La m¨¢s grande
Tom¨¢s Gorr¨ªa, de la revista vecinal Xarxa, me dispar¨® a trav¨¦s del e-mail la pregunta de "si cre¨ªa que el mensaje cristiano era coherente con manifestaciones como la de la pr¨®xima visita del Papa en la Ciudad de las Artes y las Ciencias". Contest¨¦ que hay muchos mensajes cristianos en la historia, incluso enfrentados de forma sangrienta: cat¨®lico, de estirpe luterana, ortodoxo...y los cientos de herej¨ªas declaradas por Roma. De manera que no es f¨¢cil saber cu¨¢l es ese mensaje. Sin embargo, continu¨¦, si aplicamos aquello de que "el medio es el mensaje" el derroche de la visita es perfectamente coherente con la iglesia romana: una instituci¨®n poderosa, y un estado transnacional, que siempre ha buscado el cobijo de los poderosos y que ha luchado por conseguir o perpetuar sus privilegios. Lo cual es bien visible en Espa?a: hasta hace poco entraba en las iglesias bajo palio la eucarist¨ªa y Franco, uno de los dictadores m¨¢s sanguinarios del siglo XX. Y todav¨ªa no han pedido perd¨®n. El caso es que las preguntas de Xarxa se deb¨ªan contestar en doscientas palabras y uno se quedaba con ganas de m¨¢s.
Quiz¨¢ quepa recordar la definici¨®n que G. Debord dio en su famoso libro La sociedad del espect¨¢culo: "El espect¨¢culo no es un conjunto de im¨¢genes, sino una relaci¨®n social entre personas, mediatizada por im¨¢genes". Es de sobra conocido que la iglesia de Roma sabe del asunto. Para eso declar¨® her¨¦ticos a los iconoclastas. Dos mil a?os de pr¨¢ctica intensiva se muestran en iglesias, retablos, altares, esculturas, pompas y ceremonias. Pero en la ¨¦poca de las representaciones t¨¦cnicas, de la fotograf¨ªa, el cine y la televisi¨®n, la cosa se puso cruda. En tal barah¨²nda de im¨¢genes hab¨ªa que sacar la cabeza. Lo avis¨® un pensador alem¨¢n en 1932: "La t¨¦cnica... es la destructora de toda fe en general y, por tanto, el poder anticristiano m¨¢s resuelto que ha surgido hasta ahora... en medio de las filas de espectadores de una pel¨ªcula o de una carrera automovil¨ªstica cabe observar ya hoy una piedad m¨¢s honda que... debajo de los p¨²lpitos o delante de los altares". Claro que desde entonces la iglesia ha tenido tiempo de ponerse a tono; es decir, de readecuar su relaci¨®n social seg¨²n la l¨®gica de "La m¨¢s grande", del mega espect¨¢culo.
Pero, adem¨¢s, esa pasi¨®n por lo grande se mezcla aqu¨ª con lo peque?o, algo as¨ª como una estrategia de "la puntita nada m¨¢s", a ver si cuela su desenfadada propaganda. Porque metidos en la sociedad de masas, y dada su vocaci¨®n de agitaci¨®n pol¨ªtica -de lo cual en este pa¨ªs ya van innumerables ejemplos recientes- lo que se llamaba "mensaje evang¨¦lico" se ha trocado en propaganda pura y dura. Para muestra el p¨¢rrafo del Vicario de la Delegaci¨®n de la Prelatura del Opus Dei de Valencia, aparecido en un peri¨®dico local el pasado s¨¢bado: "Nuestra matriz cristiana est¨¢ en la cabeza de los que no lo saben. Por ejemplo, me atrevo a afirmar que los Derechos Humanos, universalmente reconocidos, tienen sustancialmente ese origen, aunque evidentemente son anteriores al cristianismo y ¨¦ste los haya asumido, elevado, y difundido, lo que no obsta para que algunos cristianos los violen. Toda la cultura occidental est¨¢ empapada de la fe en Cristo". Como es notorio, Homero, Parm¨¦nides, Her¨¢clito, S¨®crates, Plat¨®n, Arist¨®teles, etc, -que algo tienen que ver con la famosa cultura occidental- estaban superempapados de la fe en Cristo. Una l¨¢stima que no lo supieran. ?Quiere el Vicario que nos acerquemos algo m¨¢s a nuestros d¨ªas y nos refiramos a Hume o Diderot...? ?A¨²n un poquito? Marx, Nietszche, Freud, B. Russell, Wittgenstein, Camus... ?Miraremos a la literatura o a las artes, quiz¨¢ a las ciencias y algunos enojosos contenciosos? En cuanto a los Derechos Humanos es curioso que el vicario -dispuesto a remontarse "evidentemente" a antes del cristianismo- no se acuerde de la Declaraci¨®n de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1879, de la muy querida y apoyada por su iglesia Revoluci¨®n Francesa. Dato hist¨®rico irrelevante, como lo fueron los brutales procesos de evangelizaci¨®n con la cruz en una mano y la espada en la de otros. Un prodigio de ?c¨®mo era?, ?ah s¨ª! "asunci¨®n, elevaci¨®n y difusi¨®n" de esos derechos que algunos cristianos violan.
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