El derecho en acci¨®n
Nada m¨¢s empezar este libro el autor manifiesta que su construcci¨®n y escritura le han exigido un gran esfuerzo y un tiempo dilatado. A nadie familiarizado con el pensamiento jur¨ªdico contempor¨¢neo puede parecer sorprendente esta confesi¨®n. A lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas la cuesti¨®n de los razonamientos que se emplean en la pr¨¢ctica del derecho ha concitado una atenci¨®n creciente entre los juristas. Y Manuel Atienza ha seguido punto por punto todos los pormenores de esa nueva preocupaci¨®n. Hace ya quince a?os que dio a la luz un primer trabajo sobre teor¨ªas de la argumentaci¨®n jur¨ªdica que constituye referencia obligada en la materia. Ahora nos presenta un libro completo, pleno, en el que toma posici¨®n sobre las tres grandes concepciones de la argumentaci¨®n jur¨ªdica. Esto es lo que le confiere su importancia. Porque casi todos los autores que han contribuido al desarrollo de la reflexi¨®n sobre el razonamiento jur¨ªdico se han situado en alguno de los tres grandes espacios argumentativos del derecho pero nunca pretendieron dar cuenta conjunta de los tres.
EL DERECHO COMO ARGUMENTACI?N
Manuel Atienza
Ariel. Barcelona, 2006
316 p¨¢ginas. 21 euros
Pueden, en efecto, encontrarse excelentes libros de l¨®gica jur¨ªdica como exponentes de la primera concepci¨®n, la concepci¨®n formal del razonamiento jur¨ªdico. Tambi¨¦n aportaciones muy serias sobre teor¨ªa de las razones en el derecho como ejemplos de la segunda concepci¨®n, la concepci¨®n material. Y lo mismo sucede, aunque quiz¨¢s en menor medida, con algunos libros sobre argumentaci¨®n dial¨®gica o ret¨®rica, que pueden servir de modelos de la tercera concepci¨®n, la concepci¨®n pragm¨¢tica de la argumentaci¨®n jur¨ªdica. Pero nunca se hab¨ªa asumido el riesgo de una reflexi¨®n que tratara de abarcar las tres concepciones en una mirada unitaria y coherente. Esto es lo que Manuel Atienza intenta en este libro, disponiendo los tres mundos argumentativos como una suerte de juego de mu?ecas rusas en que cada uno de los distintos modos de razonar se haya incorporado en el siguiente para que la argumentaci¨®n jur¨ªdica mantenga todo su potencial justificatorio sin abandonarse a la irracionalidad. Y as¨ª, no encontrar¨¢n aqu¨ª los lectores esas fr¨ªvolas descalificaciones de la l¨®gica deductiva que tanto gustan a ciertos juristas apresurados, ni el gastado abandono al irracionalismo en la construcci¨®n de las premisas de la argumentaci¨®n tan festejado por unos u otros de los llamados realistas, ni esa manida condescendencia con la ret¨®rica capciosa como se?a de identidad del discurso del foro.
En la concepci¨®n de Manuel
Atienza cada una de las formas de la argumentaci¨®n se introduce como condici¨®n en la siguiente para frenar sus extralimitaciones y para ser completada y realizada por ella. Esa voluntad de unidad que no se hurta sin embargo a ninguno de los problemas te¨®ricos y pr¨¢cticos que se suscitan a lo largo de todo el intenso recorrido es una de las m¨¢s fascinantes aportaciones de este libro.
Tras explorar con ¨¦l muchos de los intrincados problemas y encrucijadas que nos aguardan en los diferentes mundos argumentativos, el lector puede experimentar una sensaci¨®n que, si yo no me equivoco, constituye la intenci¨®n del autor al proponer esta obra: la realidad del derecho, que tantas veces ha sido pensada como un mundo est¨¢tico y compacto, como esa suerte de trama disecada de normas que suele presentarnos la dogm¨¢tica jur¨ªdica, cobra un inesperado y rico dinamismo, y aparece ante el lector como una pr¨¢ctica en continuo movimiento cuya raz¨®n de ser no es otra que su capacidad para enfrentar y resolver problemas incesantemente. El orden jur¨ªdico se muestra as¨ª sobre todo como derecho en acto, como derecho en acci¨®n, como un conjunto de instituciones y normas en constante intercambio con la realidad social mediante los instrumentos complejos de la argumentaci¨®n sobre problemas, como un mecanismo institucional que se define fundamentalmente por sus resortes de reacci¨®n ante la conflictiva naturaleza del mundo social. ?sta es la propuesta que subyace a este libro, una propuesta que se presenta a s¨ª misma incluso como una alternativa plausible a algunas de las cl¨¢sicas visiones del derecho. La unificaci¨®n te¨®rica y pr¨¢ctica de las tres grandes concepciones de la argumentaci¨®n jur¨ªdica desemboca as¨ª en una aut¨¦ntica y original concepci¨®n del derecho en cuanto tal.
La bienvenida a reflexiones
jur¨ªdicas de tal calado no debe, sin embargo, ocultar una preocupaci¨®n que me siento en el deber de transmitir. Nada tiene que ver con el libro mismo sino con el medio ambiente en el que aparece. El desarrollo actual de la teor¨ªa del derecho y tambi¨¦n de la joven dogm¨¢tica jur¨ªdica espa?ola contrasta vergonzosamente con el estado de nuestras instituciones judiciales. Libros cuyos destinatarios naturales tendr¨ªan que ser los integrantes de estas instituciones est¨¢n destinados, sin embargo, a permanecer en el mundo de la pura teor¨ªa como consecuencia de la incuria y la mezquindad que vienen sellando desde hace a?os la situaci¨®n de nuestra judicatura.
Los jueces espa?oles, cada vez m¨¢s heroicamente, pero tambi¨¦n cada vez con m¨¢s prisas y ligereza, parecen predestinados a la sola e ingrata tarea de quitarse papeles de encima. Hasta se piensa en juzgarlos mediante baremos de "rendimiento": cuantas m¨¢s sentencias pongan m¨¢s "rendir¨¢n" y m¨¢s podr¨¢n cobrar. Pero, claro, esto no tiene nada que ver con el libro que comento. Porque este libro presupone siempre la existencia de un aparato institucional de justicia que permite al juez hacer eso que nuestra expresi¨®n popular denota tan sabiamente: pararse a pensar. Al mostrar sin propon¨¦rselo la enorme distancia que hemos de salvar entre lo que se debe pedir a un ¨®rgano de la justicia y la situaci¨®n en que estamos, el libro de Manuel Atienza puede prestar tambi¨¦n indirectamente un valioso servicio ulterior: advertirnos de que nunca tendremos un orden jur¨ªdico que satisfaga las exigencias de una "empresa racional" si quienes lo sirven no pueden siquiera pensar en justificar sus decisiones mediante pr¨¢cticas argumentativas serias.
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