Yo no estaba all¨ª

Un caluroso 31 de julio de 1941, en el boulevard Jourdan, de Par¨ªs, el profesor de entrenadores Gabriel Hanot contaba a sus alumnos c¨®mo los japoneses hab¨ªan jugado con un bal¨®n redondo en el a?o 1000. El susodicho bal¨®n ten¨ªa un di¨¢metro de entre 21 y 26 cent¨ªmetros y el terreno de juego estaba delimitado por cuatro ¨¢rboles frutales, uno en cada esquina. Me habr¨ªa apetecido jugar ese partido y morder una manzana antes de tirar un c¨®rner, pero por aquel entonces yo no estaba all¨ª.

Tambi¨¦n dec¨ªa Hanot, entre otras curiosidades balomp¨¦dicas, que los griegos de la antig¨¹edad jugaban a la spheromachia con un bal¨®n hinchado con aire que, al elevarse, se impregnaba de energ¨ªa solar. Me encantar¨ªa alcanzar de un pelotazo el sol, pero tampoco yo estaba all¨ª.

Por la ventana abierta, el cielo gris¨¢ceo de Par¨ªs invad¨ªa el aula y el bochorno gravitaba sobre los cogotes mientras Gabriel Hanot se remontaba al primer partido jugado 11 contra 11, entre Inglaterra y Escocia, en 1872. Los ingleses jugaron con ocho delanteros, un medio, un defensa y, por supuesto, un portero. Los escoceses, m¨¢s r¨¢canos y t¨¢cticos, valga la redundancia, jugaron con seis delanteros, dos medios, dos defensas y un portero. No conocemos el resultado del match, pero s¨ª su duraci¨®n: 97 litros de whisky con cerveza. De haber estado all¨ª y haber sobrevivido a la resaca para contarlo, esa habr¨ªa sido, sin duda, la mejor cr¨®nica del periodista Mart¨ªn Girard. Pero no estuve all¨ª. Ni tampoco, a?os m¨¢s tarde, en el boulevard Jourdan, de Par¨ªs.

He recabado estas an¨¦cdotas y datos del viejo cuaderno de tapas de hule donde un defensa central del Stade Fran?ais llamado Helenio Herrera, con plumilla y esmerada letra, tomaba sus apuntes de aspirante a entrenador durante el curso que impart¨ªa Gabriel Hanot. Tengo el cuaderno ante m¨ª y me parece oportuno reproducir la opini¨®n que el prestigioso cr¨ªtico deportivo ten¨ªa, en aquella ¨¦poca, del f¨²tbol espa?ol.

"En Espa?a", diagnostica Hanot, "el f¨²tbol ha destronado a la tauromaquia, la t¨¦cnica individual es incomparable as¨ª como la velocidad de juego", y concluye taxativo, "cuando los espa?oles se plieguen a la t¨¢ctica, ser¨¢n imbatibles". Esperemos que, 66 a?os despu¨¦s, este Mundial haga bueno el augurio. Aunque, en nuestro fuero interno, a?oremos los tiempos en que un pu?ado de japoneses correteaban alegres entre ¨¢rboles frutales y unos griegos ociosos lanzaban balones al sol.

Gonzalo Su¨¢rez, escritor y cineasta, recupera el seud¨®nimo de Mart¨ªn Girard con el que firm¨® como periodista deportivo en los a?os sesenta y con el que acaba de publicar La suela de mis zapatos.