Un tema de otro tiempo
Crispaci¨®n
Lo peor de los que se pasan a los otros abominando de los suyos, por utilizar una distinci¨®n m¨¢s vieja que la tos, es que la operaci¨®n s¨®lo es eficaz si incita a la bronca permanente. Dejo para los especialistas en la psicolog¨ªa de la conducta humana la brillante trayectoria de Jim¨¦nez Losantos, que en cosa de pocos a?os ha pasado de la delicadeza del matiz literario en la prosa del barroco a los turbios manejos del tribuno populista, tanto m¨¢s eficaz para los suyos de ahora cuanto menos figure en el poder directamente pol¨ªtico, para hacerse pasar por culto periodista independiente sin rendir cuentas a sus eventuales votantes. Agresiones verbales, exageraciones de detalle que distorsionan hasta la ignominia la significaci¨®n global de los hechos, parafernalia del totalitarismo de buscabullas profesional. No creo que Rajoy sea el general destinado a reorientar la situaci¨®n mediante un zarzuelero golpe de tim¨®n. ?Aznar, quiz¨¢s, y su c¨ªrculo ¨ªntimo, atravesando el Estrecho en el jet privado de Pedro Jihad Ram¨ªrez desde su piscina de Mallorca? Mucho viaje parece.
Pero, ?por qu¨¦?
A fin de cuentas, los socialistas no han tomado el Palacio de Invierno, s¨®lo ocupan La Moncloa, y de manera provisional. ?A qu¨¦ viene tanta inquina? Pretextos de aluvi¨®n al margen (que si bodas gay, que si di¨¢logo con ETA, que si estatutos particulares que destrozan a Espa?a como un gato que se ensa?a con la piel de toro, que si esto es el para¨ªso de los pobres inmigrantes...), esa urgencia en la descalificaci¨®n y esas vergonzosas subidas de tono tienen que obedecer a prop¨®sitos mayores. La pregunta es si a la derecha, que si no es la de siempre se comporta como si lo fuera, le interesa que aqu¨ª se asiente la tranquilidad de una vez y, a ser posible, durante mucho tiempo. ?Qu¨¦ perder¨ªa con ello? Su pertinencia, sus expectativas, su lugar en este mundo. Una derecha renuente a la idea de paz social no es una derecha civilizada. En ese contexto, la contumacia acu¨¢tica de Francisco Camps es poco m¨¢s que la aceituna del martini.
Y lo que sigue
Esta Comunidad es una de las regiones punteras en Europa, dotada por los sucesivos gobiernos del PP de una pujanza, una imaginaci¨®n pol¨ªtica (a la que no es ajena la determinaci¨®n m¨¢s firme), un saber hacer y una tan apasionada como resuelta participaci¨®n en proyectos de mucho futuro que la han convertido en la envidia de un entorno sin fronteras que va desde Miami a Hawai, pasando por Nueva York y Shanghai, Bombay. L¨¢stima que esa excelencia (tan art¨ªstica, por otra parte) no se haya ocupado de hacer las paces con los mucho m¨¢s pr¨®ximos, y m¨¢s relevantes en lo que importa, vecinos de Arag¨®n o Catalunya. La distancia no es el olvido, sino la artima?a para no solucionar los problemas reales en nombre de una ilusoria (y, por lo com¨²n, bien remunerada) resonancia internacional. El problema es el Ebro, que no sabe lo que hace y vierte sus aguas al mar. El Turia, pobre, anta?o tan caudaloso, ni sabe ni contesta.
M¨¢ximo respeto
Debe tratarse de una broma macabra. Que las autoridades norteamericanas aseguren que los cad¨¢veres de los tres prisioneros suicidas de la base de Guant¨¢namo ser¨¢n tratados con el m¨¢ximo respeto, es algo que pone los pelos de punta. Si hubieran respetado en algo sus cuerpos en vida, es probable que los presos no habr¨ªan adoptado esa decisi¨®n tr¨¢gica, llevados por la desesperaci¨®n. Pero lo peor es que detr¨¢s de esa afirmaci¨®n lo que late no es el respeto ni la compasi¨®n, sino el miedo. Miedo a que si los responsables de la prisi¨®n tratan a los muertos como los trataron en vida, el cabreo isl¨¢mico suba todav¨ªa m¨¢s de tono. Y en cuanto a que esos suicidios son "un acto de guerra", y que las v¨ªctimas fueron "inteligentes y creativas", supone un disparatado intento de a?adir la vileza a la crueldad
La buena distancia
Seguro que un microsoci¨®logo como Erwin Goffman tiene bien estudiada la distancia precisa en la que una mirada intimidatoria obtiene su m¨¢xima efectividad. Pero quiz¨¢s no era aficionado al tenis, ese educado entretenimiento que se ha convertido en un circo de primates inteligentes gracias al concurso televisivo. 24 metros separan a los tenistas en el momento del saque, y el espectador televisivo, privilegiado en su ¨¢ngulo de visi¨®n, todav¨ªa no sabe a qu¨¦ se debe la mirada de odio de Rafa Nadal cuando saca ni su airado desd¨¦n hacia el contrario cuando obtiene un punto valioso. Es una mirada ciertamente inquietante, que trata de fulminar m¨¢s que de intimidar. Acaso Nadal sea m¨¢s mirado en su vida de a diario, pero no hay duda de que en la pista convierte al adversario en enemigo. Sin elegancia alguna.Si Esperanza Aguirre est¨¢ encantada con Francesc de Carreras, y si este es un mandam¨¢s de Ciudadanos por Catalu?a, ?cu¨¢nto les queda a Zipi Espada y Zape Boadella para convertirse en Don Pantuflas?
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