?Qui¨¦n teme a Calixto Bieito?
Apostaba fuerte el Festival Mozart encarg¨¢ndole a Calixto Bieito -en coproducci¨®n con el Teatro Comunale de Bolonia- la puesta en escena de The rake's progress, de Stravinski. Contar con el controvertido director es garant¨ªa de expectaci¨®n y suele serlo tambi¨¦n de una agria divisi¨®n de opiniones a la vista de los resultados. Lo primero qued¨® claro, una vez m¨¢s, en A Coru?a. Lo segundo se resolvi¨® en una clamorosa ovaci¨®n que premiaba no s¨®lo al director de escena -que no estaba presente-, sino a todos los que hab¨ªan hecho posible una representaci¨®n ejemplar.
Bieito sit¨²a la acci¨®n en una especie de parque infantil hinchable -con alg¨²n que otro s¨ªmbolo sexual-, par¨¢bola no ya del Londres de la ¨¦poca de Hogarth sino de la m¨¢s palmaria realidad cotidiana, la misma que se desinflar¨¢ al final en la ca¨ªda de cualquier esperanza. No es c¨®modo para los cantantes -y causa al principio cierta aprensi¨®n al espectador- actuar sobre ese suelo inseguro, pero una vez asumida la precariedad del terreno que pisamos todos, la idea va imponi¨¦ndose. Sobre todo porque Bieito va dando sentido a lo que propone a trav¨¦s tambi¨¦n de golpes de genio como la apoteosis de Baba la Turca o el hecho de que la m¨¢quina que convierte las piedras en pan sea, ni m¨¢s ni menos, una bolsa del Happy meal que la cadena Mac Donald's ofrece a sus m¨¢s tiernos consumidores.
Festival Mozart
The rake's progress. De Stravinski. Tian, Inbar, Schaffner, Patton, Gortsevskaja, Santamar¨ªa. Coro de C¨¢mara del Palau de la M¨²sica Catalana. Orquesta Sinf¨®nica de Galicia. Escenograf¨ªa y vestuario: Rifail Ajdarpasic y Ariane I. Unfried. Direcci¨®n de escena: Calixto Bieito. Direcci¨®n musical: Jos¨¦ Ram¨®n Encinar. Palacio de la ?pera. A Coru?a, 10 de junio.
Pero donde Bieito brinda una lecci¨®n absolutamente deslumbrante es en la gran escena del manicomio, eficac¨ªsima y emocionante, que revela un magistral trabajo de direcci¨®n de actores. El Coro del Palau de la M¨²sica Catalana es ah¨ª un prodigio de actuaci¨®n, cada uno de sus miembros representando a un loco y a su locura mientras -otro acierto- los protagonistas se dirigen el uno al otro pero se abrazan a sendos alienados. No es enmendarle la plana a Auden y a Kallman, autores de un libreto extraordinario, sino ir m¨¢s all¨¢, darle a la ¨®pera una ¨²ltima y pertinente vuelta de tuerca expresiva. Despu¨¦s de esto, ?qui¨¦n puede ya temer a Calixto Bieito?
Para que todo funcionara era necesario tambi¨¦n un buen trabajo de foso. Y el de Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, con una Sinf¨®nica de Galicia en plena forma, fue admirable de todo punto. El maestro madrile?o -que ¨²ltimamente est¨¢ que se sale- recalc¨® toda la inteligencia de la partitura pero tambi¨¦n la cordialidad que atesora, sobre todo en su tercer acto. Tambi¨¦n los cantantes colaboraron al formidable resultado. La jovenc¨ªsima Lishir Invar en una Anne vital y nada tonta, James Schaffner bordando la escena de la prueba que ha de salvar a Tom, Hao Jiang Tan en un Trulove distanciado y c¨ªnico, Maria Gortsevskaja en una Baba nada convencional, Eduardo Santamar¨ªa en un Sellem menos implacable que de ordinario y que se movi¨® en el manicomio como un grand¨ªsimo actor. Lo de Chester Pattom es punto y aparte, pues se trat¨® del mejor de los Nick Shadow imaginables, moviendo por la escena su alt¨ªsima estatura con la soltura de un acr¨®bata.
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