Raimon y el veto del PP
Raimon ha regresado al bulevar de los Capuchinos de Par¨ªs cuarenta a?os despu¨¦s de que su aullido hiciera crujir la caja tor¨¢cica del Olympia por primera vez. Entonces Ausi¨¤s March era un poeta mediocre, como promulgaban los escasos libros de texto que consignaban su existencia, y Jordi de Sant Jordi, Joan Ro¨ªs de Corella o Joan Timoneda simplemente no exist¨ªan porque todav¨ªa no hab¨ªan sido modulados por su voz ni su guitarra. Raimon, igual que ahora, no contaba con ninguna ayuda para cantar en el templo musical de Francia, donde oficiaban con asiduidad Jacques Brel, L¨¦o Ferr¨¦, Juliette Gr¨¦co, Georges Brassens o ?dith Piaf. Lleg¨® por su talento y por la casualidad de que el propietario del local, Bruno Coquatrix, hubiese visto en televisi¨®n unas im¨¢genes de sus actuaciones en La Sorbona o en la pista de m¨ªtines La Mutualit¨¦ y le ofreciese un contrato. Cuando Raimon cant¨® en el Olympia aquel 7 de junio de 1966 sobre el escenario todav¨ªa estaba suspendida la nube de humo de marihuana que hab¨ªa dejado Bob Dylan y en el patio de butacas flotaba la impostura de un p¨²blico que presum¨ªa al un¨ªsono de hablar ingl¨¦s y sin embargo no re¨ªa los chistes del mito de Minnesota. La mayor parte de los que acudieron a escuchar al cantante de X¨¤tiva no hab¨ªa o¨ªdo nunca cantar en valenciano, pero ese no fue un obst¨¢culo para que la prensa francesa valorara m¨¢s a Raimon que a Dylan. Raimon es desde entonces un cl¨¢sico que ha cantado en valenciano en Alemania, Suiza, Holanda, M¨¦xico, Rusia, Jap¨®n, los Estados Unidos o Inglaterra, y que adem¨¢s ha difundido por el mundo a los desconocidos poetas de nuestro siglo de oro, como acaba de hacer en el Olympia con los versos del Espill de Jaume Roig sobre el restaurante de Par¨ªs que serv¨ªa sabrosa carne humana. Sin embargo, esos no son m¨¦ritos suficientes para que pueda cantar en los espacios p¨²blicos de Valencia, la ciudad en la que debut¨® en 1961 y de la que ha sido proscrito. Porque en el odio a Raimon es donde mejor se sustancia el eslab¨®n perdido entre el PP y la dictadura. Es la prueba del algod¨®n para que Franco emerja de debajo del maquillaje liberal. Hoy se da la paradoja de que al PP se le llena la boca con el nombre del edificio de invitados de la Copa del Am¨¦rica (Veles e Vents), que es el t¨ªtulo de la canci¨®n con la que rescat¨® al poeta de Beniarj¨® del limbo, y sin embargo le cierra las puertas de la ciudad.
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