Experimentar la naturaleza
Suele apuntarse que los trabajos fotogr¨¢ficos de Olafur Eliasson (Copenhague, 1967) son en cierta medida apuntes o esbozos para el desarrollo posterior de sus instalaciones, y, probablemente, el hecho de que no muestre simult¨¢neamente ambos tipos de propuestas redunde en dicha apreciaci¨®n. Pero sus series fotogr¨¢ficas, generosamente representadas en esta exposici¨®n, muestran una autonom¨ªa y un inter¨¦s absolutamente destacable dentro de su producci¨®n art¨ªstica, configurando en la actualidad uno de los tratamientos m¨¢s complejos de la representaci¨®n de la naturaleza a trav¨¦s de la imagen.
Eliasson viaja regularmente
OLAFUR ELIASSON
'Caminos de naturaleza'
Fundaci¨®n Telef¨®nica
Gran V¨ªa, 28. Madrid
Hasta el 27 de agosto
a Islandia, pa¨ªs con el que mantiene una estrecha relaci¨®n, y recorre su territorio tomando im¨¢genes de elementos caracter¨ªsticos del paisaje y de sus formaciones geol¨®gicas con las que posteriormente elabora sus obras. Ah¨ª residen, de entrada, dos componentes esenciales de su trabajo fotogr¨¢fico. Por un lado, y reelaborando algunos de los presupuestos del land-art, su propuesta parte de una experiencia del territorio, la experiencia f¨ªsica que supone trabajar en la naturaleza, el tiempo del recorrido, el esfuerzo en la localizaci¨®n y la implicaci¨®n del observador en la construcci¨®n de un punto de vista (algo especialmente visible en obras como Serie de caminos o Serie de Alftawatn en primer plano).
Por otro, el protagonismo del paisaje island¨¦s, donde es posible la confrontaci¨®n con una naturaleza en estado puro, no explotada o transformada por el hombre, mediante la cual el artista evoca y deconstruye al mismo tiempo la idea del viaje rom¨¢ntico al encuentro con lo salvaje (especialmente en series como la de los glaciares o la de Jokla).
Ambos elementos se encuentran sustentados en lo que puede definirse como el soporte fundamental de su propuesta: el desarrollo de la imagen serial. Olafur Eliasson, agrupa sus fotograf¨ªas por series centradas en un ¨²nico elemento (glaciares, horizontes, senderos, r¨¢pidos, fallas) y las dispone en forma de mosaico-ret¨ªcula sobre la pared, acentuando as¨ª el inter¨¦s por los detalles, las repeticiones, las variaciones, pero tambi¨¦n por las sutiles conexiones entre las diferentes im¨¢genes.
La naturaleza ya no es perci
bida como una totalidad sobre la que pueda desarrollarse una ¨²nica mirada jerarquizada, el paisaje deja de ser un objeto de contemplaci¨®n generador de emociones y sentimientos para pasar a convertirse en un espacio de experiencia, desde el que es posible generar en el espectador nuevas lecturas y modos de ver el territorio.
La exposici¨®n, que re¨²ne trabajos de una d¨¦cada (de 1994 a 2004), permite ver c¨®mo ha ido desarrollando su propuesta el artista dan¨¦s. En las piezas presentadas de 1994 a 1999, sin duda excesivas dentro del conjunto, se muestra m¨¢s irregular y menos interesante, con series como la de los puentes o los parques que resultan a¨²n demasiado tipol¨®gicas y descriptivas. Pero a partir de esa fecha, el conjunto es extraordinario, con piezas muy destacables como las dedicadas a las fallas, glaciares y horizontes, que se encuentran entre lo mejor de su producci¨®n. Es interesante destacar por ¨²ltimo, esa mirada "icariana" (usando el t¨¦rmino de Buci-Glucksmann), que aplica en la Serie de vistas a¨¦reas del r¨ªo o en la Serie de Jokla, una mirada desde arriba que consigue transformar radicalmente el espacio f¨ªsico, real, en un espacio de experimentaci¨®n e interpretaci¨®n.
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