Los vecinos de Mont-roig rinden homenaje a Mir¨®
El esp¨ªritu de Joan Mir¨® (Barcelona, 1893-Palma, 1983) recorri¨® ayer de nuevo las calles de Mont-roig del Camp (Baix Camp), que fue lugar de veraneo y fuente de inspiraci¨®n para el artista. Docenas de vecinos recrearon al aire libre 35 cuadros de Mir¨® usando serr¨ªn coloreado, del mismo modo que suele hacerse en las m¨¢s religiosas im¨¢genes del Corpus. La localidad rend¨ªa as¨ª el pen¨²ltimo homenaje a su hijo adoptivo, en el segundo a?o que organiza su fin de semana mironiano.
Mir¨® sol¨ªa llegar al pueblo antes de Sant Joan. Quer¨ªa pasar su santo en Mont-roig, donde pint¨®, entre otros, La Masia (1921) o Paisatge de Mont-roig (1914). Son cuadros de su primera ¨¦poca, que ayer los vecinos ni se plantearon recrear, puesto que con las virutas es imposible reflejar los detalles de aquellos cuadros primerizos. En cambio, lo que hicieron fue dibujar los de sus ¨²ltimas etapas, m¨¢s abstractos y coloristas, seguramente recordados por un mayor p¨²blico.
Mont-roig rindi¨® en vida un homenaje a Joan Mir¨® en 1979 cuando, terminada la dictadura, los vecinos lograron que una antigua plaza de nombre franquista pasase a tener el nombre del pintor y le declararon hijo adoptivo. "En Par¨ªs viv¨ª un a?o de desorientaci¨®n absoluta. No supe hacer ni una l¨ªnea. En Mont-roig, al verano siguiente, me volvi¨® la pintura", dijo Mir¨® en alguna ocasi¨®n sobre esta localidad agr¨ªcola. Puede que la particular luz y color de este territorio sea excepcional, o tal vez lo sea su naturaleza, y genere genios como Mir¨® o Antoni Gaud¨ª, cuyo padre ten¨ªa un taller en Riudoms, a 10 kil¨®metros.
Mir¨® lleg¨® a Mont-roig en 1911 para recuperarse de una larga enfermedad a sus 18 a?os, en una mas¨ªa que su padre hab¨ªa adquirido el a?o anterior. El Mas Mir¨®, en las afueras del pueblo, a¨²n es propiedad de los herederos y conserva el taller en el mismo estado que lo dej¨® el artista en su ¨²ltima visita. Por este enrome v¨ªnculo entre el pueblo y el pintor ha surgido el Centre Mir¨®, un centro de interpretaci¨®n situado en la antigua iglesia con una veintena de reproducciones de los cuadros que Mir¨® pint¨® en sus sucesivas estancias en el pueblo. El a?o pasado apenas lo visitaron 5.000 personas, aunque en lo que llevamos de a?o ya se ha duplicado la cifra, explica Pilar Just, miembro de la junta del centro. El consistorio ha elaborado una ruta para que el visitante pueda ver lo mismo que Mir¨® plasm¨® en sus cuadros. La casa de la palmera (1918) a¨²n se tiene en pie. Aunque la palmera ha muerto.
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