Deseos en Jerusal¨¦n

Acabo de volver de Israel, un pa¨ªs dif¨ªcil pero fascinante", dice la escritora cubana, cuyo ¨²ltimo libro es Bailar con la vida.

Pues cuente, cuente.

El mar Muerto, por mucho que hayas o¨ªdo hablar de ¨¦l, supera todas las expectativas. Tiene una estela multicolor que es como si el arco iris estuviera saliendo del agua.

?Es cierto eso de que se flota f¨¢cilmente?

Y tanto. Lo dif¨ªcil es poner los pies en el suelo.

?Se llev¨® alguna sorpresa?

Me encant¨® atravesar el desierto de Judea. Yo soy tauro, un signo de tierra, y me dio una fuerza tremenda. Es una tierra que te cuenta cosas. "Lleven gorrita y agua", nos avisaron, y me pareci¨® que no ser¨ªa para tanto. Oye, a los diez minutos pensaba que me iba a desmayar. Es precioso cuando la piedra empieza a moverse, como ondul¨¢ndose por el sol.

H¨¢bleme de Jerusal¨¦n.

Me encant¨® pasar de buenas a primeras de un barrio ¨¢rabe a uno cristiano o jud¨ªo. Visitamos el Cen¨¢culo, el lugar donde Jes¨²s celebr¨® la ?ltima Cena, y la fuente donde se dice que ascendi¨® a los cielos la Virgen Mar¨ªa. En el Muro de las Lamentaciones es incre¨ªble el espect¨¢culo de la gente d¨¢ndose cabezazos y todos esos papelitos con mensajes que la gente introduce pidiendo deseos. ?Qu¨¦ dir¨¢n?

Escribir¨ªa alguno.

S¨ª, pero no se puede contar a nadie. Ojal¨¢ se cumpla. Ped¨ª tanto y por tanta gente...