"Me fui de la RDA por las presiones del partido comunista"
J¨¹rgen Sparwasser, de 58 a?os, ya ha entrado en la historia de Alemania. Su camiseta es uno de los iconos de la Casa de la Historia, en Bonn, el museo de los ¨²ltimos 50 a?os de Alemania. Se trata del uniforme que llev¨® el delantero de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) el 22 de junio de 1974, en Hamburgo, cuando marc¨® a Sepp Meier el gol (0-1) que supuso la derrota de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA). Algunos lo interpretaron incluso como el triunfo de la Alemania comunista sobre la capitalista.
Pregunta. ?Fue aquel gol una maldici¨®n o una bendici¨®n para usted?
Respuesta. El que tenga que ver con el f¨²tbol sabe que aquel partido fue muy importante para las dos Alemanias. Era la primera vez que ambos equipos se enfrentaban en un Mundial. El gol fue el resultado de una muy buena jugada de tres pases. Haber marcado aquel tanto influy¨® en mi carrera profesional posterior.
"En 1986 gente del partido comunista quiso hacerme entrenador del Magdeburgo. Dije que no, y destruyeron mi carrera como docente en las escuelas deportivas"
"Todos los compa?eros de la selecci¨®n nos hicimos del partido comunista en 1972, porque no quer¨ªamos quedarnos sin asistir a los Juegos de M¨²nich"
P. He o¨ªdo que usted tuvo problemas, que hubo envidias y reacciones negativas contra usted en la RDA.
R. Una parte de los habitantes de la RDA no estaba de acuerdo con el sistema pol¨ªtico del pa¨ªs, con el socialismo. Esas personas reaccionaron negativamente. Todos esperaban y cre¨ªan que perder¨ªamos el partido, que nos meter¨ªan cinco o seis goles. Por eso surgieron envidias y antipat¨ªas. No s¨®lo contra m¨ª, sino tambi¨¦n contra mis compa?eros de equipo. ?sa es la parte negativa, que uno conoce al final.
P. ?Qu¨¦ prima recibieron ustedes por la victoria?
R. Por el partido, nada. Recibimos 2.500 marcos por pasar a la segunda ronda.
P. ?Orientales? Cotizaban a cinco por uno occidental en el mercado negro.
R. No; occidentales.
P. Bueno, eso estuvo mejor. ?Es cierto que aquella noche sali¨® usted por la Reeperbahn, la calle de los prost¨ªbulos de Hamburgo?
R. Por la noche cenamos en el hotel, que no estaba lejos de Sankt Pauli, el barrio de los burdeles. Entrada la noche, pregunt¨¦ a mis compa?eros: "?Qu¨¦ hacemos ahora? ?Nos vamos a la Reeperbahn?" Ellos estuvieron de acuerdo. Yo pregunt¨¦ a la polic¨ªa federal, que era responsable de nuestra seguridad en el hotel, y a un ch¨®fer. ?ste nos dijo que no hab¨ªa ning¨²n problema. Pero luego me sugiri¨® que era mejor que yo me quedara en casa porque, si me pillaban en la Reeperbahn, se iba a quedar sin trabajo. No se sabe qu¨¦ habr¨ªa sucedido si yo hubiera aparecido por la Reeperbahn. Me tuve que quedar en casa bebiendo cerveza.
P. Y los otros s¨ª que fueron.
R. S¨ª, claro.
P. ?Y no hubo problemas con los delegados de la selecci¨®n?
R. ?ramos muy abiertos. Nuestros seguidores pod¨ªan entrar en nuestros hoteles y en nuestros entrenamientos a cualquier hora. No hab¨ªa nadie que nos vigilara.
P. As¨ª que la Stasi, la polic¨ªa pol¨ªtica de la RDA, no era tan mala.
R. La Stasi no estaba all¨ª. ?Por el amor de Dios! Estuvimos 15 a?os viajando por el mundo. Yo jugu¨¦ 40 partidos europeos. Afirmar que ven¨ªan agentes de seguridad con nosotros es una estupidez. Los delegados se ocupaban del equipo. No hab¨ªa nadie de la Stasi para vigilarnos. Son rumores est¨²pidos.
P. ?Recibi¨® usted ofertas para jugar en equipos occidentales durante los viajes por el extranjero?
R. A los 16 a?os jugamos en la RFA y ganamos el Campeonato de Europa de juveniles. Entonces s¨ª intentaron ficharme algunos equipos occidentales. Pero con esa edad no se me pasaba por la cabeza.
P. ?Y tras el gol?
R. Despu¨¦s de la victoria en la Recopa, con el Magdeburgo en mayo de 1974, preguntaron por m¨ª tres equipos. No me interesaba porque no quer¨ªa dejar a mi esposa y a mi hijo. Eso no se hace ni por todo el dinero.
P. ?Es consciente de que gracias a su gol el equipo de la RFA gan¨® el Mundial de 1974?
R. S¨ª. Vi la final en mi casa de Magdeburgo, completamente solo. Cinco minutos despu¨¦s del partido lleg¨® un mensajero con un telegrama dirigido a J¨¹rgen Sparwasser, Magdeburgo, sin calle ni m¨¢s indicaciones. Era un telegrama occidental. Y dec¨ªa: "Spari -mi mote-, te damos las gracias. Toda Alemania te da las gracias". Fue lo mejor que pod¨ªa haberles pasado a los jugadores de la RFA. Todos lo dicen. Hace poco estuve con Beckenbauer en M¨²nich y se habl¨® del tema. Tambi¨¦n lo dicen Netzer y M¨¹ller. Todos lo dicen. Si hubieran ganado aquel partido...
P. Habr¨ªan entrado en otro grupo m¨¢s dif¨ªcil.
R. S¨ª; adem¨¢s, eso. No habr¨ªan ganado a Brasil o a Holanda en los primeros partidos, ya que el equipo mejor¨® de encuentro en encuentro, hasta ser capaz de ganar la final.
P. ?Y lo que dice Vogts de que perdieron a prop¨®sito?
R. Eso es una tonter¨ªa enorme. Lo he le¨ªdo en el Bild am Sonntag. Yo estaba all¨ª cuando lo dijo y el peri¨®dico no ha reproducido mi reacci¨®n tal y como fue. Le aseguro que aquel partido no lo quer¨ªa perder ninguno de los dos equipos.
P. Usted huy¨® de la RDA con su mujer en 1988. ?Por qu¨¦?
R. Nunca plane¨¦ hacerme entrenador cuando terminara mi carrera. Despu¨¦s de mi operaci¨®n de cadera, tuve que abandonar el deporte profesional y pensaba dedicarme a la docencia en escuelas deportivas. En 1986 vino gente del Partido Comunista a decirme que deb¨ªa hacerme entrenador del Magdeburgo. Lo rechac¨¦ en tres ocasiones. Les dije que no era lo que quer¨ªa hacer. Mi meta era otra. Pero intentaron presionarme y evitaron que pudiera escribir mi tesis doctoral. As¨ª que entonces destruyeron mi carrera profesional. Yo ten¨ªa 40 a?os y me quedaban 25 de trabajo para recibir la jubilaci¨®n. Me qued¨¦ sin posibilidades de completar mis planes profesionales. As¨ª que decid¨ª irme a la RFA con mi mujer, que ya estaba al otro lado de la frontera.
P. ?Se arrepinti¨®?
R. No, nunca. Somos dos personas completas, de mentalidad abierta. ?Por qu¨¦ no ¨ªbamos a intentar salir adelante en otro lugar? No fue f¨¢cil porque tuvimos que empezar desde el principio. Pero lo logramos. Si hubi¨¦ramos sabido que a?o y medio despu¨¦s se abrir¨ªa la frontera
[en 1989 cay¨® el Muro], quiz¨¢ habr¨ªamos actuado de otra manera. Pero no nos hemos arrepentido.
P. Usted no era miembro del Partido Comunista.
R. S¨ª, s¨ª. Por una raz¨®n determinada. En 1972, la selecci¨®n de voleibol ingres¨® en pleno en el partido. Cuando est¨¢bamos en el campo de entrenamiento, les dije a mis compa?eros que nos llegar¨ªa el mismo requerimiento y pensamos qu¨¦ hacer. Decidimos entrar en el partido porque no quer¨ªamos quedarnos sin asistir a los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich 72. Por muy buenos que fu¨¦ramos, si no hubi¨¦ramos entrado, nos habr¨ªamos quedado sin Juegos. De modo que entramos. Nos convertimos en cad¨¢veres del archivo del partido para no quedarnos sin asistir a M¨²nich.
P. En el deporte de la RDA hubo graves casos de dopaje. ?Conoce algo del tema?
R. En los deportes individuales, como el atletismo o los de invierno, el dopaje puede haber sido habitual. Pero no s¨®lo en la RDA, sino en cualquier pa¨ªs. Si se habla de dopaje, hay que ver la viga en el ojo propio. Se sabe de muchos que manipularon. Pero el dopaje s¨®lo sirve para competiciones como el atletismo, cuando el deportista se prepara para un evento en particular. Para un futbolista, que juega cada semana y tiene que asistir a muchos torneos en los que se practican controles puede ser contraproducente. No sirve para nada. En f¨²tbol, baloncesto..., en los deportes de equipo, el dopaje no tiene mucho sentido. Claro que no se puede descartar que algunos lo utilicen. Es posible, pero no los conozco. Hay casos famosos en la RDA, pero cada naci¨®n deber¨¢ investigar si en sus filas no se han dado casos similares.
P. Ha o¨ªdo lo que Netzer dice sobre Ballack, eso de que no tiene personalidad de l¨ªder porque creci¨® en la RDA. ?Qu¨¦ opina?
R. No. Aprecio mucho a Netzer, que es amigo m¨ªo. Pero esa declaraci¨®n, que ha dado tanto que hablar, no es aceptable. Si se observa a los jugadores de los ¨²ltimos a?os, los orientales son los m¨¢s t¨¦cnicos. Le puedo dar muchos nombres: Ballack, Schneider, Borowski... Son los que tienen la mejor formaci¨®n t¨¦cnica. Ballack ten¨ªa nueve a?os cuando se abri¨® la frontera y ha jugado en M¨²nich y Leverkusen. Su personalidad se ha desarrollado en muchos lugares. Su personalidad no es la de un l¨ªder. En eso le doy la raz¨®n a Netzer, pero ello no tiene nada que ver con la RDA. Hay jugadores que juegan muy bien en sus equipos, pero no son capaces de dar el tono en la selecci¨®n. Hay que decirlo as¨ª. Netzer jug¨® en 1974. Entonces hab¨ªa muchos jugadores con personalidad de l¨ªder. Hoy tenemos a Kahn, a Lehmann, a Klose, que ha crecido mucho en los ¨²ltimos a?os, y a Ballack. Son los cuatro que pueden ser l¨ªderes. Pero se necesita mucho m¨¢s para ser campeones. Ballack no es capaz de llevar el barco a puerto ¨¦l s¨®lo. No tiene el car¨¢cter.
P. ?Cu¨¢l es su pron¨®stico para la selecci¨®n alemana?
R. He visto los partidos y debo decir con claridad que Costa Rica ha sido el equipo m¨¢s flojo del torneo hasta hoy. Sobre todo, despu¨¦s de ver lo bien que juegan Costa de Marfil, Trinidad y Tobago o Angola. El de 2002 fue un Mundial de jugadores individuales, en el que cada uno quer¨ªa brillar por s¨ª mismo. Italia fue eliminada por eso, y Francia. Este Mundial ser¨¢ un Mundial de equipos y los africanos s¨®lo necesitan mejorar en la fase decisiva del gol. Como futbolistas, su juego alegra el coraz¨®n. ?Qu¨¦ bien juegan!
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