Una s¨¢tira pol¨ªtica con Hugh Grant

Hugh Grant es un vividor. Reconoce que los rodajes le aburren y los compara con una c¨¢mara de tortura. "Prefiero jugar al golf", dice. Es el motivo, seg¨²n explica, por el que es tan selectivo con las ofertas que le hace su agente, con el que no habla desde hace meses. El actor brit¨¢nico salta tras m¨¢s de un a?o de ausencia a la gran pantalla con American Dreamz, una s¨¢tira pol¨ªtica en la que su director, Paul Weitz, arremete contra la Casa Blanca y en la que se atreve a abordar cuestiones tan serias para los estadounidenses como los terroristas suicidas o el conflicto militar en Irak.

Aunque Grant dice no interesarse por la pol¨ªtica, piensa que el humor "debe ir hasta el lugar m¨¢s oscuro". Se trata de la comedia m¨¢s realista hasta la fecha de Weitz. El t¨ªtulo ya sugiere la carga cr¨ªtica con la sociedad estadounidense. Sobre todo es chocante que se lance a la cartelera una comedia sobre un conflicto en curso. Eso se considera pol¨ªticamente incorrecto.

Martin Tweed (Hugh Grant) es el presentador en una particular versi¨®n de American Idol, el concurso de j¨®venes cantantes con m¨¢s ¨¦xito en EE UU.

Tweed est¨¢ obsesionado con los niveles de audiencia y quiere dar un vuelco al programa poniendo a concursar a la gente m¨¢s rara. De esta manera consigue juntar en el escenario a Sally (Mandy Moore), una adolescente de la Am¨¦rica profunda obsesionada con la fama y comprometida con un veterano de guerra (Chris Klein); a Omer (Sam Golzari), inmigrante ¨¢rabe que forma parte de una c¨¦lula terrorista en EE UU que espera a ser activada; y Sholem (Adam Busch) un rapero ortodoxo.

Por si fuera poco, la gran final contar¨¢ con la participaci¨®n como juez invitado del Presidente Joe Stanton (Dennis Quaid). Stanton sufre un ataque de nervios tras su segunda victoria en las presidenciales y le da por empezar a leer la prensa, ante el horror de su jefe de gabinete (Willem Dafoe). La primera dama (Marcia Gay Harden) anima a su marido a que acuda al concurso, mientras Omer se enfrenta al dilema de integrarse en el pa¨ªs que le acoge o llevar a cabo su misi¨®n: llegar hasta la final para inmolarse al saludar al Presidente. "?Hasta qu¨¦ punto ¨¦ste pa¨ªs es culpable de sus acciones?", se pregunta el terrorista en uno de los pasajes.

La cr¨ªtica estadounidense est¨¢ siendo dura con el filme de Weitz.Afirman que los chistes son tan simples que hace la s¨¢tira irrelevante y lamentan la falta de frescura vista en otras de sus comedias, como American Pie o Un ni?o grande. "Quer¨ªa hacer un filme sobre el coraz¨®n de la identidad americana, sobre la idea de que todos debemos tener un sue?o", explica el cineasta, mientras afirma que "esto es lo que est¨¢ llevando nuestra cultura a la locura". "Se trata de mirar a nuestras obsesiones culturales", remacha el productor Andrew Miano.