, en tiempo real, los detalles del per¨ªmetro de la piscina y que la imagen de los parques no nos proporcione im¨¢genes de los perros sumergi¨¦ndose en los estanques, los aspersores enloquecidos de la Via Augusta o los asiduos del Tur¨® Park echando de menos el chiringuito de bebidas que, como era un ¨¦xito, cerr¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.